Kalashnikov

Fuente: http://www.guerraeterna.com
(20.12.10)Diciembre 20, 2010

Ni coches ni lavadoras. Casi diría que ni siquiera los cohetes. El mayor éxito industrial de la Unión Soviética fue el fusil de asalto. No se ha inventado en ese ramo un producto tan fiable, duradero, efectivo y barato como el AK-47 (Avtomat Kalashnikova 47). Es el arma de destrucción masiva que más merece ese nombre. Sus víctimas se cuentan por decenas de millones. El recuento no acaba ahí. Se calcula que en todo el mundo hay circulando 100 millones de kalashnikov. Por decirlo con otras palabras, nadie sabe cuántos hay pero se puede dar por hecho que continuarán existiendo para siempre.

No se ha inventado una forma mejor de matar gente. La bomba nuclear es un mecanismo más destructor, pero precisamente por ello su uso es casi imposible. Un fusil no tiene el mismo efecto disuasorio y es más fácil de obtener.

C.J. Chivers, periodista norteamericano de The New York Times, ha escrito el libro (casi) definitivo sobre el AK-47: «The Gun. The AK-47 and the evolution of war». Comienza por situar el fusil en el contexto de las armas automáticas y de cómo éstas cambiaron las técnicas de guerra. Resulta curioso que algunos de los inventores de estas armas pensaran que al aumentar la potencia de fuego a disposición de cada soldado no resultaría en el futuro necesario reclutar ejércitos gigantescos.

Lo que sí provocaron fue un desequilibrio inmediato en los enfrentamientos entre potencias industriales y países atrasados. Uno de los ejemplos más citados es el de la batalla de Omdurman, en Sudán. En 1898, los británicos acabaron con la rebelión de Abdullah al-Taashi, el sucesor del Mahdi, a pesar de que tenían delante a un ejército de 50.000 hombres. En la primera carga, 8.000 soldados africanos cargaron directamente contra la primera línea de defensa británica. Las armas cumplieron su papel. La mitad de los atacantes cayó en sucesivas oleadas. Ninguno se acercó a menos de 50 metros.

Retorciendo la palabra hasta extremos repugnantes, el AK-47 ha sido un factor democratizador de la guerra. Cualquier fuerza insurgente pasa a ser un rival temible con esa arma en las manos. Es lo primero que ofrecen los traficantes de armas. La mayoría de las víctimas en las guerras posteriores a la Segunda Guerra Mundial son civiles, por lo que no es necesario un armamento más sofisticado. Su simplicidad es máxima. Cualquiera puede aprender a utilizarlo o desmontarlo en unos minutos. Su mantenimiento, mínimo. No le afecta ni el frío ni el calor. Ni el agua. Ni el barro.

Parece un instrumento diabólico siempre dispuesto a causar la muerte. Pesa sólo tres kilos y su retroceso es reducido. Hasta un niño puede utilizarlo, y eso no es una frase convencional. Las guerras africanas están llenas de niños y adolescentes a los que un arma les convierte automáticamente en adultos, en alguien capaz de matar con extrema facilidad.

Chivers describe el impacto que tuvo en la guerra de Vietnam y explica por qué el fusil norteamericano M-16 salió derrotado con claridad en ese conflicto. La humedad tenía efectos terribles en el M-16, lo que hacía que se encasquillara con frecuencia. Mientras tanto, el AK-47 parecía imperturbable en esas condiciones. Chivers cita el caso de muchos soldados norteamericanos que terminaban utilizando el kalashnikov. Como le dijo un sargento a un coronel que le preguntó por qué demonios llevaba encima esa arma: «Porque funciona».

Sin restarle derechos de copyright a Mijaíl Kalashnikov, Chivers destaca que el desarrollo del arma se debió tanto a la inventiva del creador como al potencial industrial de la URSS. Expertos de la industria de armamento introdujeron mejoras en el diseño inicial del fusil para hacerlo aún más efectivo, y hasta se dice que un técnico alemán capturado hizo algunas aportaciones.

En algunas guerras del mundo, por ejemplo en Afganistán, aún se pueden encontrar ejemplares del AK-47 fabricados en los años 50 que continúan funcionando con normalidad. No hay muchos productos de los que se pueda decir lo mismo.

El ser humano ha alcanzado las mejores muestras de ingenio en el negocio de matar a sus semejantes. El AK-47 es el estandarte que mejor define a la humanidad.

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