Preguntas frecuentes sobre el anarquismo

¿Qué es el anarquismo?

«Anarquismo» y «anarquía» son sin duda las más falsificadas ideas de la teoría política. Generalmente, estas palabras se usan para denotar «caos» o «desorden», y así pues, implican que los anarquistas desean el caos social y un retorno a la «ley de la jungla».

Este proceso de falsificación no carece de paralelos históricos. Por ejemplo, en los países que han considerado necesario el gobierno por una persona (la monarquía), las palabras «republica» o «democracia» han sido utilizadas precisamente como «anarquía», para implicar desorden y confusión. Aquellos que tienen intereses creados en preservar el status quo es obvio que desearán dar a entender que la oposición al sistema en vigor no puede funcionar en la práctica, y que una nueva forma de sociedad sólo nos llevara al caos. Como lo expresa Errico Malatesta:

«Si se cree que el gobierno es necesario y que sin gobierno tiene que haber desorden y confusión, es natural y lógico suponer que la anarquía, que significa la ausencia de gobierno, tiene también que significar la ausencia del orden.»

¿Qué significa «anarquía»?

La palabra «anarquía» viene del griego, el prefijo A, que significa «no,» «la falta de,» «la ausencia de,» o «la carencia de», más arccos, que significa «soberano,» «director», «jefe,» «la persona a cargo de,» «comandante.» Los términos griegos ANARCHOS y ANARCHIA quieren decir «no tener gobierno — estar sin gobierno» . Como puede verse, el estricto significado original del anarquismo no era simplemente «sin gobierno». «Anarquía» significa «sin soberano» o mas en general «sin autoridad», y es en este sentido que los anarquistas han usado continuamente la palabra. Por esta razón, mejor que ser puramente anti-gobierno o anti-estado, el anarquismo es primeramente un movimiento en contra de la jerarquía. ?Por que? Porque la jerarquía es la estructura organizante que da cuerpo a la autoridad. Dado que el estado es la «más alta» forma de jerarquía, los anarquistas son, por definición, anti-estado; pero esto no es una definición suficiente del anarquismo. El referirse a la «jerarquía»- en este contexto es un hecho bastante reciente – los anarquistas «clásicos» no usaban esta palabra. Sin embargo, está claro por sus escritos que la suya era una filosofía en contra de la jerarquía, contra cualquier desigualdad de poder o de privilegios entre individuos. Bakunin hablaba sobre esto cuando atacaba la autoridad «oficial» pero defendía la «influencia natural», y también así cuando dijo:

«?Queréis hacer imposible que nadie oprima a su semejante? ntonces aseguraros de que nadie posea el poder»

¿Qué significa «anarquismo»?

Citando a Pedro Kropotkin, Anarquismo es «el sistema de socialismo sin gobierno …» . Los anarquistas mantienen que la anarquía, la ausencia de soberanos, es una forma viable de sistema social y funciona para llevar al máximo la libertad individual y la igualdad social. Ven los fines de libertad e igualdad en mutuo apoyo. O, según el famoso dicho de Bakunin:

«Estamos convencidos de que la libertad sin Socialismo [i.e. anarquismo] es privilegio e injusticia, y que el Socialismo sin libertad es esclavitud y brutalidad.»

La historia de la sociedad humana comprueba este punto. La libertad sin igualdad es solamente libertad para el poderoso, la igualdad sin libertad es imposible y es una justificación de la esclavitud. Por consiguiente, el anarquismo es una teoría política que aboga por la creación de la anarquía, una sociedad basada en la máxima de «sin soberanos». Para llegar a ello, «en común con todos los socialistas, los anarquistas mantienen que la propiedad privada de la tierra, el capital, y la maquinaria ha tenido su DIA; que esta condenada a desaparecer: y que todos los requisitos de producción deben de, y se convertirán en la propiedad común de la sociedad, y serán gestionados en común por los productores de la riqueza. Y … mantienen que la organización política ideal de la sociedad es un estado de cosas donde las funciones del gobierno se reducen al mínimo … (y) que la meta final de la sociedad es la reducción de las funciones del gobierno a la nada — es decir, una sociedad sin gobierno, la anarquía» [Rudolf Rocker, Anarcosindicalismo]. Así pues el anarquismo es positivo y negativo. Analiza y critica la sociedad actual mientras que al mismo tiempo ofrece una visión de una nueva sociedad en potencia, una sociedad que lleva al máximo ciertas necesidades humanas que la actual niega. Estas necesidades, en lo más básico, son libertad, igualdad y solidaridad.. ¿Por qué el anarquismo es también conocido como socialismo libertario? Muchos anarquistas, viendo la naturaleza negativa de la definición de «anarquismo», han usado otros términos para recalcar el aspecto esencialmente positivo y constructivo de sus ideas. Los términos mas comúnmente usados son «socialismo libre», «comunismo libre», «socialismo libertario», y «comunismo libertario». Para los anarquistas, socialismo libertario, comunismo libertario y anarquismo son virtualmente intercambiables.

