Panegírico al Ateísmo: Ensayo sobre lo que el Ateísmo debe ser

Por:  Salvador Medina Gutiérrez
Fuente: www.sindioses.org (23.11.04)

blindfold_walker@hotmail.com
Veracruz, México, 2004

Exordio

Independientemente de la religión que profesen los creyentes, ya sean cristianos, mormones, presbiterianos, testigos de Jehová, etc., se puede observar como procuran convencernos cada uno de ellos de la verdad de sus creencias y de cómo minimizan y condenan al ateísmo como el mal de los males que se debe combatir a capa y espada. Por esto, me veo en la tarea —no se si obligada o no; pero sí de manera gustosa— de realizar una pequeña apología del Ateísmo, para poder defender nuestra posición con éxito, demostrándoles a los creyentes que el ateísmo consiste no solo en refutar las creencias de los teístas, sino que ofrece un acercamiento al conocimiento y la racionalidad, brindando nuevos horizontes, reventando cadenas mentales (esa es la palabra correcta, cadenas) que le apresan y le prohíben caminar e ir más lejos de donde podría llegar si se soltase, y sobre todo, el ateísmo le ayuda a encontrar la verdad valiéndose de sus propias pautas de razonamiento, empleando su libertad moral y haciendo uso de su inalienable derecho a la libertad de pensamiento. Y este es un punto crucial sobre el ateísmo: el Ateísmo no solo es un adversario del teísmo y sus creencias, sino que es un aliado de la razón, el conocimiento y la verdad, y esto se tendrá que mantener en cuenta siempre que realicemos una defensa a favor de él. Aunque a veces se imposible soslayar el desvirtuar las creencias de los creyentes y teístas, ya que solo de esa manera se puede pasar a realizar un encomio ateísta, se debe recordar que el ateo, antes que todo, es una persona racional.

Por eso creo que importante y necesario realizar una defensa del ateísmo no solo rebatiendo ideas sino afirmando otras que impliquen el uso de la conciencia y el raciocinio. De esta manera se defenderá mejor nuestra posición y los creyentes podrán darse cuenta de que el que el ateo no solo pelea contra las dioses, sino que pelea contra todo tipo de ignorancia, y que el ateísmo no solo es una opinión contra el teísmo, sino que va mucho más allá e implica el entrar en el arduo pero fascinante mundo del pensamiento crítico y sobre todo, del desarrollo del pensamiento crítico personal.

I

Pasemos sin más demora al problema que nos atañe. Empecemos por definir lo que es Ateísmo. Esto nos puede conducir a ciertos problemas y desviarnos mucho de nuestro propósito principal pues mucho se ha discutido acerca de lo que el ateísmo es. Hacer deducciones será en algunos casos imprescindibles para poder comprender cierto punto, pero procuraré que sean la menor cantidad posible.

Como explicaba anteriormente, se han escrito muchos libros (afortunadamente) en la actualidad acerca de lo que es el ateísmo y pueden existir diversas opiniones acerca de ello, que en apariencia pueden parecernos muy diferentes pero que en realidad no lo son. Comenzaré mi defensa del ateísmo refutando una definición errónea de lo que es ateísmo, la cual se encuentra en los diccionarios. Según un diccionario el ateísmo es “la doctrina del ateo, que niega la existencia de Dios”. Aquí ya existe un error muy marcado: esta definición supone, sin mayor examen, la existencia de un dios, que es precisamente lo que el ateísmo trata de refutar. Esta definición es vaga y mala y no expresa en nada lo que el ateísmo es. Permítanme dar la mejor definición que considero enmarca perfectamente lo que el es el ateísmo: el ateísmo se define como “La ausencia deliberada de creencia en dioses”; o bien, tratando de corregir la frase de George Smith, el ateísmo es “la falta deliberada de creencias teístas”. La palabra deliberada es mía. Y hago hincapié en ello, pues el ateísmo no es una imposición. El ateísmo es una posición que se tiene de manera “voluntaria” y viene a ser una consecuencia lógica a la que se llega después de aplicar métodos de razonamiento y escrutinio a nuestras creencias religiosas para encontrar la verdad en ellas. Por lo tanto, cuando debamos definir el ateísmo, será importarte recordarle a los creyentes que es una posición adoptada de manera deliberada, sin opresión ideológica por parte de nadie y esto lo digo porque en más de un 95 por ciento de los casos, la creencia en dios viene impuesta desde temprana edad por la religión de nuestros padres hasta el punto de que vemos esa creencia de manera natural e innata y propia de nuestro ser.

Ahora, si aceptamos que el ateísmo significa la ausencia deliberada de creencia en dioses o creencias teístas , debemos definir el meollo del asunto: hay que saber que significa teísmo y, por supuesto, tratar de entender el significado de la palabra dios. Y de nuevo nos encontramos con un dilema más grande aún que con la definición de ateísmo. Hay demasiada controversia con la definición de esta palabra. Reduzcamos nuestro problema entendiendo que el ateísmo es la oposición al teísmo y que si el ateísmo es la ausencia de creencia en un dios, podemos definir al teísmo como la “creencia en un dios o dioses”, con lo que nuestro problema se restringe a definir lo que significa Dios. Este ha sido siempre un tema muy espinoso, incluso aún para los propios teístas que sí se hayan en una total discordia la mayoría de las veces cuando quieran dar una definición de lo que es Dios. Una recomendación: si algún creyente en este punto le comenta la superchería de que dios es algo que no se puede definir pues las palabras no bastarían para dar una definición exacta de lo que es, dígale que es necesario establecer una definición acerca de lo que representa Dios para el, puesto que es un absurdo debatir algo que por principio de cuentas no se puede definir. Hagamos de la sensatez nuestro aliado. Sino acepta, desista. Lo único que obtendrá será un fuerte dolor de cabeza Si acepta, prosiga con la apología. Puesto que también se ha derramado tinta (y sangre también) sobre este concepto, daré una definición que se aplica y aproxima a la definición de los creyentes occidentales: Dios es “un ser sobrenatural e inconocible, creador de todas la cosas”, es decir, es un dios que trasciende las leyes de la naturaleza, y que por su esencia no se puede conocer, además de que el creo todo lo que nos rodea y lo que vemos. Bien, el Ateísmo no cree que pueda existir este tipo (y ningún tipo, por supuesto) de Dios y ofrece infinidad de argumentos contra las afirmaciones de que tal tipo de dios exista. Aquí empezamos otra controversia: muchos ateos afirman que tal o tales dioses no existen. Otros simplemente piensan que la noción de saber si Dios existe o no existe, es una situación que no se puede saber con certeza, indeterminable e irresoluble. Estas personas reciben el nombre de agnósticos. Pero me refiero a ellos con el nombre de ateos debido a la definición dada anteriormente de ateísmo: el teísta hace una proposición afirmativa al decir que dios existe. El ateo no necesariamente tiene que afirmar la no-existencia de Dios, sino que simplemente puede afirmar que no cree en Dios, cosa que no implica su negación, pues no es lo mismo afirmar la no-existencia de algo que no saber si existe o no. Parece un juego de palabras, pero no es tan complicado como parece. Cobijo tanto a los escépticos como a los agnósticos dentro del ateísmo, pues ciertamente lo son en un grado. Como explicaba en líneas anteriores, algunos ateos afirman positivamente que un cierto Dios, de cierta religión, no existe. En mi caso, yo afirmo que el Dios cristiano no existe, porque después de cierto análisis, se observa que semejante dios descrito por la tradición cristiana es simplemente contradictorio en sí mismo y se enreda tanto que afirmar que no existe es el primer pensamiento que cruza la cabeza [me ahorraré toda la explicación de porque pienso que es contradictorio, pues en este ensayo, no trato de desvirtuar al Dios cristiano (además que solo se desvirtúa) sino defender la postura ateísta desde otra perspectiva]. Pero muchos ateos, pueden pensar que, saber si el Dios cristiano, existe o no, es una cosa harto difícil de saber, con lo que deciden sencillamente no creer en él. Dada la definición de ateísmo y que los teístas son personas que creen de manera absolutamente positiva –y solo de esa manera creen— no podemos considerar a los escépticos y agnósticos como grupos aislados o separados totalmente del ateísmo sino que en realidad son como ramas que se desprenden de un mismo tronco con cierta identidad pero que al final de cuentas son bifurcaciones que terminan uniéndose en pro de una misma causa. Y esta apología a favor de esos grupos ateos, no la podemos realizar a favor de las religiones y cada una de sus sectas.
 
