¿Es inútil la Filosofía?

Por: Germán Uribe
Fuente: http://www.noticierodigital.com (13.01.10)

El periodista Diego Alberto Garzón de la revista Semana de Bogotá me envió un cuestionario para que le respondiera, basado en la lectura que él había hecho del libro La verdad sobre todo del escritor Matthew Stewart. Con ese sólo conocimiento y remitiéndome exclusivamente a las afirmaciones que Garzón me decía que hacía Stewart en su obra, fue que le entregué las siguientes respuestas:

Para comprender, y a partir de tal comprensión controvertir o compartir lo expuesto por Matthew Stewart en su libro La verdad sobre todo, debemos definir primero lo que común e históricamente se entiende por filosofía. La filosofía no es precisamente la vocación del hombre por crear un saber abstracto. No. La filosofía, al menos así la entiendo yo, es un conjunto de ideas, de concepciones, principios, doctrinas, etc.., que el hombre ha venido constituyendo en su legítimo pero desaforado afán por comprender su propia existencia, formándose juicios para esclarecer su origen y destino, pero sobre todo, para confrontarse o aparearse con la naturaleza de la cual es parte racional. Ahora bien, abundan las definiciones al respecto como aquella de que la filosofía no es otra cosa que el sentido común en traje de etiqueta. Pero, en fin, vamos a lo que vamos.

Cuando se me interroga sobre si la filosofía es una profesión y por ende convendría pasar por el filtro de una facultad para formar el pensamiento, ciertamente que es muy difícil contenernos de mostrar un rictus picaresco y burlón. No, para filosofar, para ser filósofo convienen el conocimiento de la Historia y los estudios sobre quienes nos antecedieron en el pensamiento y también, la complementación con el conocimiento de otras ciencias; pero aceptar que para ser filósofo se requiere de un título universitario sería tanto como decir que para ser escritor, poeta, periodista o historiador, es menester atender a las cátedras universitarias. El pensamiento lo forman la observación, los conocimientos, las experiencias y las ganas. Nadie va por ahí titulándose de pensador.

La afirmación de Stewart en el sentido de que la filosofía es un error por cuanto de antemano sabe que no alcanzará la verdad que busca, tiene un profundo contenido de sofisma con arrogantes retoques de pesimismo trasnochado. Entonces, eso equivaldría a decir que como la medicina no tiene la certeza de curar el cáncer o el sida o la epilepsia, la ciencia médica camina por un sendero sembrado de equivocaciones y disparates. Y a nadie, con dos dedos de frente, se le ocurriría pensar de tal manera.

Ahora, aquello de que la filosofía jamás avanzará como lo hacen y harán otras ciencias como la física, la química, etc.., como lo afirma el autor de La verdad sobre todo, tan no tiene asidero en la realidad que si lo aceptáramos así, estaríamos reconociendo que son una clase de hombres los que desarrollan las ciencias y unas momias idiotas los que ocupan su tiempo en la filosofía. Todo lo que provenga de la naturaleza racional e inteligente del hombre tiene desarrollo y futuro y contiene esperanzas para el ser humano, así el objetivo último de su misión aun ni siquiera se imagine. El hombre tiene la obligación, en cualquier campo al que se dedique, de advertir la Verdad y seguir tras su rastro. La filosofía sí avanza, y ahora mismo, pienso, lo hace con Derrida, como hasta no hace mucho lo hiciera con Kierkegaard, con Hegel, con Nietzsche, con Marx y con Sartre.

La verdad es que no sé por qué Stewart se arroga el soberbio derecho de afirmar categóricamente que los grandes interrogantes de la humanidad – ¿De dónde venimos? ¿Existe Dios?… -, jamás serán resueltos. Esa afirmación suena a voces extraterrestres, como sonaría también a lo mismo si alguien afirmara que todos esos problemas serán resueltos, sin duda, por la ciencia. Nadie tiene en este mundo el poder suficiente para afirmar lo uno o lo otro. Pienso que a Stewart le faltan imaginación, fe y confianza en el destino del hombre.

Pese a que la filosofía no le ha dado respuestas a todo, y ni siquiera a mucho, ello no quiere decir que ha sido rebasada o arrasada por la Historia. Filosofía e Historia han ido siempre de la mano, a través de los tiempos.

Quizás lo único afortunado dicho por el autor es aquello de que la filosofía debe actuar en interacción con otras ciencias, pero francamente a mí no me consta que las facultades de filosofía colombianas estén alejadas o despistadas al respecto.

Pero lo que si me escandaliza, y sin ningún atenuante, es la afirmación del autor referido cuando sentencia que la filosofía es una pérdida de tiempo. ¿Qué sería de la economía, del derecho, de la política, sin la filosofía? ¿Es una pérdida de tiempo reflexionar para y por mejorar la condición del hombre y abrirle de par en par las puertas de su esperanza?

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