Por: Nieves y Miro Fuenzalida
Fuente: http://www.surysur.net (18.03.14)
Las radios dedicadas a la música clásica han venido desapareciendo una tras otra y los museos de bellas artes ven sus presupuestos drásticamente disminuidos. En épocas de austeridad la sociedad no puede darse el lujo de mantener una actividad que no produce ganancias y que esta dirigida solo a una ínfima minoría… ¿Cierto?
La verdad es que la marginalización de la estética ha venido siendo el resultado de la industria del entretenimiento, la comercialización y el rápido desarrollo de las tecnologías de información. En el momento en que la realidad contemporánea pasa a ser determinada por la tecno ciencia y la variedad de tecnologías de poder en existencia el Arte se transforma en una actividad superflua o secundaria y con frecuencia queda reducido a un instrumento en la lucha ideológica y cultural.
El asunto se agrava si pensamos que hoy predomina la firme creencia de que la realidad esta en otra parte, como en las mercancías, las tecnologías digitales, la economía global o el Internet que pasan a ser la ultima realidad, la fuente desde la cual todo fluye. Los cambios estéticos, por ejemplo, más y más provienen ahora del ambito digital más bien que del estético y la estética misma es anexada a la publicidad y la cultura industrial. Con la creciente capacidad de traducir la realidad y la experiencia a datos, códigos y programas las cuestiones estéticas ahora se presentan como cuestiones tecnológicas. A medida que los cambios culturales se intensifican el arte se marginaliza en relacion a la sociedad tecnocientífica y la industria del entretenimiento.
El objetivo de la Avant Garde, si recordamos bien, era transformar la escena cultural y social. Pero, con el tiempo, en lugar de la revolución que prometía, se ha visto incorporada en la mercantilización de masas, que era justamente lo que criticaba… ¿Qué ha pasado aquí? Según Adorno la asimilación de la avant garde por la cultura mercantil ha sido facilitada por una cierta tecnologizacion e instrumentalizacion que estructura nuestra vida diaria y que, como consecuencia, elimina la separación entre experiencia sensorial, es decir estética, y valor de uso. El Arte contemporáneo no solo es incorporado en la cultura de consumo, sino que también es inscrito en la misma mercancía. “El Grito” de Munch estampado en una polera, las pinturas de Picasso en tarjetas postales o las de Picabia en una taza de café.
¿Se acabo el Arte? ¿Es demasiado tarde para revivir los conceptos de belleza y la idea de lo sublime para salvarlo? ¿O es mejor poner el Arte en la sala de espera y concentrarse en los aspectos subversivos de la cultura popular y el entretenimiento de masas? Aparte de esto… ¿Hay otras alternativas?
Lo que los juicios acerca de la irrelevancia y ausencia de poder y fuerza subversiva del Arte contemporáneo ignoran son las implicaciones criticas que podemos encontrar en el repensar la relación entre Arte y poder en el contexto de la actual era de tecnologizacion. Desde el momento en que las formas contemporáneas de poder son cada vez más infotecnicas en su modo de operación la fuerza del Arte podría encontrarse en su habilidad para interrogar la tecnicidad del poder pos moderno y cuestionar su alcance. En lugar de concentrarnos en la noción “trabajo artístico” como objeto o mercancía seria mejor ver al Arte contemporáneo como fuerza de trabajo para enfatizar su dinamismo.
A lo que esto apunta es a la idea de que una Avant Garde verdaderamente radical no es la que busca derrotar un poder para reemplazarlo por otro, sino que su radicalidad reside en la noción de libertad que contiene, en su desafío permanente al poder y las formas de vida orientadas hacia el poder. No se trata en última instancia de instaurar una vida libre del poder, ya que este esta aquí para quedarse, sino del desafío permanente del poder.
¿Y como entendemos el poder en la sociedad moderna? Si lo consideramos como una modalidad o disposición productiva y no solo represora veremos que el poder circula a través de todas las cosas, eventos, experiencias y relaciones determinando su ser y crecimiento, por lo que no es extraño que los seres se movilicen hacia su aumento. Incluso la libertad se piensa en términos de poder o formas de capacitación como el derecho o el poder para ser libre de la dominación, explotación y pobreza. Lo característico del modernismo es que el poder se reproduce a si mismo como poder tecnológico cuya fluidez organizativa lo intensifica permanentemente. El problema con esta racionalidad instrumental, sin embargo, es que engranados en su profundidad se encuentran los modelos de dominación y violencia característicos de la época, por lo que cualquier intento de neutralización dentro de este paradigma solo recanaliza la dominación sin cambiar su principio. La producción, en lugar de ser una fuerza emancipatoria, intensifica la servidumbre a escala global.
El impulso liberador y revolucionario de la primera y segunda ola de la Avant Garde no ha desaparecido y todavía lo podemos encontrar en el arte y el pensamiento critico contemporáneo. Su potencial liberador esta unido a la tecnicidad y su radicalización aumenta con el despliegue y poder de la tecnología electrónica. Esta Avant Garde, según el critico Andzaiarek, es el arte del futuro en el sentido especifico de que subraya
las posibilidades de liberación y transformación del por venir. En lo que hay que tener cuidado eso si es que no hay que pensar este futuro de la Avant Garde como la realización de la utopía, sino como la desarticulación del poder en el presente. En este sentido la estética en lugar de ser pensada dentro de la logica de la producción, consumo y ganancia o en términos de sensibilidad, placer o expresiones subjetivas, es pensada ahora como un evento que transforma las relaciones más allá de los términos de poder. Según Adorno el Arte moviliza la técnica en dirección opuesta a la dominación. A medida que cambia la relacion entre Arte y técnica, la libertad es una cuestión de volver críticamente la técnica en contra de si misma, en lugar de escapar a ella. En esta nueva relacion la Avant Garde, en lugar de oponerse a la técnica, desarticula la tecnicidad desde dentro.