Tomemos al cristianismo como ejemplo: abundan las sectas, donde cada una se siente no como una mera rama de un tronco sino que cada de ellas es un tronco de donde las demás se desprendieron y sobra decir que no únicamente no terminan uniéndose a favor de su Dios, sino que la separación entre ellas va aumentando y se alejan, destrozándose unas contra otras, llamando y condenando como corruptoras e inventoras de doctrinas diabólicas a las demás. Tal vez su única manera de unirse sea haciendo campaña en contra del ateísmo, cosa que es imposible que hagan debido a que viven separadas totalmente unas de otras.

Con esto sentenciamos que todo aquel que por cualquier causa no crea en dioses, debe adjudicarse el título de ateo. No quiero decir que las razones por las cuales usted no cree no interesen; sino que sin importar cuales son los motivos, el simple hecho de que usted no crea en dios, o no posea creencias teístas, lo convierten en ateo. De cierta manera, visto de un ángulo diferente, hasta los mismos cristianos son ateos. La diferencia entre el ateo y el cristiano es que el ateo cree en un dios menos. Si usted pregunta a un creyente, por ejemplo, al cristiano si cree en Alá o en los Orishás como dioses, le dirá rotundamente que no. Si usted realiza la misma pregunta, al musulmán y al santero, si ellos creen en el Dios cristiano, también le dirán a usted que no. Y si preguntamos a todos ellos por qué no creen en los otros dioses, argumentaran invariablemente que tales dioses los consideran invenciones o ideas míticas. Entonces podemos hacerles ver a todos esos creyentes monoteístas que cuando comprendan porque no creen en los demás dioses, podrán comprender porque nosotros no creemos en el suyo. Así, podemos explicar al monoteísmo como el ultimo peldaño que hace falta escalar para llegar al ateísmo. Claro, un peldaño muy alto, sin duda. Pero ellos están cerca, solo tiene que derribar el último Dios que les queda.

II

Con anterioridad mencionaba que el ateísmo es una consecuencia lógica producto del escrutinio y la aplicación de métodos de razonamiento correctos. Bueno, pues es precisamente este análisis lo que le da un verdadero valor al ateísmo. Pensemos acerca de las razones por las cuales la gente creen en las religiones y propiamente en dioses. Hay mucho material a disposición acerca de ello. Digamos algunos de manera lacónica: la gente puede creen en un dios debido a que puede otorgarle una respuesta a las preguntas que desconoce, para no sentirse solo en este inmenso océano de caos, o por miedo a sufrir un castigo por parte de ese ser que cree que rige el universo, etc. Pienso que todas esas son algunas de las razones por las cuales la gente creen en las religiones. Yo he pensado en una que ha sido pasada por alto y que siento es una de las más poderosas razones por la cual la gente aún cree en dioses: y es que «a nadie le gusta estar equivocado». A nadie le agrada la idea de pensar que su conjunto de creencias son erróneas. Y menos a un creyente. En la mayoría de los casos, los ateos son personas que algún tiempo fueron creyentes de alguna religión.

Estuvieron sumergidos y empapados en las doctrinas impuestas por su entorno social y/o por la religión de sus padres. Y estoy seguro que casi todos los ateos, tuvieron que soportar una terrible batalla en su interior con su conjunto de creencias para poder aceptar que sus ideas acerca de la religión y de dios eran erróneas. Esto es comprensible: la etapa de transición que se sufre es realmente abrumadora. Son muchos años de pensar y de creer que tenemos la idea correcta de algo, en este caso específico, de nuestras creencias religiosas, y que de repente, todas ellas se cuestionen y se vengan abajo; despojarse de todo ese sofisma tan profundamente arraigado por muchos años, es un golpe muy duro que muy pocas personas pueden soportar. Y el ateo lo ha hecho. Ha soportado ese duro golpe que propina el saber que durante muchos años, lo que creía como una autentica verdad, sin dudas ni miramientos, es incorrecta. Y esta es una actitud de auténtico valor de la cual el ateo puede y debe sentirse orgulloso, el ateo ha aprendido que puede estar equivocado. Y este valor le ayuda no solo en el rol de sus creencias religiosas, sino en cualquier ámbito de su vida, pues sabrá aceptar (por supuesto que con dolor, tampoco es insensible y muchas veces aceptar que se esta errado, duele) con mesura y elegancia que se ha equivocado. El ateo puede decir: “si, tiene usted razón, mi proposición es incorrecta” y cambiará su postura; claro, le podrá costar trabajo aceptar que esta desacertado, puesto que nadie le gustar estarlo, pero sin duda tenderá a ceder su lugar a la razón y al conocimiento. Esto le pasa muy seguido a los científicos que proponen teorías y que muchas veces tienen que acabar aceptando las teorías de otro científico ya que las suyas no soportaron el análisis riguroso de la ciencia y sus métodos. Sin embargo, esta actitud de aceptación del error, rara vez puede ser vista en un creyente. El creyente no duda ni por un minuto, ni le cruza por la cabeza el pensar que su “kit de creencias” puedan estar erróneas. Sino lo contrario, producen en ellos una reacción totalmente opuesta: se vuelven obcecados y se aferran con más fuerza a sus creencias. Y muchas veces pueden ir más allá, pueden ser capaces de injuriar y amenazar si nosotros no cambiamos nuestra idea y nuestra postura. Debemos perdonarlos, ellos no actúan de manera inconsecuente, esa actitud es producto de la falta de criterio y de racionalidad que les fue impuesta por su religión frente a posturas diferentes que puedan poner en tela de juicio sus credos y dogmas. Por supuesto que esto no es saludable, ni para el teísta ni para el ateo. La mayor prueba de esto lo tenemos en las guerras santas que se han producido a lo largo de la historia por cuestiones religiosas, así como de la penosa era con la que tiene que cargar por el resto de su historia la Iglesia Católica que es con la Inquisición. Cuantas mentes inocentes no habrán sido torturadas por el simple hecho de no estar de acuerdo con las creencias que se practicaban en aquella época. Las personas de pensamiento independiente nunca han sido del agrado de las muchedumbres.

