Entrevista en Managua a Edén Pastora, el Comandante Cero

Por: Carlos Tena
Fuente: http://www.insurgente.org (29.10.09)

Kaos/inSurGente.- «(…) Déjeme decirle que todos los que en 1980 no permitieron que Daniel realizara su proyecto, diez años más tarde abandonaron el barco, como Ernesto Cardenal o Sergio Ramírez, hoy iconos de la literatura nicaragüense, de la intelectualidad, a los que la Revolución prestó toda su ayuda, y ahora andan queriendo embaucar a los europeos afirmando que el Presidente Ortega les apartó de sus responsabilidades. No es verdad. Mienten, porque fueron ellos los que libremente lo abandonaron, desde el 92, 93, 94, cuando creyeron que el sandinismo estaba enfermo de muerte, que no se regresaría al poder nunca. Y se dedicaron a hacer su partido de “renovación sandinista”, en el que de Sandino sólo se quedaron con el sombrero, que es su símbolo actual, y un color que nada tiene que ver con el rojo y negro del Frente, sino anaranjado, como si fueran de la selección de fútbol holandesa. Hoy se ven cosas en Nicaragua que deberíamos haber realizado en el 80. Una revolución en libertad y en democracia, donde existe un respeto absoluto a los derechos humanos, donde no hay gente perseguida por sus ideas, no hay un exilado, un torturado… Europa, curiosamente, apoyaba en los 90 a los gobiernos nicaragüenses que aplicaban un capitalismo salvaje, y no les importaba que los oligarcas les robaran todo. Sin embargo hoy, que tenemos un gobierno de cambio social, nos recortan las ayudas, las inversiones, no les entiendo. (…)» Hagan clic en «Leer más» pata acceder al texto íntegro de la entrevista de Carlos Tena con Edén Pastora, al que pueden ver en la fotografía tomada ayer mismo en su casa de Managua.

ENTREVISTA EXCLUSIVA CON EL COMANDANTE CERO

Por Carlos Tena

“Estoy orgulloso de que, al fin, la Revolución sandinista original, se esté cumpliendo”

Edén Pastora (Nicaragua, 1937), el célebre Comandante Cero del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) fundado por Carlos Fonseca Amador*, combatió contra el régimen de Anastasio Somoza*, asaltando el 22 de agosto de 1978 el Palacio Nacional de Managua, entonces sede del Congreso Nacional, al frente de un comando de 25 guerrilleros del Frente,. Entre los rehenes capturados en aquel golpe militar figuraban un primo del dictador, Luís Pallais Debayle, Presidente de la Cámara de Diputados y un sobrino carnal, José Somoza Abrego; Pastora exigió la liberación de varios guerrilleros presos (entre ellos Tomás Borge), medio millón de dólares y 2 aviones para viajar a Panamá y Venezuela junto con algunos rehenes, además del obispo de Managua, Monseñor Miguel Obando (hoy elevado al cardenalato y en aquel entonces llamado despectivamente por Somoza “El Comandante Miguel”). Dos días después se cumplieron sus exigencias, pues el dictador no quiso recuperar el Palacio por temor a una masacre de los rehenes.*

Lejos queda el asesinato del padre de Edén, el labrador Pánfilo Pastora, por órdenes del dictador, al no haber querido vender la humilde casa familiar de Metapa (hoy nombrada Ciudad Darío, como homenaje al lugar donde nació el poeta Rubén Darío).

Pastora, reside en un barrio de la periferia de la capital nicaragüense. Una vivienda sencilla, del tipo que popularmente se conoce como “minifalda” (mitad madera, mitad cemento), en la que vive junto a su esposa y sus recuerdos personales de más de treinta años de combate, de lucha en la clandestinidad, de controvertidas actividades armadas y políticas, durante los que su vida se entregó a la Revolución y al Frente, más tarde dirigiendo el ARDE (luchando para derrocar al FSLN), condenado a muerte por el gobierno del FSLN, nacionalizado costarricense, organiza grupos armados en la frontera sur, siendo captado por William Casey (entonces director de la CIA), y más tarde regresa a su patria para apoyar a los partidos opositores a lo que él consideraba una “revolución traicionada” (título de un libro de su compañero de lucha Ernesto Cardenal). Desde 2006 es un entusiasta defensor de esa Revolución, en la que sus amigos y camaradas, veteranos y jóvenes, parece que están cumpliendo, en medio de los feroces ataques de la oposición, los objetivos que llevaron a Pastora a no descansar ni un minuto, en aras de ese cambio social profundo que soñó el héroe nacional de Nicaragua, general Augusto César Sandino.

