El gran engaño del Eurocomunismo: La liquidación de la naturaleza revolucionaria de los comunistas y su conversión a la socialdemocracia

Por: Javi
Fuente: http://www.elhilorojo.blogspot.com (24.08.09)

Artículo enviado por Héctor Siluchi

Ha venido a verme un colega a casa y me ha encontrado tirado en el suelo, llorando desconsoladamente, maldiciendo en klingon y arrancándome los pelos de la barba.“ ¿Qué te pasa?” me preguntó mientras me inyectaba en vena algunos gramos de diazepam.“ ¡Pues que Rafa Hortaleza me ha hecho mucha pupa!”, le contesté. Y es que mirad lo que ha dicho, a propósito de Carrillo:

“Tengo en la estantería su libro «Eurocomunismo y estado» (1977) […] y lo sigo encontrando plenamente vigente. ¿El PCE necesita un manifiesto programa? Yo fotocopiaría ese libro y lo repartiría entre la militancia quitando alguna cosa aquí y allá. A veces ojeo algún capítulo y me sorprendo al ver lo que se parece al programa de Izquierda Unida.”

Esas líneas me han dejado tan dolido que no puedo entrar a considerar la figura de Carrillo por parecerme un tema secundario al lado de esto. ¡Qué hiriente puede llegar a ser Rafa cuando se lo propone! Voy a contestarle al tiempo que me voy tomando un vaso de haloperidol con benzodiazepina (mezclado, no agitado) para ver si me tranquilizo.

Al Eurocomunismo puedo concederle, como hacía el camarada Sacristán, tres aciertos: una crítica sana a los errores de la tradición comunista, una voluntad de analizar las novedades de la estructura social, y una percepción acertada de la difícil viabilidad de un horizonte revolucionario cercano en esta Europa en la que vivimos.

Y, junto a eso, tiene el Eurocomunismo un vicio gigantesco que da al traste con los aciertos que pudiera tener: la liquidación de la naturaleza revolucionaria de los comunistas, la conversión de éstos en socialdemócratas.

Ya que no vamos a lograr que la gente salga en masa a plantar unas barricadas en la Gran Vía madrileña, ya que la revolución es aquí y ahora algo que se presenta como irrealizable, el Eurocomunismo opta por orientar la labor de los comunistas hacia una lucha parlamentaria en la que lograríamos ser hegemónicos.

La desmantelación del Partido Comunista de España como organización de cuadros y sectorializada hacia una estructura “de masas” organizada electoralmente no es algo que surgió de la nada: es parte esencial de la teoría eurocomunista, se infiere directamente de su doctrina.

El Eurocomunismo no plantea ninguna “vía al socialismo”: es una justificación de la conversión de organizaciones de naturaleza revolucionaria en organizaciones electoralistas.

Se da la ironía de que la organización a la que Rafa alaba en su entrada, el Partido Comunista de Portugal, es un Partido que no sufrió el Eurocomunismo, y que por tanto nunca llegó a aceptar resignadamente el limitar su lucha al juego parlamentario. El Eurocomunismo disfraza esa resignación de “vía gradual al socialismo”. Por eso no puede servirnos como “Manifiesto-Programa”: porque no propone nada, se limita a justificar la actuación posibilista en estos tiempos difíciles en los que vivimos.

El Eurocomunismo es una teoría mentirosa: dice tener un plan cuando en realidad no tiene ninguno. No es honesta. Así fue que en 1982 nos pegamos tal hostiazo en las elecciones que el Eurocomunismo quedó herido de muerte: supuestamente íbamos a cambiar el mundo desde las instituciones de las democracias occidentales, íbamos a evitar el choque directo, íbamos a dirigirnos “en paz y libertad” gradualmente al socialismo, íbamos a logar la hegemonía desde el Parlamento…y resulta que nuestro gran plan cosecha el 4,02% de los votos. El plan no era tal plan.

El PCP fue fiel a lo mejor de la tradición comunista: trabajar desde el Parlamento, pero siendo conscientes de que no es desde ahí desde donde lograremos la hegemonía social. Que no podamos hacer ahora grandes cosas no significa que tengamos que convertirnos en lo que no somos, como pretende el Eurocomunismo. En ese error nunca cayó el PCP, de ahí que disfruten de una organización fuerte a pesar de la debilidad generalizada de la izquierda en Europa.

No creo que el Eurocomunismo se parezca al programa de Izquierda Unida: nuestro programa no miente, el Eurocomunismo sí. No pretendemos engañar a nadie: queremos llegar al socialismo, pero no disfrazamos nuestra debilidad presente de “plan para una transición gradual al socialismo” como lo hacía el Eurocomunismo.

Pretendemos que nuestra práctica cotidiana sea lo más útil posible a la sociedad con las escasas fuerzas que disponemos; pero no nos hacemos trampas al solitario, ni creo que se las hagamos a los demás; desde Carrillo nadie ha intentado vender la moto de que ésta era la senda que nos llevaría hacia la hegemonía: admitimos que la receta no la tenemos.

En IU somos infinitamente más humildes y más sinceros de lo que lo era el Eurocomunismo. Y seguramente ahí estará nuestra salvación: creo que hay un gran número de personas en IU que somos conscientes de que por ésta vía no lograremos mucho más, que hay que explorar otros caminos, que algo nuevo tendremos que hacer. La honestidad es lo que diferencia al programa de IU de la teoría Eurocomunista.

En resumen, querido Rafa, eso es lo que ha supuesto el Eurocomunismo: tres aciertos con los que no hemos logrado avanzar gran cosa, y un error tan grave que sigue amenazando con liquidarnos.

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