Hay que aprender, como versa el adagio, “a cuestionar únicamente las creencias que creemos son verdaderas”. Sino se hace, se corre el riesgo de sufrir de intolerancia. De aquí se desprende otro punto a favor del ateísmo procedente de esa facultad de poder aceptar que se puede estar equivocado. El ateo aprende a ser tolerante. El ateo aprende a ser tolerante frente a la creencia de los demás. Gilbert K. Chesterton declaró que “la tolerancia es la virtud de un hombre sin convicciones”. Personalmente no lo creo. Nietzsche preguntaba, en El Anticristo, si no eran las convicciones más dañinas que las mentiras. No nos desviemos tanto: estoy seguro que el ateo piensa y esta convencido de estar en la posición correcta respecto a la creencia en dioses, como lo esta el creyente de poseer la verdad absoluta de su creencia en dios. Pero el ateo no provocará una lucha encarnizada (y hablo en sentido literal, el ateo no derramará sangre) por imponer sus ideas al creyente. Y aclaro, el ateísmo enseña a ser tolerante, más no indiferente. La diferencia es que el ateo no andará haciendo demagogia barata yendo a casas y ofreciendo la alternativa de que el ateísmo es el camino a seguir, de que es la salvación, etc. Dudo mucho que existan ateos así. A menos que usted aluda el tema, el ateo no mencionara que es ateo y no deseará convertirlo al ateísmo y esto no implica que el ateo se indiferente, si lo pilla a usted hablando de Jesús o de Alá como las verdades inmutables, es muy probable que haga algo al respecto, pero no realizará un hostigamiento debido a que sabe que el ateísmo es una alternativa a la cual uno mismo debe llegar sin imposiciones de ningún tipo. El ateo opta por tomar esa frase que dice “vive y deja vivir”, quien desee discutir y descubrir la verdad acerca de sus creencias religiosas, el ateo estará gustoso de ayudarlo y muy seguro es que lo demolerá. Si a usted no le interesa en lo más mínimo la búsqueda de la verdad e incluso se irrita porque alguien le cuestione sobre su religión, el ateo dará un paso al costado y seguirá su camino. Es una tontería y total pérdida de tiempo debatir con alguien quien declara por su propia voz que no esta interesado en la razón y en la búsqueda de la verdad. Incurriríamos en el mismo error que cometen ellos contra nosotros. Esto no representa indiferencia u “otra clase de intolerancia”; sino lo contrario, si usted insiste a pesar de que ellos se desisten, caerá en el mismo pecados en el cual ellos inciden: la estupidez.

Otra de las cosas buenas del ateísmo es que usted sabe donde está parado. Esto viene a colación por el hecho de que la creencia en dios, en casi todos los creyentes se debe a que es una herencia dada por los padres a los hijos y así sucesivamente. No es en realidad algo que el creyente haya meditado o que se puso a pensar: “si, todo esto que esta hecho, debe tener un creador”; sino lo contrario, “hay un creador , que debió hacer todo lo que esta hecho”. Obviamente estas dos proposiciones no son iguales, y se ve cual aplica inmediatamente al religioso. Muchas veces el verdadero problema de discutir con un teísta, es que este desconoce como defender sus ideas debido a que no tiene ni la menor idea de su origen. El teísta desconoce a profundidad el origen de sus creencias. Solo sabe que es algo que cree desde que tiene conciencia para creer, y nada más. Aparte de que no sabe argumentar ni en el nivel más rudimentario posible. El ateo no tiene este problema. No es necesario que el ateo sea un erudito en filosofía o lógica para que pueda confrontar y salir con gran éxito de un debate acerca de su posición ateísta. Claro que tiene nociones de todo ello: sabe un poco de filosofía, un poco de lógica, sabe realizar buenos argumentos y sobre todo ha realizado todo ese análisis de la creencia en dioses por si mismo, sin que nadie le haya dicho nada, ni impuesto nada. Usted decidió por cuenta propia realizar sus investigaciones, documentarse y hacer sus propias conjeturas. Esto ya representa una enorme ventaja contra el teísta que no sabe de su religión impuesta mas lo que le han dicho sus padres o por lo poco que ha podido llegar a conocer a través de todo su grupo religioso. Puede darse usted cuenta de esto: si tomamos como ejemplo a los cristianos, podrá observarse que la mayoría de ellos no ha leído la Biblia completa. Probablemente solo sepan los pasajes que han oído de la boca de su clérigo, pero hasta ahí. El ateo no necesariamente debe de leer toda la Biblia para tener que volverse ateo, pero es más fácil encontrar ateos que ya la hayan leído que toparse con cristianos que también la hayan leído.