Socialismo Libertario: Sistema social que cree en la libertad de acción, pensamiento y libre albedrío, en el cual los productores poseen el poder político y los medios de producción y distribución de bienes. Los anarquistas han usado el término «libertario» para describirse y describir sus ideas desde los años 1980s. Fue usado primero en Francia en un intento de escapar a las leyes anti-anarquistas. Desde entonces, particularmente fuera de América, ha sido siempre asociado con las ideas y movimientos anarquistas. Tomando un ejemplo reciente, en los EEUU, los anarquistas organizaron la «Liga Libertaria» en Julio de 1954, con fuertes principios anarcosindicalistas que duro hasta 1965. Por otra parte, el «Partido Libertario», basado en los EEUU solamente ha existido desde el principio de los 1970. Es ese partido, no los anarquistas, quien ha «robado» el término. Sólo un sistema socialista-libertario de propiedad puede maximizar la libertad individual. No hace falta decir, la propiedad por el estado — lo que comúnmente Se Llama «socialismo» — no es, para los anarquistas, socialismo ni nada. De hecho, el «socialismo de estado» es simplemente otra forma de capitalismo, sin ningún contenido socialista.

¿Los anarquistas son socialistas?

Si. Todas las principales ramas del anarquismo están opuestas al capitalismo, porque este ultimo esta basado en la dominación y la explotación. Los individualistas tales como Ven Tucker lo mismo que los anarquistas sociales como Proudhon y Bakunin se proclamaron «socialistas». Lo hicieron porque opinaban que la palabra «socialista» fue originalmente definida para incluir «a todos aquellos que creen en el derecho del individuo a la posesión de lo que el o ella produce» [«Ayn Rand y la Perversión del Libertarianismo», en Anarquía: Un Diario Del Deseo En Armas, no. 34]. Ben Tucker, por ejemplo — el anarquista mas influenciado por el liberalismo (como se vera mas tarde) — acusa al capitalismo de ser «el usurero, el cobrador de intereses, rentas y ganancias». Tucker sostuvo que en una sociedad anarquista, no-capitalista, de mercado libre, los capitalistas serán redundantes puesto que «el trabajador …asegurara su salario natural, su producción entera». Tal economía estará basada en la banca mutua y el libre intercambio de productos entre cooperativas, artesanos y campesinos. Incluso Max Stirner, el archi-egoísta, no tenia más que desprecio por la sociedad capitalista y sus varios «cocos», lo que para el quería decir ideas que son tratadas como sagradas o religiosas, tales como la propiedad privada, la competición, la división laboral, y demás. Mientras que los anarquistas sociales y los individualistas estan en desacuerdo en muchos puntos — por ejemplo, si un mercado libre seria la mejor manera de maximizar la libertad — estan de acuerdo en que el capitalismo tiene que ser combatido y que una sociedad anarquistas tiene, por definición, que ser basada en el trabajo por asociación, no por salario. Sin embargo, los significados de las palabras cambian con el tiempo. Hoy DIA «socialismo» casi siempre se refiere al socialismo de estado, sistema al que todos los anarquistas se han opuesto al ser la negación de la libertad y las genuinas ideas socialistas. Todos los anarquistas están de acuerdo con el dicho de Noam Chomsky al respecto: «Si la izquierda se entiende como incluyendo el ‘Bolchevismo, yo entonces planamente me desasociaría de la izquierda. Lenin fue uno de los mayores enemigos del socialismo.» El anarquismo se desarrolló en constante oposición a las ideas del Marxismo, la democracia social y el Leninismo. Mucho antes de que Lenin ascendiera al poder, Mikhail Bakunin advirtió a los seguidores de Marx en contra de «la Burocracia Roja» que instituiría «el peor de todos los gobiernos despóticos» si las ideas socialistas de Marx fuesen alguna vez implementadas. No obstante, siendo socialistas, los anarquistas comparten algunas ideas con algunos Marxistas (aunque ningunas con los Leninistas). Ambos Bakunin y Tucker aceptaron el análisis y la critica de Marx sobre el capitalismo así como su teoría laboral de la valoración. El mismo Marx fue fuertemente influenciado por el libro de Max Stirner El Yo Y Lo Suyo que contiene una brillante critica de lo que Marx llamo comunismo «vulgar» así como del socialismo de estado. También han habido elementos del movimiento Marxista que han sostenido puntos de vista muy similares al anarquismo social (particularmente la rama anarcosindicalista del anarquismo social)– por ejemplo, Anton Pannekoek, Rosa Luxemburgo, Paul Mattick y otros, que estan muy lejos de Lenin. Karl Korsh y otros escribieron con simpatía sobre la revolución anarquista española. Hay mucha continuidad de Marx a Lenin, pero también hay continuidad de Marx a los mas libertarios de los Marxistas, que fueron duramente criticados por Lenin y el Bolchevismo y cuyas ideas se aproximan al deseo anarquista de la libre asociación entre iguales. Por consiguiente el anarquismo es básicamente una forma de socialismo, que levanta en oposición directa a lo que usualmente se define como «socialismo» (i.e. control estatal). Como señalo Daniel Guerin en su libro Anarquismo, «el anarquismo es realmente un sinónimo del socialismo. El anarquista es primeramente un socialista cuyo fin es la abolición de la explotación del hombre por el hombre». En vez de «planificación central» los anarquistas abogan por la libre asociación y se oponen al socialismo «de estado» como una forma de capitalismo «de estado».