Hoy luce en su pecho la máxima recompensa del gobierno: El presidente Daniel Ortega, le condecoró el pasado 22 de agosto de 2009 con la Orden Carlos Fonseca, conmemorando el 30º Aniversario de la toma al Palacio Nacional.

“Me pueden llamar de todo, menos cobarde y deshonesto”

– ¿Cómo articula en la memoria toda su lucha a favor y contra la Revolución, su condena a muerte, la captación por la CIA, el combate para acabar con lo que llamó estalinismo sandinista, y esa entrega que muestra hoy hacia el gobierno de Daniel Ortega?

Mis compañeros se dieron cuenta de que la Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE) que yo dirigí, salvó la Revolución en determinado momento. Y permítame ser inmodesto: si no hubiera yo permanecido en el sur del país, los contrarrevolucionarios más furibundos hubiesen invadido el país y matado a miles de compañeros. Así, el imperialismo, que siempre se apunta a una solución de ese tipo, habría terminado con todo atisbo de sandinismo, Dios me libre, Dios me ampare de los Estados Unidos, independientemente que mis hermanos del Frente saben que yo mantuve mis principios revolucionarios.

– ¿Quiere decir que usted decidió actuar como si fuera la conciencia del sandinismo?

Nada de eso, no. Pero no me arrepiento de haber criticado el rápido enriquecimiento, la dulce vida, el gusto por las mansiones, la descomposición ética, la carrera armamentista en la que cayeron algunos compañeros. Yo pensaba que nuestra revolución no era sólo militar, sino moral y política, es decir, que buscaba ante todo desarrollar programas de contenido social que lograran que el pueblo defendiera esa Revolución, para desarmar al Imperio con argumentos, aunque vinieran armados militarmente. Siento una enorme satisfacción del deber cumplido, de haber sido consecuente con mis ideas. Mire, a mí se me puede acusar de todo, menos de deshonesto. Me pueden tildar de lo que quieran, menos de cobarde. Creo haber sido y ser congruente con lo que predicado, desde una casa modesta, haciendo una vida sencilla…

– Pero terriblemente activa…

– Activa en lo político y en lo físico. Yo vivo de mi trabajo, de la pesca, pero ahorita ando metido en lo que yo llamo la última locura de mi vida, eso sí, con la ayuda de Daniel, de nuestro Presidente, en un proyecto maravilloso, ecológico, como es el que se va a acometer en el río San Juan, rescatando sus aguas al hacerlo de nuevo navegable. No sé si sabe que, desde hace más de 300 años, los españoles llenaron de arena su desembocadura, porque consideraban que obstruyendo el acceso, impedirían el paso de los corsarios y los piratas ingleses al interior del país. Estoy pues, apoyando a este gobierno que está haciendo una Revolución nacionalista, anti-imperialista y democrática.

“No soy anticomunista, porque un verdadero revolucionario no debe serlo”

– ¿No cree que parte de la ciudadanía mantiene aún ciertas reservas, cuando se habla de revolución, palabra manipulada y desvirtuada por la intervención de lo que yo llamo la dictadura mediática, que trata de que las clases más desfavorecidas sientan temor ante ese término, al que achacan todo tipo de desmanes, de privatizaciones, desórdenes, etc.?