III

En este punto, será inevitable tener que regresar y enfatizar algunos comentarios ya establecidos con anterioridad, así como de tener que criticar ciertas ideas religiosas. No solo servirán como recordatorio, sino que serán necesarios para afirmar otras demostraciones que vendrán. En primer lugar, tenemos que recordar que en mas del 95% de los casos, los creyentes lo son debido a que fueron inducidos a creer desde una temprana edad y no se les dio la oportunidad de elegir cual conjunto de creencias adoptar. Esto surge a raíz de que los ateos, también ven con malos ojos el ateísmo impuesto por países como doctrina nacional. Esto sucede porque como ya he mencionada muchas veces, la creencia en un cierto Dios (y en otros casos, la no creencia) es directamente proporcional al lugar geográfico donde nos encontremos. Si estamos en Arabia, el Dios verdadero será Alá, si estamos en la India, el verdadero será Krisna y si nos encontramos en México, sin duda el dios verdadero será Jesucristo. Y probablemente si fuéramos a un país comunista, o en la antigua URSS, no habría Dios. En todos estos casos, casi siempre, una doctrina religiosa ( o anti-religiosa) es impuesta: a veces por tradición, como el Cristianismo; y otras por imposición del estado como lo puede ser el Ateísmo o el Islamismo. Y todas ellas, se vuelven incorrectas. Hasta el mismo ateísmo impuesto, por ejemplo en Cuba, debido al sistema de gobierno, es erróneo. Independientemente de que los ateos cubanos o los ateos rusos, se encuentren en la posición correcta respecto a la creencia en dioses, la manera en la que les llego su ateísmo es inexacta. Porque ese ateísmo no es producto de la indagación ni de la reflexión. Es impuesto. Y provocará, las misma reacción que puede provocar las creencias impuestas al creyente: será intolerante con las ideas de otros. Es por ello que el ateo tiene que enarbolar como estandarte que el ateísmo tiene su origen en la racionalidad e intelecto. El ateísmo es una posición de élite. No cualquiera puede ser ateo. Aparte del esfuerzo emocional que mencionamos se requiere para convertirse en ateo, se requiere una formación intelectual que desafortunadamente no se encuentra en mucho de los creyentes. Y hablamos la mayoría de las veces de la educación intelectual básica. Porque a pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI, y que la información acerca de cualquier tema se puede obtener de forma rápida y sencilla, aún sufrimos de un tremendo descuido intelectual sobre temas científicos y filosóficos. Esto se debe a la irracionalidad que aún impera en gran parte por las costumbres e ideas impuestas por la religión. Religión y Ciencia nunca han podido ir de la mano. Nunca lo harán. Ambos son asuntos diametralmente opuestos. La incertidumbre es la muralla que separa a la ciencia de la religión: La ciencia parte de no saber nada, la religión parte de saberlo todo. La ciencia sigue dudando y buscando, la religión sigue desistiendo de buscar. La religión ha tenido que cambiar muchas de sus creencias a lo largo del tiempo debido a la ciencia. Y hasta ahora, no recuerdo que la ciencia haya tenido que modificar algún hecho debido a la religión, y ni creo que lo haga. En América, el cristianismo tiene que cargar con deplorables hechos que no podrán ser borrados jamás. Uno de ellos, es el haber elaborado un lista de libros los cuales estaban prohibida su lectura al pueblo. En este Index se encontraba prohibido la lectura hasta de la misma Biblia. Esto no es mas que una muestra del antiprogresismo que siempre ha prevalecido en la iglesia en contra de todo lo que sea ciencia y pensamiento crítico. Una muestra más, es el arraigo domiciliario impuesto a Galileo. Por eso el ateísmo debe jugar un rol más activo no solo yendo en contra de las religiones, sino que su papel debe ser siempre defiendo la racionalidad y solo de esa manera podrá decirse que cumple con una misión en la vida de los ateos.

Y esto es importante, porque además de las religiones, el ateísmo tiene que pelear contra ese aumento de irracionalidad que se esta produciendo en toda América, pues si bien, estadísticamente, el aumento de adeptos a las religiones –llamémosles religiones institucionalizadas- se ha detenido, no es por el hecho de que se este aumentando el nivel cultural e intelectual de las personas, sino porque estas andan brincando de cierto conjunto de creencias a otras, producto del abandono total de la razón y el intelecto.

A pesar de que los gobiernos en América han procurado, y que en cierta medida, han logrado aumentar la cantidad de personas profesionistas, no han logrado que se forme una verdadera cultura de pensamiento crítico individual. En México, el gobierno ha realizado una incesante labor por construir profesionistas y técnicos, pero se les ha olvidado darles identidad y voluntad propia para realizar un pensamiento por si mismos. El sistema educacional provoca una pereza intelectual, pues si bien estamos orgullosamente plagados de “vegetales profesionistas”, carecemos de individuos pensantes y razonantes, adormecidos por ese mismo sistema educacional que les ayuda a encontrar trabajo, pero que internamente, los deja a la deriva y los pone a merced de cualquier bagatela espiritual que se les presente. Merecería todo un ensayo aparte, hacer una verdadera crítica profunda acerca de los sistemas de educación implantados, no solo en México, sino en toda Latinoamérica, que sin duda, necesitan un reforma, pues estoy seguro que se debe hacer algo para sacar a Latinoamérica de su miseria material, pero también estoy convencido que para sacarlo de su miseria material, hay que vencer primero sus miserias intelectuales y espirituales.

La mayoría de estos “profesionistas cultivados” (tampoco me atrevo a decir que todos los graduados son de este tipo, sería un error fatal de mi parte) han desertado de creer en religiones y dioses, pero no han pasado al selecto grupo de ateos o agnósticos; sino que han optado por todo este misticismo oriental que últimamente se ha venido desarrollando en América. Ya sea la forma que tenga, todas estas ideas místicas, son adoptadas por un deseo de creer en algo, mas que por el deseo de saber. Y si comprendemos, como se ha dicho a lo largo del escrito, de que las personas adoptan y creen más por razones psicológicas, que por razones intelectuales, comprenderemos porque les resulta tan difícil abandonar toda clase de idea que le proponga cierta ayuda emocional y consuelo. Porque ese parece ser el fin de toda religión: brindar consuelo. El hombre no esta solo. Alguien le cuida y está siempre a su lado, siempre y cuando cumpla un conjunto de reglas y normas, sujetándose a ellas y a las autoridades encargadas para aplicarlas y nunca cuestionando esa autoridad que se le ha impuesto. Algo bastante conveniente para el adormecimiento de mentes. La frase marxista no pudo ser más correcta, es un autentico opio de masas.

Hablando de todas estas ideas tan en boga hoy en día, algunas de ellas no tan relacionadas con las religiones, pero si con el ateísmo. Habrá que decir que este no se puede mostrar indiferente ante tales ideas. Una persona racional, lo es en todos los aspectos de su vida, y debe procurar actuar conforme a esa razón en todo momento y en cualquier situación. Me explico: el ateísmo es el resultado del uso de la razón en un campo particular, en este caso el de las creencias religiosas; pero esa razón no se detiene ahí. Esta facultad de razonar implica usarla y ser razonable para con todas las demás ideas que se presentan sin pruebas ni evidencias objetivas que las respalden, independientemente si son de carácter religioso o no. ¿De que ideas estamos hablando? Permítanme decirles: Homeopatía, acupuntura, yoga, telequinesia, telepatía, espiritismo (hablo de esas batas blancas voladores), ufología, quiroprácticas, terapias magnéticas, medicina naturista, brujería, chamanismo… ¿sigo? La cantidad de monserga que anda deambulando es impresionante. Y mas impresionante es la cantidad de gente que sigue soportando tales ideas, carentes de toda validez científica y que solo sirven para llenar los bolsillos de todos esos charlatanes, casos típicos son Uri Geller con sus sesiones espiritistas y sus doblamientos de cuchara. Otro imposible de olvidar es al fantástico JJ Benítez, autor de infinidad de “libros best seller’s” como los del caballo de Troya. Este no tendría tanta importancia, si se leyese como simple libro de entretenimiento, sino que ha pasado a formar parte de un verdadero culto y ha convertido a Benítez en un autentico fundador de todo un embuste que se acepta como una verdad sin discusión, otro dogmas más a la lista. El hombre cree en todo cuando quiere creerlo. Porque todo esto, probablemente pueda ser verdad, y podemos otorgarle cierto grado de dudas a ciertas cosas, pero no resolvemos nada. Hay que asumir por defecto que las cosas no existen a menos que haya pruebas y evidencias que demuestren lo contrario. Esto es una regla básica de razonamiento que todas las personas siguen, incluso los teístas. Nadie puede demostrar que no existen dragones, pero mientras no existan evidencias y hechos que respalden su existencia, seguiremos pensando con justa razón, que tales seres no existen. Si alguien quiere investigar y dar pruebas fehacientes de que los hay, adelante. Todos estaremos gustosos de que existan, o que existieron en su caso, tan bellos animalitos.