¿De dónde viene el anarquismo?

El anarquismo se creó en, y por, la lucha de los oprimidos por la libertad. No fue creado por unas pocas personas divorciadas de la vida, en torres de marfil mirando hacia abajo sobre la sociedad y emitiendo juicios sobre ella basados en sus ideas de lo que esta bien o mal. No podemos mejorar la cita de La Plataforma Organizadora De Los Comunistas Libertarios producida por los participantes en el movimiento Makhnovista en la Revolución Rusa (ver Sección A.5.4). Señalaron que «la lucha de clases creada por la esclavitud de los trabajadores y sus aspiraciones de libertad engendraron, en la opresión, la idea del anarquismo: la idea de la negación total de un sistema basado en los principios de clase y el Estado, y su substitución por una sociedad libre no-estadista de trabajadores bajo la auto-gestión». «Así pues el anarquismo no se deriva de las reflexiones abstractas de un intelectual o un filosofo, sino de la lucha directa de los trabajadores contra el capitalismo, de las necesidades de los trabajadores, de sus aspiraciones de libertad e igualdad, aspiraciones que estan particularmente vivas en el periodo mas heroico de la vida y la lucha de las masas trabajadoras. «Los mas notables pensadores anarquistas, Bakunin, Kropotkin y otros, no inventaron la idea del anarquismo, sino que, habiéndola descubierto en las masas, simplemente la asistieron con la fuerza de su pensamiento y sus conocimientos para definirla y propagarla.» Lo mismo que el movimiento anarquista en general, los Makhnovistas fueron un movimiento de masas de gente de la clase trabajadora resistiendo las fuerzas de la autoridad, ya bien Rojas (Comunistas) o Blancas (Zaristas/Capitalistas) en la Ukrania del 1917 al 1921.

¿Es anti-autoritarianismo?.