– Estoy convencido de que los pueblos no temen a los cambios, no pueden tener reservas ante lo que conlleva una justicia social. Son los sectores más pudientes de Nicaragua, que históricamente han estado abusando de las clases humildes, los que sienten más rabia ante esos cambios, los que no soportan que se acabe la explotación del hombre por el hombre. Yo combatí en mi país y fuera de él, como ya te he dicho, contra lo que yo consideré los errores políticos y morales de la Dirección Nacional del Frente, que echaban por tierra la más bella de las revoluciones habidas en la historia de la humanidad, y que me perdonen los mexicanos, los cubanos, pero en ninguno de esos países se dio el fenómeno que apareció en Nicaragua, nacionalista, sandinista, pero separada del concepto radical del comunismo (y no es que yo sea anticomunista, porque un verdadero revolucionario no puede serlo), pero yo no deseaba para mi país algo similar al estalinismo, el leninismo, aunque sin embargo creo que todo buen político debe saber aplicar las teorías marxistas, que no son otra cosa que unas reglas para evitar que existan en la sociedad unas clases sociales tan diferentes en lo económico y lo cultural, muchos sectores esclavizados y unos pocos dominadores. Todos tenemos el deber de conocer los postulados de Karl Marx. Pero como ya digo, hubo compañeros que quisieron aplicar la doctrina marxista-leninista más ortodoxa, o eso que aún se llama “la dictadura del proletariado”, y yo luché contra esos errores. Una lucha circunstancial, pero una lucha a muerte, porque en mi conciencia existía la seguridad de que esos compañeros estaban poniendo en peligro esta hermosa Revolución. Nadie me entendió entonces: ni los yanquis, ni los sudamericanos, ni los europeos, porque en 1980 ellos sólo comprendían que se podía ser o sandinista o contrarrevolucionario. No cabían más opciones. No existían otros matices. Yo estaba por el rescate del proyecto original del FSLN.

“Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez, mienten a los europeos”

– ¿Y el hoy, el ahora? ¿Qué está sucediendo para que usted se haya colocado del lado de aquellos compañeros a quienes combatió a muerte?

– Hoy se cumplen proyectos, no peleamos con la pequeña y mediana empresa, con los productores del campo y con los obreros; vamos en el camino a la meta para vivir en paz con los estudiantes, para vivir en paz con las Organizaciones Populares, y poder hacer la Revolución. Nos atacan desde la derecha porque se están entregando títulos de propiedad a los campesinos, cosa que no hicieron los Gobiernos neoliberales; y proporcionado ganado, vacas, chanchos, gallinas, bonos de producción a nuestros campesinos; se está luchando contra la usura y se construyen viviendas, cuando los liberales no hicieron casas ni para sus partidarios. Ahora estamos haciendo una Revolución de verdad. Déjeme decirle que todos los que en 1980 no permitieron que Daniel realizara su proyecto, diez años más tarde abandonaron el barco, como Ernesto Cardenal o Sergio Ramírez, hoy iconos de la literatura nicaragüense, de la intelectualidad, a los que la Revolución prestó toda su ayuda, y ahora andan queriendo embaucar a los europeos afirmando que el Presidente Ortega les apartó de sus responsabilidades. No es verdad. Mienten, porque fueron ellos los que libremente lo abandonaron, desde el 92, 93, 94, cuando creyeron que el sandinismo estaba enfermo de muerte, que no se regresaría al poder nunca. Y se dedicaron a hacer su partido de “renovación sandinista”, en el que de Sandino sólo se quedaron con el sombrero, que es su símbolo actual, y un color que nada tiene que ver con el rojo y negro del Frente, sino anaranjado, como si fueran de la selección de fútbol holandesa. Hoy se ven cosas en Nicaragua que deberíamos haber realizado en el 80. Una revolución en libertad y en democracia, donde existe un respeto absoluto a los derechos humanos, donde no hay gente perseguida por sus ideas, no hay un exilado, un torturado… Europa, curiosamente, apoyaba en los 90 a los gobiernos nicaragüenses que aplicaban un capitalismo salvaje, y no les importaba que los oligarcas les robaran todo. Sin embargo hoy, que tenemos un gobierno de cambio social, nos recortan las ayudas, las inversiones, no les entiendo.

“Es muy difícil hacer una revolución bajo las leyes de la burguesía”

– ¿Es consciente de la lucha que plantea un cambio social como el que se acomete en el país, paulatino y complicado, sabiendo que tienen en contra al 99% de los medios de comunicación, todos privados, dueños también de la gran banca, que detentan la titularidad para la explotación de bienes de consumo como el teléfono, la luz, parte de la educación, la sanidad, etc.?