Una mención especial merece, quizá la “religión” mas grande propagada en América y que a tantos ha hecho millonarios: la astrología. Su credo, los horóscopos, son probablemente los sacramentos más leídos y más vendidos en el continente. En todos los medios de comunicación existentes, se brinda un espacio para redactar lo depara el destino a través de los astros. Televisión, segmentos especiales para ello, radio, periódicos, revistas, líneas telefónicas, etc. ¿Quién no se ha detenido un rato, a leer el periódico a observar su horóscopo?, ¿quién no ha visto en programas televisivos a infinidad de astrólogos que le dice como le irá el día de hoy, tan solo con saber si usted es capricornio o piscis? Y nuevamente, no estoy hablando de personas que leen su horóscopo y lo hacen por aburrimiento o entretenimiento, sino hablamos de esos miles (mas bien, millones!) de personas que lo leen rindiéndole verdadero culto a lo que dice los periódicos acerca de su signo zodiacal, que toman en serio y al pie de la letra lo que le dicta su astrólogo matutino del televisor. Y el ateo pregunta: ¿mi comportamiento se ve afectado por el día en que nací?, ¿qué si soy un géminis?, ¿quiere decir que más de 500 millones de personas en el mundo están teniendo las mismas aventuras de hoy que yo?, ¿esas mismas personas, están teniendo una crisis económica pasajera, pero están afortunados en el amor? Porque esto de la astrología, no se crea que pueda ser algo tan serio. No ahondaremos mucho en ello, pero podemos decir a ciencia simple, que si usted observa los horóscopos de diferentes revistas y periódicos, puede observar cuanta ambigüedad hay en la declaraciones de los zodiacos. Se debe ser lo más ambiguo de tal manera que sea imposible fallar:

Acuario: “Ponte listo y lleva los ojos muy abiertos, porque pronto tendrás que tomar serias decisiones laborales. Se realista en todo momento, pero también debes de darte cuenta que es el momento preciso para enderezar el timón y caminar con toda cordura. Hay algo que te niegas a ver. El amor de pareja se dará en el momento que te decidas a soltar el control y permitas que las cosas se muevan solas”.

Sin comentarios. Un poco de imaginación por aquí, otro poco de ambigüedad por acá y un poco más de retórica para darle ese aspecto místico que se requiere como cebo para enganchar a miles de crédulos, y ya esta. Porque, pregunto: ¿ha usted visto alguna vez en televisión, segmentos dedicados exclusivamente a la ciencia?, ¿existe espacio en los periódicos para el pensamiento libre y crítico, donde se pueda hablar de las evidencias que existen a favor de la existencia de Jesucristo? Estoy también seguro que ha oído mas personas discutiendo acerca de lo que su horóscopo chino le aconsejó, que discutiendo sobre libros de Octavio Paz o Dostoievsky. Afortunadamente, se empiezan a desarrollar canales para trasmitir exclusivamente ciencia; pero en televisión abierta, la programación acerca de ciencia deja mucho que desear. Para al ateo, esto debe significarle un fuerte motivo por el cual debe levantar su voz y reclamar por el uso de la razón, pues la irracionalidad y credulidad están a la orden del día y no importa que formas tomen, ya sea religión, seudo-ciencia, paranormalismo, etc., todo este “tianguis (Tianguis: En México, mercado donde se venden todo tipo de cosas en el cual se puede discutir con el vendedor el precio del producto y rebajarlo para conseguirlo más barato).de creencias”, se comprenderá mi analogía promueven la irracionalidad y desligan a la razón y a las evidencias, y las hacen parecer inútiles e indeseables.

IV

Debemos hablar ahora, de ciertas cosas que el ateísmo no hará por usted. El ateísmo es una posición realmente incomoda. No ofrece respaldo emocional. El ateísmo nos deja emocionalmente desamparados. Cuando le lleguen a usted preguntas a las cuales no encuentre respuestas por medio de la reflexión, deseará haber mantenido su sistema de creencias, para poder decir ciega y sencillamente “Dios lo sabe”. Pero usted debe darse cuenta de cuan importante es que examine sus creencias y reflexione sobre ellas para conocer la verdad, porque jamás, ningún beneficio puede provenir de la mentira, y no importa que la mayoría de las veces, la verdad sea cruda y fría, usted no estará contento de vivir dentro de la calma y la felicidad ficticia que crean los dioses protectores. No se puede siquiera decir que el ateísmo es algo que se crea; para el ateo es algo que simplemente, es. El ateísmo no tiene dogmas ni demanda arrodillarse cada fin de semana, el ateísmo es una modo de ser, un estilo de vida. El ateísmo tampoco es un fin, es un medio. El ateísmo no es un destino, es un camino. Para todo aquel que busca en el ateísmo un fin, esta en lugar equivocado. El ateísmo incluso puede dejarlo desamparado moralmente, si usted esta de acuerdo en decir que sus valores morales proceden de un mandato divino, podrá encontrarse confundido y llegar a pensar que sino existe una recompensa posterior (llámese cielo, vida eterna, resurrección, etc.), o un castigo que temer (infierno, gehenna, reencarnación en insecto, etc.) no tiene caso comportarse moralmente correcto. Pero el ateo sabe, que la moral es un conjunto de reglas hechas por los hombres para los hombres, y que a largo del tiempo en que hemos vivido, no ha existido ningún valor absoluto de eso que se llama moral, que esos conceptos -bien y mal-, han ido variando a través de la historia y que van más allá de la imposición dogmática por parte de las Iglesias. Dígale que aunque no crea en Dios, sabe que matar a gente inocente es malo, y que a pesar de que no sufrirá tal vez por el castigo de ir al infierno, sabe que hacer cosas incorrectas, le puede provocar problemas ante la ley y esto es más que suficiente para que el ateo se comporte de forma “moralmente aceptable” frente a la sociedad. Asimismo, la simple idea de que todas las personas tratamos de empatizar con las demás es una razón poderosa para no molestar a nadie. Dígale que espera que nadie quiera lastimar a nadie de manera innecesaria. En todo caso, si le pregunta por algún tipo de “ética atea”, si existen preceptos morales que el ateo sigue para su vida, comente que no hay una moralidad exclusiva para los ateos y que se asombraría si supiera que los cánones morales son similares a loa del teísta, y que la única gran diferencia entre su moral y la de él, se da mas que nada por el hecho de que usted sabe porque cree en ellas, porque ha razonado de donde provienen y no por el mero hecho de que han sido impuestas o porque siempre ha sido así.