Los anarquistas son antiautoritarios porque creen que ningún ser humano debe dominar a otro. El dominio es intrínsecamente degradante y rebajador, puesto que somete la voluntad y el juicio del dominado a la voluntad y al juicio del dominador, destruyendo así la dignidad y el amor propio que solo vienen de la autonomía personal. Más aún, la dominación hace posible y generalmente lleva a la explotación, que es la raíz de la desigualdad, la pobreza y la crisis social. ¿Cuál es la esencia del anarquismo? Al mismo tiempo que antiautoritarios, los anarquistas reconocen que los seres humanos tienen una naturaleza social e influencia mutua. No podemos escapar de la «autoridad» de esta influencia mutua, puesto que, como nos recuerda Bakunin:

«La abolición de esta influencia mutua seria la muerte. Y cuando abogamos por la libertad de las masas, no estamos de ninguna manera sugiriendo la abolición de ninguna de las influencias naturales que los individuos o grupos de individuos ejercen sobre ellas. Lo que queremos es la abolición de las influencias artificiales, privilegiadas, legales, oficiales» — en otras palabras esas que nacen de la autoridad jerárquica [citado por Malatesta, en Anarquía]

¿Por qué los anarquistas recalcan la libertad?

Un anarquista puede ser considerado, según Bakunin, como «un apasionado amante de la libertad, considerándola como la única condición bajo la cual la inteligencia, la dignidad y la felicidad humana pueden desarrollarse y crecer …» [La Comuna De Paris Y La Idea Del Estado]. Dado que los seres humanos son criaturas pensantes, negarles la libertad es negarles la oportunidad de pensar por su cuenta, lo cual es negarles la misma existencia como humanos. Para los anarquistas, la libertad es el resultado de nuestra humanidad, porque:

«el mismo hecho … de que una persona tenga conciencia de sí misma, de ser diferente a los demás, crea el deseo de actuar libremente. El ansia de libertad y auto-expresión es un rasgo dominante muy fundamental» [Emma Goldman,Habla Emma La Roja, p. 393]. Por esta razón, el anarquismo «propone rescatar el amor propio y la independencia del individuo de todo freno e invasión de la autoridad. Solo en libertad puede el hombre (sic) crecer en toda su estatura. Solo en libertad aprenderá a pensar y a moverse, y a dar lo mejor de sí mismo. Solo en libertad realizará la verdadera fuerza de los lazos sociales que unen a los hombres, y que son la verdadera base de una vida social normal» [Ibid., p. 59]. Como ya hemos señalado, la libertad es la precondición para el máximo desarrollo del potencial individual, lo cual es también un producto social que puede ser alcanzado solo en y a través de la comunidad. Una comunidad libre, saludable producirá individuos libres, que a su vez moldearan a la comunidad y enriquecerán las relaciones sociales entre los seres que la componen. Las libertades, al ser producidas socialmente, «no existen porque hayan sido establecidas legalmente en un papel, sino solamente cuando se hayan convertido en un hábito congénito de un pueblo, y cuando cualquier atentado a impedirlas choque con la resistencia violenta de la población … Uno gana el respeto de los demás cuando uno sabe defender su dignidad de ser humano. Esto es verdad no solamente en la vida privada; ha sido asimismo siempre igual en la vida política » [Rudolf Rocker, Anarcosindicalismo] En breve, la libertad se desarrolla solamente en el seno de la sociedad, no en oposición a ella. Murray Bookchin dice: «Toda libertad, independencia, y autonomía que el pueblo ha disfrutado en un período histórico dado es el producto de viejas tradiciones sociales y … desarrollo colectivo — lo cual no niega que los individuos jueguen un papel importante en ese desarrollo, realmente estan obligados en última instancia a hacerlo si quieren ser libres» [Anarquismo Social O Anarquismo De Estilo] Pero la libertad requiere un ámbito social adecuado para crecer y desarrollarse. Tal ámbito tiene que ser descentralizado y basado en la gestión directa de la obra por aquellos que la realizan. La centralización quiere decir autoridad coercitiva, mientras que la auto-gestión es la esencia de la libertad.