– Yo se lo señalé a Daniel. Le dije públicamente, en una plaza: “Presidente, estás abocado a la tarea más difícil, como es hacer una revolución con las leyes de la burguesía”. Y con estos medios de comunicación en contra, que están en manos de dos familias de la oligarquía, de la aristocracia, como son la de los Chamorro o los Sacasa. Uno de los Chamorros, que nos apoyó en esta segunda etapa de gobierno del Frente, ahora que ve que se cumplen los programas sociales, que se acometen los cambios fundamentales, de corte social, para favorecer de nuevo la alfabetización, eliminación de la pobreza extrema, me dice en un espacio de televisión: “Pero es que eso que estáis haciendo es de izquierdas”. Los demócratas podemos y debemos encabezar esos cambios sin temor al qué dirán, sin miedo a decir: “Sí, somos de izquierda”. Resumiendo, creo que Ortega está haciendo todo aquello que puede hacer, y mientras podamos cumplir los veinte puntos, veinte programas sociales prometidos, mejorando la sanidad pública, la educación, la vivienda, seguiremos adelante. Pero no se le puede exigir al gobierno que lo haga en dos años, ni en cinco. No somos magos, ni tenemos dotes sobrenaturales. Hemos heredado gravísimos problemas generados por tres gobiernos neoliberales, y no es posible subsanarlos en un espacio de tiempo de una legislatura. Tres ejecutivos que privatizaron todo menos el agua potable…Y te lo digo yo, que combatí los errores del 80. Ahora apoyo a Daniel para que Nicaragua recupere lo que el capitalismo le ha robado en esos años desde 1985 al 2006.

“Fidel Castro es un hombre que la naturaleza pare cada dos mil años”

– Por cierto, ¿ha conocido alguna vez al Comandante Fidel Castro?

. A Fidel le traté en muchas ocasiones, más de veinte. Y hablamos de tú a tú, muy sinceramente. Es un hombre que aprecia al ser humano, que admira a los hombres que lo son, a los que cumplen su palabra, a los que tienen principios, que son honestos, que saben avergonzarse de sus errores, a los que tienen un alto sentido de lo que es el honor. A mi me tenía una especial admiración, y déjame decirte que cuando me saludaba, muy afectuoso, parecía un padre con un hijo al que no ve muy a menudo. Fidel Castro es de esos hombres que la naturaleza pare cada dos mil años, y eso que cuando pronuncio su nombre, en mi interior hay conflictos tremendos, porque por un lado está el hombre que cuando habla de política internacional siento que soy yo mismo el que dice esas palabras. Cuando llegó el Papa Juan Pablo II a La Habana, visita que los contrarrevolucionarios vaticinaron como un golpe al castrismo, una bofetada de la Iglesia Católica al gobierno de la isla, Fidel se lo metió en el bolsillo cuando le dijo: “Santidad, dígame que tenemos que hacer los cubanos para que usted se sienta bien en nuestra patria”, desarmando a los cardenales, a los obispos y a los curas que le acompañaban. Pero lo más impresionante para mí, fue cuando le dijo: “¿Sabe Su Santidad que de los más de cien millones de niños que duermen en la calle en el mundo, ninguno es cubano?”. Definitivamente, lo dejó sin palabras. Y cuando veo nuestra Nicaragua donde aún hay mendigos, pobres, analfabetos, delincuentes, bandas armadas, traficantes, yo me pregunto, sigo en la eterna duda de si es mejor lo nuestro o aquello, si tenemos una democracia de verdad o si es mentira que aquello es una dictadura. La personalidad de Fidel es fascinante. Cuando salía de Cuba a reuniones, o invitado a una asamblea, eclipsaba a todos los presidentes del mundo, incluyendo a los dueños de las bombas atómicas y de hidrógeno. Recuerdo que durante el mandato de Clinton, este tuvo que ir a Estocolmo, a una reunión en la que debía estar presente Castro, y el de la Casa Blanca mandó a Hillary para que el Comandante no le robara plano, pero Fidel, tan astuto y divertido, no quiso asistir para no eclipsar a la señora.