Si le comentan que sin Dios no hay una razón para vivir, que sin Dios no hay un sentido a la vida, enuncie que eso es en parte cierto: explique que con Dios o sin dios, la vida nunca ha tenido sentido. La vida carece de sentido. No tiene significado. Y diga también que es cuestión personal el darle un significado a la vida es cuestión personal. Nadie debería decidir por usted. Uno es el encargado de otorgarle un sentido a la vida; si usted no se preocupa por usted, seguro que nadie lo hará. Y tampoco espere que el ateísimo le ofrezca el sentido, el ateísmo le ofrece las herramientas para construir, pero es de usted y de nadie más la decisión de lo que quiere construir.

Por eso, no espera nada del ateísmo. El ateísmo es quien espera algo de usted. Ocúpese por darle al ateísmo credibilidad, por mantenerlo como una alternativa segura contra la existencia de los dioses a través del uso de la razón. No desperdicie la oportunidad de demostrar su ateísmo, pero hágalo con hechos, con congruencia entre sus palabras y acciones, como mostrarse tolerante (más no indiferente, recuerde) frente a las ideas de los demás. De otra manera, sufriremos del mismo cáncer que provoca la gangrena en las religiones: Irracionalidad. Esto es algo importante que demostrar, pues sería un absurdo desear simplemente imponer el ateísmo a toda costa para deshacerse de las religiones y dioses, pues sería el otro lado de la moneda irracional. Una imposición es una declaración establecida a los hombres a costa de lo que desea. Lo que lleva a que toda imposición es mala. Toda cosa impuesta daña. Independientemente de que se impusiera la verdad del ateísmo, en contra de las religiones, valdría poca cosa. Pues el pregón principal del ateísmo es que es una elección personal. Se mostraría incongruencia entre nuestro hablar y proceder si deseáramos imponer a la fuerza el ateísmo como norma de conducta. Nadie debería obligar a nadie a volverse ateo, como nadie debería obligar a nadie a volverse teísta. Hay que dejar que la razón y el conocimiento hagan su trabajo e instruir a la gente para que por sí mismas acepten y se convenzan de que el mejor camino para la compresión de nuestro mundo esta dentro de las áreas de la ciencia, la razón y el conocimiento. Por ello, cada vez que discuta su ateísmo, tiene que hacer hincapié, que el uso de la razón y el deseo de saber lo que es verdad, son las principales herramientas con que usted cuenta para defender con éxito su postura.

V

Ahora, ¿cómo se convierte uno al ateísmo?. Como ya vimos, empieza la conversión cuando ponemos bajo examen nuestro conjunto de creencias religiosas y llegamos a la conclusión de que son racionalmente insostenibles. Esto nos lleva al hecho anterior que habíamos planteado acerca de que el ateísmo es una posición elitista. Hay que indagar en este concepto para ver cuan cierto es. Para comprender esto, es necesario comprender que el ateo se ve obligado a tener un acercamiento a la filosofía. Esto es regularmente así, porque el ateísmo también comprende una posición filosófica respecto a las creencias religiosas. Y si bien podemos decir que el ateísmo es producto del estudio filosófico respecto a nuestras creencias religiosas, debemos decir que no toda la gente esta en la capacidad de realizar este estudio. Será inherente involucra la vida cotidiana para explicar este asunto.

La filosofía (en este caso, el ateísmo) no puede ser estudiada en esencia por personas que tienen que preocuparse primordialmente en buscar satisfacer las necesidades de primer orden para la vida, como lo es el subsistir, ya sea buscando comida, salud, refugio y demás posesiones necesarias para lograr un bien-estar: es por ende, que esa sociedad (llámese gente trabajadora), que es la gran mayoría, la gente que día tras día, jornada tras jornada, tiene que doblegar el cuerpo para lograr su sustento, no puede preocuparse por tener discusiones acerca de ateísmo. La filosofía es una práctica destinada para gente, por llamarlo de cierta manera, “con recursos e interesada en conocer e ir más allá de la simple subsistencia, interesada en el conocimiento y el raciocinio”, un plus que se le agregará a su bienestar para otorgarle además un “bien-ser” (merece una discusión aparte el hecho de que este bien-ser, tiende a adueñarse de ellos y que se convierta en el modo de vivir de este tipo de gente y que si en algún momento sufren de su carencia, no se conformarán con vivir sin él, sino que incluso llegarán a despreciar el bien-estar con tal de satisfacer el bien-ser). La filosofía solo puede ser realizada por gente que no tiene que preocuparse por levantarse cada mañana de manera primordial para tener que solventar ciertos gastos que la vida exige como cuota. La filosofía, la búsqueda de la verdad, en pocas palabras, el ateísmo, es primordialmente para esa gente que tiene la posibilidad de poder buscar y encontrar la verdad. Por eso, es mi deber, es nuestro deber, para con nuestra gente, como ateos, pelear y tratar de educar siempre que se pueda a las personas acerca de este tema, que comprendan que no solo basta el alimentar el cuerpo, sino que es necesario, aprender a alimentar la mente. Y no importa cuanta protección y consuelo nos traigan las religiones; la razón nunca nos dejará solos y demostrará cuan benéfica es, a pesar de toda esa placidez quimérica creada por todos esos dioses impostores de felicidad.

