La idiotez en crisis

Por:  Aníbal Venegas    
www.elclarin.cl (23.09.08)
 
Husmeando en la red, he descubierto a un amplio sector de la chusma nacional quejándose de la crisis financiera gringa, hecatombe con repercusiones internacionales –como no- que ha motivado al gobierno para recomendar a sus eternos “representados” una moral bastante idiota y tardía del ahorro. Se supone que los chilenos deben cuidar el bolsillo y no gastar como hacían antes, todo el miserable sueldo en las fruslerías que les eran –y son- impuestas por un sistema social, intelectual y cultural basado completamente en el neoliberalismo ¿Significa que este año no habrá Halloween? ¡Dios mío, qué haremos!

Es increíble que a estas alturas se comience a esparcir la conciencia del “ahorro”, del ver “más allá” y olvidar el siempre fugaz ahora y guardar lumbre para el futuro próximo, futuro que estará cargado de sinsabores y fealdad al ser construido en las bases insustanciales de la demencia y del desprecio del pasado, de tanta resistencia histórica. El sujeto promedio obtiene un sueldo que le impide cualquier posibilidad de enfrentarse a la vida; los ciento cincuenta mil pesos no pueden alcanzar para solventar salud, educación y vivienda, de manera que los Derechos Humanos Económicos, Sociales y Culturales en Chile son prácticamente inexistentes, aún cuando haya presidentes y ministros rompiendo cintas a diestra y siniestra (Y esto en el caso de que las inauguraciones no sean dramatizadas) ¿De dónde van a ahorrar los chilenos? ¿De sus miserables salarios? ¿O es que el gobierno piensa que en Chile la gente consume todo de acuerdo a sus entradas y no gracias a las encomiables y llenas de buenas intenciones, su majestad “Tarjeta de crédito”?

Sinceramente creo que las recomendaciones espetadas –vomitadas- respecto a cuidar el bolsillo, son nada más que un subproducto del deber ser gubernamental, pues constituyen una absoluta nimiedad frente al poder inconmensurable de una tanda publicitaria que arremete contra mujeres y hombres, niños y niñas, ofreciendo cada milésima de segundo múltiples y regias posibilidades de consumo, aún cuando el sujeto histórico chileno en cuestión continúe sumergido en el fangal de la explotación y de la miseria oculta tras el velo de las 48 horas de liquidación –del alma- exclusivas para clientes con tarjeta de crédito. Entonces ¿Para qué ahorrar? Para tener solvencia a la hora de pagar los zapatos, carteras, sostenes, pelucas, cintillos, dildos y software de hechicería que fueron “sacados” de las tiendas comerciales en cómodas cuotas, y para no atrasar los dividendos de las casuchas de plástico y adobe con “walk-in closet” y pozo negro de visitas, que el vulgo pidió fiado en los bancos locales. Ecce Hommo Chilensis.

El gobierno llama a la prudencia a través de los mismos medios de comunicación y canales de información que se sostienen gracias al consumismo de las audiencias, donde se buscan las verdades más ridículas y a menudo inexistentes –el hiperventilado problema de la delincuencia, las escaramuzas amatorias de las prostitutas de la televisión- para no hacer enojar al oficialismo y de paso regentar la venta de pudor, erotismo, estupidez y demencia a través de una publicidad delirante y que cubre con su manto de irregular creatividad, la conciencia de chilenos y chilenas aturdidos por las mercancías amarillo y escarlata ofrecidas por todo el empresariado local y mundial. Entonces ¿Qué veracidad tienen las palabras de los representantes, ministros y buhoneros de la realidad, si su discurso tutelado por el neoliberalismo –ideología que todo el gobierno defiende y que aparentemente estaba más allá del bien y del mal- se anula a sí mismo en la medida que existe todo un aparato social y legal que permite a pordioseros y estudiantes, dueñas de casa e infantes “aplicar” a créditos en casas comerciales que les permitirán cumplir sus sueños?

Miserias

“Ahorrar” es la divisa ¿Ahorrar qué? ¿Amor, felicidad, mentecatez, futilidad, concupiscencia? Sinceramente creo que es todo un reto al intelecto nacional el fantasear respecto al ahorro, ya que es realmente imposible recortar un poco de sueldo y disponerlo en una cuenta bancaria, si la mayoría de la sociedad recurre a los Arcanos y las runas para saber de qué forma se podrá mantener a dos, tres, cuatro o cinco hijos, pagar las cuotas en casas comerciales pactadas con el favor de la voluntad, y entregar un porcentaje de dinero a empresas de la previsión para que inviertan en el extranjero, todo con ciento cincuenta mil pesos mensuales. Ya en el escenario de aquel bienestar económico basado en el crédito y la fantasía y que transformó a Chile en la supuesta Inglaterra de Latinoamérica, la fuerza obrera no podía idear con la remota posibilidad de gastar sus miserables entradas en actividades de su libre elección ¿Qué se espera del hoy en día? Nada nuevo hay bajo el sol, “dicen”…

Hoy nos maravillamos respecto a cómo el ser humano se ha superado a sí mismo, en la estupidez claro está. Quienes aún promovemos el mundo de las ideas, nos sentimos enormemente atormentados por la forma en que una creación por y para el hombre, el capitalismo, se fuga una y otra vez de nuestras manos al punto de ir más allá y sumergirnos en la ciénaga de la miseria y el abatimiento. La solución más próxima es refugiarnos en nuestra soledad, y ver desde el egoísmo y el desprecio de nuestro ser cómo la sociedad occidental con –parafraseando a Marcuse- su democracia burguesa de representantes e intelectuales obedientes a sueldo, se desmorona de a poco destruyendo al mismo tiempo sus vomitivos e insoportables valores, dando paso a una nada que se vislumbra como la única posibilidad donde crear el escenario y condiciones necesarias para dar la bienvenida al mundo de la nueva axiología, donde pueda que nazca el súper hombre.

anibal.venegas@gmail.com

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