“Nunca he ocultado que la CIA me contactó”

– Existen, supongo, muchos medios que le habrán ofrecido jugosas recompensas por hablar de sus contactos con la CIA, de sus secretos cuando combatía contra sus compañeros. ¿No piensa que ha llegado el día de revelar toda aquella etapa de su actividad como combatiente?

Pues sí, claro, pero me niego a entrar en ese juego. No quiero remover historias que dañarían a personas, aunque fuesen enemigos, a seres que hoy ya no están vivos. Y me niego porque no quiero abrir cicatrices que deben desaparecer definitivamente. Nunca he ocultado que la CIA me contactó, ni que ellos mismos dijeron que cuando yo hablaba “mermaba su capacidad”, ni que reconocían que yo les regañaba “como sólo Edén sabe hacerlo”, ni que me llevaron al despacho de William Casey*, director de la agencia, para filmarme, grabarme y tratar de ensuciarme, pero eso sí, a Casey le dije bien clarito: “Mire usted, a mi no me gustaría que el día de mañana afirmaran que les engañé, o que no fui honesto con ustedes. Quiero ante todo, que sepa que yo sigo siendo sandinista”. Y sorprendido, Casey me pregunta: “¿Y entonces cuál es el problema que tiene usted con ellos? Y le respondo: “Pues muy sencillo. Están haciendo una revolución marxista-leninista y yo quiero un sistema nacionalista, pero como soñó el general Sandino”. Como dice Cardenal en su libro La Revolución traicionada “…la CIA quiso utilizar a Pastora, Pastora quiso utilizar a la CIA, y al final ni la CIA usó a Edén, ni Edén usó a la CIA”. Debo reconocer, sin embargo, que yo sí utilicé los servicios de la agencia para que me dejaran vivir en paz, para que no intervinieran ayudando a los contrarrevolucionarios y yo pudiera hacer mi combate sin otros grupos al lado. La CIA me bautizó como “La Barracuda” porque, decían, es un pez que sabe cuidar su arrecife, como Pastora cuida Nicaragua. Es muy complicado, pero en aquellos años tuve que echar mano de una estrategia que me permitiera, sin prestarme a ningún servicio infame, tratar de llegar de nuevo al corazón de mis compañeros para que cambiaran de rumbo, evitando el unirme a los más acérrimos enemigos del sandinismo.

“No es posible un golpe de estado en Nicaragua, como el cometido en Honduras”

– ¿Considera que la asonada militar protagonizada por el dictador Micheletti, en la vecina Honduras, tiene visos de repetirse en otro país centroamericano?

– Lo que la derecha ha realizado en Honduras es poner por delante sus intereses económicos, pero ha logrado lo que ni el partido comunista, ni la izquierda en pleno, consiguieron en los últimos decenios: darle a la ciudadanía conciencia de clase. Sarcásticamente, con ese golpe asesino, han despertado en el pueblo el orgullo democrático, espíritu de lucha, y una organización social como jamás se había dado en aquel país, al extremo de que si mañana desaparecieran Micheletti y Zelaya el problema seguiría planteado. ¿Y cual es la incidencia de ese lamentable hecho para Nicaragua? Sencillamente, que pone en crisis el proyecto latinoamericano del ALBA, amenaza, si se consolida la dictadura del fascista este, a El Salvador, a Guatemala, a Bolivia, a Ecuador. Pero aquí no puede darse un golpe de esas características, por la extracción actual de los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía, por su fidelidad a los principios constitucionales de la democracia, y por algo esencial: nunca van a reprimir al pueblo, que es lo que el ejército de Micheletti está haciendo en Honduras. Lo digo bien alto. En Nicaragua es imposible el regreso de la dictadura. Eso lo sabe la derecha de aquí, que sigue animando a Micheletti, pero saben también que existen más de trescientos mil sandinistas armados que no consentirían algo parecido. Repito en que el meollo de la cuestión es el ALBA, terminar con ese proyecto tan positivo, tan crucial para los pueblos de América latina. Contra eso es contra lo que va la derecha oligárquica hondureña, sabedora de que es una realidad altamente atractiva para nuestros pueblos.

“Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español”
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!