Quiero dar una última recomendación: no tenga miedo de llamarse ateo. Usted debe sentirse orgulloso de serlo. El ateísmo es una posición que usted ha elegido. No es ateo por azar, ni por presiones ideológicas. Usted decidió convertirse en ateo por su deseo de hallar la verdad y de otorgarle a la racionalidad el lugar que merece. Si a usted le preocupa lo que digan las personas acerca de su ateísmo, entonces esta en el negocio equivocado. En la mayoría de los países, usted será visto como alguna especie de bicho raro. Pero debe darse cuenta una vez más, que el convertirse en ateo le ha requerido un esfuerzo intelectual bastante grande como para sentir temor por ello. Si usted esta seguro de serlo y sabe que su ateísmo no es un estado transitorio de rebeldía o una manera simplemente de llamar la atención, entonces esta consiente de la importancia que tiene el no ocultar lo que usted piensa que es correcto respecto a la creencia en dioses. Ocultarse y no llamarse ateo, es además una carga emocional demasiado grande, desgastante e innecesaria. Imagínese, tener que mentir a diario sobre sus creencias religiosas. Imagínese yendo todos los domingos a la iglesia a escuchar algo que usted considera en absoluto una mentira y rezar por ello. Es mejor dar a conocer a las personas de inmediato lo que usted es. Hay muchas otras razones por las cuales usted no debería esconderse: puede que se rodee de gente que solo le hablará de Jesús, pues lo consideran a usted creyente, lo cual conlleva a que lo alejaran de las personas que también son ateas, si descubren que usted es ateo y que ha estado mintiendo, no solo no hallarán credibilidad en su persona, sino que la gente religiosa que le aprecia, se molestará mas con usted por el hecho de haberles mentido, y otras razones más. Pero sin duda, la razón más grande por la cual usted debe de declararse ateo, es por que lo es: porque nadie debe ocultar lo que realmente es. Porque tenemos libertades inalienables que nos dan el derecho a creer lo que queramos y nos otorga tal libertad, que nos da también el derecho de “no creer”, de volvernos ateos.

Rebatiendo ideas

Pese al objetivo principal del ensayo, que es hablar a favor del ateísmo, mas que criticar las creencias de religiosos, es difícil omitir esta parte. Es ineludible tener que hablar de todas esas “pruebas y argumentos que tienen los teístas acerca de la existencia de dioses. Hay tantos argumentos a favor de la existencia de Dios, pero realmente pocos que tenga algún valor y que demuestren de manera categórica y objetiva su existencia. La mayoría de las argumentaciones a favor de la existencia de Dioses, son más argumentos emocionales que intelectuales, pero estos pueden ser más poderosos, pues el que va dispuesto a ver y creer algo, sin duda lo verá y lo creerá. Todos estos argumentos ya han sido rebatidos en formas excepcionales por muchos filósofos y ateos que a lo largo del camino han demostrado las falacias, dando citas y escribiendo libros. Quiero realizar una compilación, de modo breve, sobre estos adagios que me han ayudado a mí a debatir con los creyentes, esperando que sea de cierta ayuda para los demás ateos y les de una idea de cómo deben refutar todas esas pruebas que dicen los teístas tener acerca de dios. Son pocos los que mencionaré, pero sin duda son los más comunes de encontrar y son tan sencillos de Recuerde, su deber es someter a escrutinio racional todas las afirmaciones que el teísta le de acerca de la existencia de Dios. Y es también su deber ocupar su propio criterio y considerar que si lo que le dicen es verdadero o falso, racional o irracional, etc. Hágalo y en esa medida de criterio, rechaza o acepte las ideas que usted considere apropiadas.

Argumento de la primera causa. Tomás de Aquino dio una serie de “razones” que según él, podrían demostrar la existencia de Dios, el cual fueron nombrados como “Las cinco vías”. la primera vía, que se denomina la vía de la primer causa, podemos explicarla de la siguiente forma: es simple, es la ley de que toda efecto tiene una causa, de que todo cosa tuvo un origen en algo anterior y que cuando vamos hacia atrás en la cadena de las causas, llegamos hasta el final de la primera causa, que Tomas de Aquino llamó Dios. Según Tomas de Aquino no se debe proceder ad finitum (indefinidamente), porque repugnaría a la razón o a toda lógica, entonces dice, que habrá que admitir que al final de todo “hay algo que mueve sin ser movido”. Yo no estoy de acuerdo con esto, y pienso que la respuesta para esta primer vía no las da Bertrand Russell:

“Si todo tuvo que tener causa, tanto pudo haber sido Dios como el mundo; si decimos que hay cosas que no tiene causa, tanto pudo haber sido Dios como el mundo, así que el argumento de la primer vía no tiene validez”

Esta sencilla frase, ha sido clave en mi descreimiento y que hasta ahora sostiene mi ateísmo. Como el mismo expone en su libro “Why I’m not a Christian”: este problema es de la misma naturaleza que la idea hindú sobre el mundo: se le pregunta al hindú, ¿qué sostiene al mundo?, y este contesta: cuatro elefantes. ¿y quien sostiene a los elefantes?, una tortuga; ¿y que sostiene a la tortuga?, y el hindú contesta: ¿y si cambiamos de tema?. No hay mejor analogía para este caso.
Argumento de la experiencia religiosa. Este, más que argumento, como expresó George Smith en una de sus conferencias, es una experiencia ocurrida al creyente, con la cual siente es suficiente para demostrar la existencia de dios; sin embargo veremos que no: este pseudo-argumento es del tipo “Jesús me ha encontrado, ha tocado a mi corazón”, “yo tuve una experiencia personal con Mahoma” o simplemente “He comprendido que hay algo más que nosotros, que nos cuida y nos protege, lo he sentido”. En todos estos casos, son mas experiencias personales y son los motivos sentimentales los que juegan el papel primordial del hacer esta experiencia personal un argumento a favor de la existencia de un ser superior. Sin embargo, este argumento, es de sencilla refutación. Haga esto: Tome como pruebas a favor de la existencia de Dios estas experiencias personales, rebata con la sencilla, pero rotunda cita de Michael Martin, de su libro “Atheism: A Philosophical Justification”:

“Ya que las experiencias de Dios son buenos argumentos en favor de la existencia de Dios, ¿no son las experiencias de la ausencia de Dios buenos argumentos en favor de la no-existencia de Dios? Después de todo, muchas personas han tratado de experimentar a Dios y han fallado. ¿No pueden estas experiencias de la ausencia de Dios ser usadas por los ateos para oponerse al argumento teísta basado en la experiencia de la presencia de Dios?”

Sin duda, los creyentes deberán aceptar la ausencia de Dios como pruebas en favor de la no-existencia de Dios. De otra manera, no están jugando limpio, ya que usted acepto primero las pruebas de sus experiencia personal como válidas, ahora le toca el turno a él de aceptar su experiencia como válida, sino lo hace, deberá decirle al creyente que se esta comportando de manera irracional y que para hacer pruebas válidas, tanto usted como él deben arriesgar lo mismo y si usted aceptó creer las experiencias de los teístas, el debe aceptar las experiencias de los ateos como pruebas en contra de la existencia de Dios. Sin duda argumentará que usted no ha tratado lo suficientemente fuerte como para ponerse en contacto con esa deidad superior. Este merece otro argumento que debemos argüir, el cual lo comentaré mas adelante.

