Por: Marcos Ortiz F
Fuente: http://www.interferencia.cl (07.03.22)
En el pequeño mundo de los medios de comunicación chilenos, los nombres de quienes se podría denominar «militantes del partido columnista» se repiten semana tras semana. Y también sus ideas: conservadoras, ligadas a think tanks y escandalizadas con las redes sociales.
Tienen opinión sobre lo humano y lo divino, y los medios lo saben bien. La gran mayoría pertenece a un think tank, es académico universitario o tiene cercanía con algún partido político. Unos llevan más tiempo en esto que otros, aunque la renovación de las caras no es su fuerte.
Son los militantes del Partido Columnista, hombres y mujeres a quienes nuestra prensa acude para llenar columnas y entrevistas y, cuando no los llaman, se apuran en enviar una carta al director. En otras palabras, son lo que Stuart Hall llama “definidores primarios”, fuentes privilegiadas a la hora de contextualizar el acontecer nacional e internacional, dotadas de insólitos grados de legitimidad por parte de un puñado de editores y que perpetúan sus privilegios con cada texto que firman.
Defenderás a Carabineros de Chile sin importar uno que otro desfalco o violación a los derechos humanos. Harás lo mismo con la Iglesia Católica y obviarás esos detalles de mal gusto que se pusieron tan de moda en el último tiempo.
¿Cómo reconocerlos? Estos son sus siete mandamientos.
1. Serás profundamente conservador
Te molestarás con todo lo nuevo, lo que huela a siglo XXI. Tendrás una particular aversión hacia los ciclistas urbanos, el lenguaje inclusivo, la horrenda migración, la perspectiva de género y la participación de pueblos originarios en el debate público. Añorarás con ansias esos tiempos en que todo era más sensato, en los que la chaqueta y corbata eran ley y la diversidad sexual se llevaba con discreción.
Defenderás a Carabineros de Chile sin importar uno que otro desfalco o violación a los derechos humanos. Harás lo mismo con la Iglesia Católica y obviarás esos detalles de mal gusto que se pusieron tan de moda en el último tiempo. Recordarás con cartas al director a esos animadores de televisión que no levantaban la voz para conducir un programa y criticarás todo lo que tenga que ver con redes sociales, verdadero germen de los males que nos aquejan como sociedad.
Serás el más fiero guardián del orden: político, económico y social. Criticarás las marchas –menos las de las “tradiciones criollas”, claro–; defenderás el plan Estadio Seguro, Aula Segura y todas sus variantes; verás comunistas en todas partes y, si las cosas se ponen más complicadas, culparás de todo al castro-chavismo.
2. Criticarás el estallido social
Aquí hay pocos matices. El estallido de 2019, para ti, tuvo más de violencia que de demandas justas y urgentes. Donde el resto del mundo vio la Primavera de Chile, tú viste únicamente caos y destrucción.
El militante del Partido Columnista intentará ser publicado en la mayor cantidad de medios posibles, ojalá varias veces a la semana.
Escribirás decenas de columnas y cartas al respecto y, ya con más tiempo, te sentarás a escribir un libro completo. Puede ser El otro golpe, de Luis Larraín; La democracia necesita defensores, de Sergio Muñoz Riveros; Pensar el malestar, de Carlos Peña; o Siete Kabezas, de Iván Poduje. Con el paso de los años te pondrás repetitivo e incluirás la palabra “violencia” en cada texto que describa lo que ocurre en Chile. Para apoyar tus ideas, no dudarás en citar en tus textos a otros militantes del Partido Columnista.
3. Serás prolífico
El militante del Partido Columnista intentará ser publicado en la mayor cantidad de medios posibles, ojalá varias veces a la semana. Seguirás el ejemplo de Sergio Muñoz Riveros, quien en pocos días fue entrevistado por Las Últimas Noticias, publicó un ensayo en El Líbero, una columna en La Tercera, otra en Ex-Ante y envió dos cartas al director de El Mercurio.
Porque, claro, si no tienes una tribuna asegurada en un diario de circulación nacional entonces mandarás cartas al director. El director ejecutivo del IES Claudio Alvarado –cuyo centro de pensamiento es otro núcleo de encuentro de militantes columnistas– es columnista estable de La Segunda. Aun así, no tardó en enviar sendas cartas el domingo pasado a El Mercurio y La Tercera, opinando sobre temas distintos, pero asegurándose de que sería leído por los suscriptores de ambos periódicos.