(Oda a Roosevelt)

– Rubén Darío, el poeta nicaragüense más célebre, al que se conoce como Príncipe de las Letras Castellanas, escribió esos versos durante una breve estancia en la ciudad de Málaga (España), en 1904, y que forman parte de aquella oda dedicada al entonces presidente norteamericano Theodor Rooselvet, en la que anunciaba la rebeldía de América si continuaba esa política agresiva.

¿Cree que las palabras del genial poeta siguen vigentes, dado el panorama político actual?

– Sin duda, Darío hoy hubiese escrito lo mismo o incluso algo más radical. No olvide que Nicaragua fue descubierta por andaluces, con lo que llevamos muy dentro el amor no solo por la rebeldía, por la poesía, el sentido del humor, el amor a la vida, a la música, de aquel pueblo. Debo decir que si hubiera podido elegir entre ser colonizado por ingleses o españoles, en el fondo, me alegro de hablar hoy castellano y no inglés.

Durante toda la conversación, Edén Pastora, el controvertido y discutido, elogiado y vilipendiado Comandante Cero, se ha mostrado sereno, natural, afectuoso y encantadoramente comunicativo, como pocas personalidades con su experiencia y trayectoria. Habla con pasión, sabiendo que sigue poniendo en riesgo su vida (ha sido agredido en los alrededores de su casa en alguna ocasión), pero hasta hoy ha salido indemne, aunque a punto estuvo de saltar al otro lado del muro de la vida, en un atentado que se llevó por delante a once de sus camaradas, cuando la CIA decidió que sus servicios no eran los que esperaba la Casa Blanca. Las facturas que suele pasar la agencia, son de esa clase.

NOTAS.-

(1) Carlos Fonseca Amador (Matagalpa, 1936), fundador del FSLN, asesinado en noviembre de 1976, compañero y amigo de Tomás Borges, es considerado el más heroico general por sus compañeros de armas. Pastora dice ser uno de sus condiscípulos.

(2) Anastasio “Tachito” Somoza (1925 – 1980), fue presidente de Nicaragua entre 1967 y 1972, y entre 1974 y 1979. Como Jefe de la Guardia Nacional (GN), mantuvo el poder efectivo durante el período intermedio. Fue el último miembro de la familia que ejerció el poder, tras su padre y su hermano, una dinastía de dictadores que había comenzado en 1934. Bajo el liderazgo de los Somoza, padre e hijos, la Guardia Nacional asesinó a cerca de 30.000 ciudadanos nicaragüenses, la pobreza y la miseria se dispararon, y el analfabetismo era del 80%. La fortuna que Tachito acumuló en vida, ingresada en bancos de Miami (Florida, EEUU), se calcula que ascendió a mil millones de dólares de aquellos años. Tras la victoria militar de los guerrilleros del FSLN, huyó a Estados Unidos, luego a Las Bahamas y mas tarde a Paraguay, donde fue ejecutado el 17 de septiembre del año siguiente en la lujosa Avenida Francisco Franco, también conocida como Avenida España, en Asunción, capital de aquel país, por un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo, encabezado por el argentino Enrique Gorriarán.

(3) De septiembre de 1978 hasta su derrocamiento el 17 de Julio de 1979, él y su hijo, el mayor Anastasio Somoza Portocarrero, provocaron una trágica guerra civil, ordenando el bombardeo de las ciudades principales de Nicaragua que habían caído en manos del levantamiento popular, comandando por el FSLN. En esos años, la familia Somoza contó con el apoyo de los gobiernos de Sudáfrica, Portugal, Argentina, y Paraguay, en contraste los de Cuba, Venezuela, Panamá, Costa Rica y México, coadyuvaron a la victoria final del Frente Sandinista enviando armamento y material sanitario.

(4) La familia Chamorro ha tenido cinco presidentes de la República; su persistencia en el poder a lo largo del tiempo es un caso típico de la continuidad histórica de las oligarquías centroamericanas. Todo ellos se mantuvieron en el poder merced al apoyo de Estados Unidos, cuyos intereses en la zona salvaguardaron eficazmente.

(5) William Joseph Casey (1913 – 1987) fue director del Servicio de Inteligencia de Estados Unidos entre 1981 y 1987. En este cargo fue responsable de la Comunidad de Inteligencia estadounidense y dirigió personalmente la CIA.

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