El argumento contra la evolución. O también el argumento del plan. Desde que Charles Darwin escribió “El origen las especies”, el ateo ha encontrado una muy buena base para defender su ateísmo contra el origen del hombre dado por el génesis bíblico. A pesar de ello, hay que luchar aún contra la mas simple ignorancia de los teístas sobre el tema de la evolución. La evolución es un hecho, no es una teoría. Se ha comprobado el proceso evolutivo de millones de años que han modificado a cientos de especies a través del tiempo. Y pienso que el mono fue el estado transitorio que tuvo que pasar el hombre antes de volverse hombre. La religión cristiana, no acepta este hecho, a pesar de las insondables pruebas que existen acerca de esta teoría, incluso algunos agnósticos y ateos, dudan sobre esta teoría. Están en su derecho. Pero para los que pensamos y nos damos cuenta de que esto no es un teoría, sino un hecho muy hecho, debemos lidiar con la pregunta que se le viene a la cabeza a los creyentes. Su pregunta acerca del paso evolutivo del hombre es la de si ya existen hombres, que se supone son la escala próxima a evolucionar de los monos, preguntan “¿Por qué aún existen monos entonces?”. La respuesta es sencillísima, y su pregunta se debe a que desconocen lo más elemental de la teoría de la evolución de las especies, la cual, de modo elemental dice:

“La evolución de las especies se da, según en el ambiente que se encuentren, si su ambiente varía, ellas también tendrán que variar para adaptarse. Esto es la supervivencia del mas apto, quien sepa adaptarse al nuevo medio, logrará sobrevivir.”

Es decir, no es el ambiente el que cambia según cambia la especie, sino que la especie es la que se tiene que adaptar al medio en que vive para poder subsistir. Esto es esencial para entender como se da la evolución de las especies. No hay indicio de ningún plan ejecutado con maestría por parte de algún diseñador. Si le realizan la pregunta de ¿por qué aún hay monos? Comente de que aún los hay, porque aun existen esos ambientes en los cuales se desarrollaron y diga con toda seguridad que si él talara todos los árboles del Amazonas, tarde o temprano, los monos nacerán sin cola y tendrán las manos mas cortas, pues ya no tendrían necesidad de ellas. De cualquier manera, puede ocupar a modo de sorna, el apotegma del señor Tomas H. Huxley -gran defensor de la teoría evolutiva, padre del Agnosticismo-, cuando se le pregunto en una conferencia acerca de que pensaba que su abuela descendía de un mono:

“Prefiero ser descendiente de un mono, que ser hijo degenerado de Adán.”
Argumento de sentimiento insuficiente. Este se colige del argumento de la experiencia religiosa. Trata acerca de que usted se le ofrece hacer una prueba para acercarlo a Dios. Como ejemplo, un cristiano. Se le pide que realice una oración a favor de Jesús pidiéndole que entre en su corazón, usted lo hace, se arrodilla y reza. Nada pasa. Usted sigue sin estar en contacto con Jesús. El cristiano en vez de reflexionar el porque no tuvo la experiencia personal, argüirá muchas cosas: que usted no estaba concentrado, que Jesús pensó que no era el momento de contactar con usted o que usted no sintió lo suficientemente fuerte y de verdad como para lograr que Jesús contactará con usted.
Este argumento es difícil de debatir porque aquí si es explícito el uso de un deseo y no se trata de una prueba objetiva. Sin embargo, se puede objetar muchas cosas contra ella. La mayoría de los ateos, antes de serlos, fueron creyentes de una religión. Esto es importante mencionarlo, porque si el teísta les dice que usted no han creído con suficiente fuerza, digan que creyó con bastante fuerza durante muchos años y nada paso: nunca hubo un acercamiento de dios, nunca hubo un sentimiento de algún ser superior, Jesús nunca toco mi corazón, etc. Además ofrezcan que el nunca podrá saber con cuanta fuerza cree usted, ni usted podrá saber nunca con cuanta fuerza cree él, así que pídale que le otorgue mínimo el beneficio de la duda, de que usted ha hecho lo más que pudo para comprobar su teoría, que ha creído con fuerza y que nada ha pasado. Si, a pesar de ello, el religioso sigue renuente a creerle, entonces será inútil seguir discutiendo y haciendo pruebas sobre ellos.

La apuesta de Pascal. Blaise Pascal, matemático y filósofo francés propuso un argumento bastante interesante a favor de la creencia en el Dios cristiano. El argumento ó apuesta de Pascal dice algo así: “La razón no puede demostrar o refutar la existencia de Dios. Si el ateo está en lo correcto, nosotros vamos a morir y nada pasará, y nada estará perdido. Pero si el Cristiano está en lo correcto, los no-creyentes van a creer en el Infierno para la eternidad. Así que parece mejor mentirnos con el Cristianismo. Mejor es apostarle al Cristianismo porque las desigualdades prácticas son importantes. Si usted apuesta al Cristianismo y no hay ningún dios, usted no pierde nada”.

Bien, lo del ateísmo es verdad y es lo mejor, sin duda. Sino cree, vamos a morir y nada pasará. Hasta ahí es correcto, lo erróneo es su apuesta a favor del cristianismo. Suponiendo que existiese el dios cristiano, no es tan fácil pasar de un sistema de creencias a otras sin tener que sufrir una gran carga emocional. Segundo, Pascal propone que vayamos al cristianismo, la pregunta es porque al cristianismo?, ¿qué y si el cristianismo también es falso, y que en realidad el islamismo sea el cierto? Estaremos creyendo en lago erróneo, rezando al dios incorrecto y será peor que con el ateísmo, pues estaremos perdiendo tiempo y nos ganaremos el castigo de Alá por andar de paganos rezando a otro dios. ahora, el hecho de que Pascal diga que creamos en el cristianismo y sino no hay Dios, usted no pierde nada. Esto no es correcto como vimos. Si existe el dios cristiano, suponemos que es un Dios justo. Si es un dios justo perdonará toda clase de error que se cometiese cuando fuera de manera honesta. Usted usa la razón y eso es lo más honesto que usted ha hecho, usted ha razonado sobre su existencia, si Dios es justo, lo perdonará por ese error justificado. Si Dios es injusto, es decir castiga por el simple hecho de hacerlo, usted entonces debe de temer, tanto como debe temer el cristiano pues si es injusto no le importara si usted cree en él o no. Si exista tal dios, es mejor no creer en él ni hacerle caso, de cualquier manera, en cualquier momento, tanto ateos como cristianos serán participes de su injusticia. Por ello, usted debe mejor apostar a favor de lo que la razón le dice, y esa razón le dice que el ateísmo es correcto, ya que si dios es injusto, nada podrá hacer aún cuando acepta el Cristianismo. Así, en cualquier caso es mejor que usted apueste a la razón y acepte su consecuencias lógica, que en este caso, el ateísmo. Si no hay ningún dios, usted esta en lo correcto; si hay un dios justo, usted no tiene nada que temer del uso honrado de la razón; y si hay un dios injusto, usted tiene mucho que temer, pero tanto como debe también temer el cristiano.

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