Recabarren y la cuestión política

Por: Mireya Baltra
Fuente: http://www.cronicadigital.cl (26.01.10)

En el Centro Cultural y Social El Sindicato, ubicado en el casco antiguo de Santiago, se reeditó un pequeño volumen titulado «La Proyección de la Acción Sindical» escrito por Luís Emilio Recabarren en 1917, publicado por primera vez en los Talleres Gráficos «la Vanguardia» en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.

Uno de los capítulos escritos de Recabarren, se refiere a la «Cuestión Política en los Sindicatos»…Recabarren señala que:»Es indispensable abordar lo que se llama «la cuestión política» en el seno de los sindicatos, para orientar la conducta de los trabajadores. No hablar de política, no tocar ese tema, calificarlo de inmundo y no abordar su examen, es sencillamente un proceder poco juicioso y que nos perjudica»… y continua: «La permanente declaración de los Sindicatos para no preocuparse de asuntos políticos, la que declara que al sindicato deben venir los obreros a defender sus intereses económicos, sin diferencia de ideas políticas, quiere decir claramente que cada obrero, conservando sus afecciones políticas a los Partidos de la clase Burguesa y Capitalista o sin rumbos al respecto, se refugia en el sindicato sólo para «mejorar» sus condiciones económicas. Todo esto es el más grave de los errores»…

La historia es un concepto vivo, dinámico que no atrapa el tiempo ni queda dormida en el pasado. Recabarren con el lenguaje de principios del siglo veinte, se enviste hoy en el siglo veintiuno, con firme armadura ideológica dando alas a un debate de ideas que se hace imprescindible consultarlo, para orientar la acción política en los sindicatos y en la sociedad en su conjunto.

La reciente elección Presidencial del 17 de enero del pasado, en el año del Bicentenario de la Independencia Política de nuestra Nación, pone en el centro una de las causas de la derrota de la fuerzas Democráticas y Revolucionarias.

El apoliticismo es un instrumento político de la reacción. Una forma de manipulación colectiva que convoca a la dispersión y a la confusión ideológica. El sentido común, de larga data expresado es frases tales como: «Todos los gobiernos son iguales», «si yo no trabajo no como», «todos los políticos son corruptos», «da lo mismo quien gobierne», viejas frases reiteradas por décadas, reforzadas hoy en día por la ideología neoliberal, han ido conformando una conducta social –en algunos sectores de la sociedad- que bien pudiéramos calificar de conformismo y de «desclasamiento».

Los operadores políticos de la derecha en el Parlamento, en los municipios y en las directivas de los partidos de la burguesía chilena han trastocado o pretendido trastocar la lucha de clases, es decir, tratando de asimilar los interés del gran capital financiero trasnacional, de los grandes empresarios capitalistas con los intereses de los trabajadores, o en otras palabras, los sueldos de los grandes ejecutivos con el salario mínimo de los obreros. Nada que ver.

La clase política que triunfó el 17 de enero en Chile, fundió en un sólo haz el poder político y el poder económico. Las consecuencias de esta derrota, por cierto, se vincula estrechamente con la carencia de una cultura política de clase que ha sido reemplazada por la práctica del clientelismo político, de políticas asistencialistas y de una «transacción mercantil electoral».

Muchos electores que votaron por Sebastián Piñera, sacaban una fácil conclusión: «El es rico no va a robar», sin comprender en su ignorancia que los ricos son ricos porque han robado por siglos la fuerza de trabajo de los explotados. ¿Dónde la vieron? que de pronto los capitalistas se tornen generosos y caritativos y no pongan en la agenda presidencial la flexibilización laboral, y de pronto, se iluminen para que los trabajadores negocien colectivamente por rama de la producción y no por sindicatos aislados, menos podemos esperar una reforma al Código del Trabajo y que el salario mínimo sea ético como señaló la Conferencia Episcopal.

La derecha gobernará defendiendo sus intereses de clase. Esa es la esencia del capitalismo. La obtención de la ganancia máxima, de la usura financiera de los bancos, del robo legitimado a la «clase media» a través de las tarjetas plastificadas que el señor Piñera que obsequió graciosamente para endeudamiento «persé», de una clase que se asimila más a los trabajadores que a una oligarquía financiera.

La «cuestión política» de la que nos habló Recabarren, se constituye hoy en la herramienta clave para dotar a los trabajadores y a sus organizaciones de una visión moderna de la lucha de clases, se convierte en la acción creadora para forjar la unidad de los trabajadores y hacer frente a las poderosas organizaciones Empresariales.

Lo más esencial de la política es la estructura del poder Estatal y el ejercicio de ese poder hoy en manos de la derecha económica de nuestro país. La política es la concentración de la economía y le guste o no les guste a los teóricos burgueses, es la expresión que asume la lucha de clases en la conquista de ese poder.

Volver al pasado y en particular al legado del fundador del Movimiento Sindical Chileno, es ponernos de pie en el presente, levantando vocablos olvidados, en desuso, prácticas y valores que la burguesía se empeña en despolitizar para su eterna acumulación capitalista .

Es retomar las banderas del Presidente Salvador Allende y el combate de millones de chilenos y chilenas por la recuperación de nuestras riquezas y nuestra dignidad.

Por Mireya Baltra. Ex Ministra del Trabajo del Gobierno Popular de Salvador Allende. Miembro del Consejo de Crónica Digital.

Santiago de Chile, 27 de enero 2010
Crónica Digital

Una respuesta

  1. Estimada compañera Baltra
    Porque no escribio cuando estaban administrando el botin los chicos malos de la derrotada concerta.?
    Porque ahora usa ese lenguaje?…ahora que los vagos de la concerta AYUDARON a despolitizar todas las acciones de nosotros los que vivimos en la poblacion.
    Tendremos mucho cuidado aqui en la pobla..ya que la udi populacha TIENE infiltrada las conciencias de mi pueblo.

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