Todas las invocaciones de libertad, democratización y prosperidad que los medios electrónicos, el Internet y el cyberspace proclaman hay que tomarlas con cautela, porque ellas vienen con un ejercicio de poder sin precedente. Junto a la fluidez, multiplicidad y velocidad que la fibra óptica ha introducido en nuestras vidas, también ha revelado al ser como algo manipulable y programable. En este mundo cibernético nada hay cuyo código de información, sea genético o virtual, no pueda ser descifrado. La libertad que tenemos en el “cyber space” solo es posible gracias a esta nueva habilidad de organizar y convertir la experiencia, la materia y el ser en un formato digital. Hoy día ser es equivalente a información digitalizada. Ya no poseemos una esencia aristotélica o un alma divina, sino una inscripción digital con la cual vamos al Banco, pagamos en los negocios, abrimos puertas o visitamos al doctor. Lo que no es posible convertir en información y movilizar en aras de la producción y el poder se ve como algo deficiente, impreciso y difícil de manipular… ¿No será esta la razon que el Arte en la generación informática aparezca como algo irreal o ideológico?
Lo que hace al Arte moderno mantenerse todavía como arte, es decir, poseer autonomía y significancia y ser algo mas que uno de los tantas sectores culturales, es su fuerza creativa, su capacidad para redisponer su energía en una dirección diferente a la condición tecnopolitica de la actual industria artística. El Arte se hace socialmente significativo cuando rompe con la función estética y política que la institucionalidad le prescribe, cuando invierte el poder que regula la sociedad y que se proyecta en el trabajo artístico. El Arte, dice Adorno, inaugura una dinámica diferente, una nueva disposición de fuerzas en donde las fuerzas tecno instrumentales que operan en la sociedad se vuelven no tecnológicas. Son las mismas fuerzas, pero su despliegue es diferente en el Arte y su resultado es un mundo que se revela de otra manera.
En “You Tube” se encuentra el documental de Stockhausen “Helikopter Quartet” ( Karlheinz Stockhausen “Helicopter String Quartet” – YouTube) que, según Andziarek, es una de las ultimas instancias en que el trabajo artístico reformula la tecnología en una composición musical. El cuarteto Arditti usa cuatro helicópteros en donde separadamente cada uno de los miembros del ensamble toca sus respectivas partes. Lo inusual es que no usan el ruido de las hélices como un sonido de trasfondo, ni tampoco lo incorporan como parte de la composición musical como se ha hecho otras veces, sino que toman el sonido de los cuatro helicópteros tal como llega a la cabina y trabajan con el extrayendo su melodía, retrabajando la estructura musical inmersa en el ruido tecnológico. Las notas de los músicos recogen el ruido, lo remodelan y lo transforman en notas revelando la estructura musical inscrita en la tecnología. El complejo juego de sonidos del trabajo artística entre los helicópteros y el cuarteto abre, por decirlo así, un mas allá al reformular la relacionalidad técnica en una relacionalidad artística. Un espacio que escapa al paradigma predominante. Una línea de fuga.
Lo que la Avant Garde transforma es el poder mismo porque el tipo de fuerzas que encontramos en ella no contribuye a la intensificación del poder. Cuestiona las relaciones de dominio del mundo moderno, cambia su momento y abre otras formas distintas al poder. Al establecerse a si mismo como algo único el Arte, al negarse a consentir con las normas sociales existentes y auto calificarse como algo socialmente útil y lucrativo, critica la sociedad por el mero hecho de existir… si el cuarteto molesta es porque no sabemos donde ubicarlo.
Ver video: https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/144d27ef4519b4c7?projector=1ue no usan el ruido de las hélices como un sonido de trasfondo, ni tampoco lo incorporan como parte de la composición musical como se ha hecho otras veces, sino que toman el sonido de los cuatro helicópteros tal como llega a la cabina y trabajan con el extrayendo su melodía, retrabajando la estructura musical inmersa en el ruido tecnológico. Las notas de los músicos recogen el ruido, lo remodelan y lo transforman en notas revelando la estructura musical inscrita en la tecnología. El complejo juego de sonidos del trabajo artística entre los helicópteros y el cuarteto abre, por decirlo así, un mas allá al reformular la relacionalidad técnica en una relacionalidad artística. Un espacio que escapa al paradigma predominante. Una línea de fuga.
Lo que la Avant Garde transforma es el poder mismo porque el tipo de fuerzas que encontramos en ella no contribuye a la intensificación del poder. Cuestiona las relaciones de dominio del mundo moderno, cambia su momento y abre otras formas distintas al poder. Al establecerse a si mismo como algo único el Arte, al negarse a consentir con las normas sociales existentes y auto calificarse como algo socialmente útil y lucrativo, critica la sociedad por el mero hecho de existir… si el cuarteto molesta es porque no sabemos donde ubicarlo.
Ver video: https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/144d27ef4519b4c7?projector=1
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