El rector de la UDP Carlos Peña es otro prolífico ejemplo con sus columnas mercuriales, las que aparecen sagradamente los miércoles en los diarios regionales, los viernes en el suplemento Crónica Constitucional y domingos en el cuerpo de Reportajes. En lo que va corrido de 2022 –76 días– Peña ya ha aparecido (solo en El Mercurio de Santiago y regiones) 40 veces entre columnas, cartas y entrevistas.
Finalmente, el consejo de uno que sabe: no pongas todos los huevos en la misma canasta. Sigue el ejemplo de Luis Larraín, quien es columnista estable en La Tercera, el Diario Financiero y El Líbero, desde donde defiende a sus anchas un modelo social, político y económico que recuerda con nostalgia.
¿Fuiste abogado de Piñera y ahora lo defiendes en tus columnas? No se lo recuerdes a nadie. ¿Fuiste parte del directorio de una AFP o una isapre? Es solo un detalle.
4. No revelarás tus conflictos de interés
Revelar un conflicto de interés le quitará demasiada validez a tu opinión, por lo que se recomienda evitar ventilar esos detalles que a nadie le importan. Lucía Santa Cruz, por ejemplo, lo hizo muy bien el pasado 11 de marzo, día del cambio de mando, cuando agradeció a Sebastián Piñera por “haber resguardado, contra viento y marea, la institucionalidad”. En su columna en El Mercurio optó por no recordarnos que Piñera contrató a su hijo, Juan José Ossa, como ministro secretario general de la Presidencia.
Otro caso que vale la pena recordar para aclarar este punto es el de Hernán Felipe Errázuriz, quien en los albores de la pandemia nos explicó en El Mercurio que “el tabaco es bueno para el coronavirus”. Los lectores con mejor memoria recordaron la investigación de 2014 de CIPER que reveló que Libertad y Desarrollo –donde Errázuriz es parte del consejo asesor– recibía donaciones de la British American Tobacco Chile.
¿Fuiste abogado de Piñera y ahora lo defiendes en tus columnas? No se lo recuerdes a nadie. ¿Fuiste parte del directorio de una AFP o una isapre? Es solo un detalle. ¿Una reforma tributaria afectará directamente tu patrimonio o el de tus amigos? Para qué mencionarlo.
5. Vestirás de amarillo
No les hagas caso a las redes sociales ni a comentarios malintencionados. Si te tildan de “amarillo”, dale una vuelta y crea tu propio movimiento, lo que te asegurará aun más cobertura en los medios.
Ser adherente de Amarillos por Chile es el trampolín perfecto para militar en el Partido Columnista. Ejemplos de esta doble militancia son Cristián Warnken (columnista en El Mercurio), Iván Poduje (La Tercera) o Andrés Velasco (Ex-Ante). Si prefieres no escribir, pero sí dar tu parecer cada vez que sea oportuno, sigue el ejemplo de Soledad Alvear, Gutenberg Martínez, René Cortázar o Mariana Aylwin. Recuerda tener tu celular cargado para no perder ninguna llamada.
Si bien muchos de los militantes del Partido Columnista también son parte del CEP, el IES o la FPP, pertenecer a Libertad y Desarrollo entrega un status diferente.
6. No criticarás al medio que te da de comer
Este punto es totalmente clave. Si por algún azar del destino sientes que el medio en el que publicas ha cometido un desacierto, guárdate tus comentarios. No caigas en esos vicios propios de Daniel Matamala, quien en más de una ocasión se ha atrevido a criticar a la prensa escrita desde su tribuna dominical en La Tercera.
Tampoco critiques a otros medios afines. Es de pésimo gusto y te puede cerrar puertas. A nadie le interesan tus comentarios sobre medios de comunicación, salvo si son extranjeros (pero tampoco del Grupo de Diarios de América).
7. No dirás que eres de LyD
Si bien muchos de los militantes del Partido Columnista también son parte del CEP, el IES o la FPP, pertenecer a Libertad y Desarrollo entrega un status diferente. Pertenecer a LyD y no tener un cupo asegurado en la prensa tradicional es una contradicción en sí misma. No nos gustan los escaños reservados para pueblos originarios, pero estos escaños reservados son muy distintos. Es por ello que evitarás consignar tu pertenencia al think tank creado por Larroulet, Büchi, Larraín y compañía, al momento de firmar tus textos.
Puedes consignar apenas que eres “abogado” o “economista”. Haz como Hernán Cheyre, que firma con su cargo en la Universidad del Desarrollo, o como Constanza Hube, que ahora opina en calidad de convencional constituyente. No importa. Cada texto que firmes será considerado en la memoria anual de LyD. En 2020 fueron 566 columnas de opinión, 80 portadas de medios y más de 3.800 apariciones en prensa.
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