El capitalismo, por otra parte, se basa en la autoridad centralizada, cuyo propósito es mantener la gestión del trabajo fuera del alcance de los que trabajan. Es decir, «que la verdadera, plena y final liberación de los trabajadores solo es posible bajo una condición: la apropiación del capital, es decir, de las materias primas y las herramientas de trabajo, incluyendo la tierra, por el cuerpo colectivo de los trabajadores» [Mikhail Bakunin, en Dolgoff, ed., Bakunin Sobre Anarquismo, p.255]. De ahí que, como sostiene Noam Chomsky, un «anarquista consecuente debe oponerse a la propiedad privada de los medios de producción y a la esclavitud asalariada que es uno de los componentes del sistema, como incompatibles con el principio de que el trabajo debe ser emprendido libremente y bajo el control de los productores» . Así pues, para los anarquistas la libertad quiere decir una sociedad no autoritaria en la cual individuos y grupos practican la auto-gestión, i.e. se gobiernan ellos mismos. Las consecuencias de esto son importantes. Primero, ello implica que una sociedad anarquista no será coercitiva, es decir, una sociedad donde la violencia o la amenaza de la violencia no serán usada para «convencer» al individuo a hacer nada. Segundo, que los anarquistas apoyan firmemente la soberanía individual, y que, a razón de este apoyo, también se oponen a las instituciones basadas en la autoridad coercitiva, es decir, la jerarquía. Y finalmente, ello implica que la oposición anarquista al «gobierno» quiere decir solamente que se oponen a las organizaciones centralizadas, jerárquicas, burocráticas, o sea, el gobierno. No estan opuestos al auto-gobierno a través de confederaciones de organizaciones descentralizadas, de base, en tanto que estas se basan en la democracia directa no en la delegación del poder a «representantes». La autoridad es lo opuesto a la libertad, y de ahí que cualquier forma de organización basada en la delegación del poder es una amenaza a la libertad y a la dignidad del pueblo sometido a ese poder.

Los anarquistas consideran la libertad como el único entorno social dentro del cual la dignidad humana y la diversidad pueden florecer. Bajo el capitalismo y el estadismo, por el contrario, no hay libertad para la mayoría, ya que la propiedad privada y la jerarquía aseguran que la inclinación y el juicio de la mayoría de los individuos estarán subordinados a la voluntad del patrón, restringiendo gravemente su libertad e imposibilitando «el completo desarrollo de los poderes materiales, intelectuales y morales latentes en cada persona» [Bakunin)

¿Los anarquistas están de acuerdo con la organización?

Si. Sin la asociación, una vida verdaderamente humana es imposible. La libertad no puede existir sin sociedad ni organización. Como indica George Barret en Objeciones Al Anarquismo :

«para llegar al sentido pleno de la vida debemos cooperar, y para cooperar tenemos que llegar a acuerdos con nuestros semejantes. Suponer que tales acuerdos significan limitaciones a la libertad es en verdad un absurdo; al contrario, son el ejercicio de nuestra libertad. «Si vamos a inventar un dogma sosteniendo que el llegar a acuerdos es dañar la libertad, entonces la libertad se vuelve tiranía inmediatamente, puesto que prohibe a los hombres los más ordinarios placeres cotidianos. Por ejemplo, yo no puedo ir a pasear con un amigo puesto que va contra el principio de la Libertad si acordamos estar en cierto sitio a cierta hora para reunirnos. No puedo ni siquiera extender mi influencia más allá de mi mismo, porque para hacerlo tengo que cooperar con alguien más, y la cooperación lleva consigo el acuerdo, y eso va contra la libertad. Se verá de inmediato que este argumento es absurdo. Yo no limito mi libertad, simplemente la practico, cuando me pongo de acuerdo con mi amigo para ir de paseo»

En cuanto a la organización, los anarquistas piensan que «lejos de crear autoridad, es la única cura para ella y el único medio por el cual cada uno de nosotros se acostumbrará a tomar parte activa y consciente en el trabajo colectivo, y cesará de ser un instrumento pasivo en manos de los dirigentes» [Errico Malatesta, Vida E Ideas]. El hecho de que los anarquistas están a favor de la organización puede parecer extraño al principio, pero ello se debe a que vivimos en una sociedad en la cual virtualmente todas las formas de organización son autoritarias, haciéndolas aparecer como las únicas formas posibles. Lo que casi nunca se reconoce es que este modo de organización ha sido condicionado históricamente, surgiendo de una clase de sociedad particular — una cuyos motivos principales son la dominación y la explotación. Según los arqueólogos y los antropólogos, este tipo de sociedad sólo lleva en existencia unos 5.000 años, habiendo aparecido con los primeros estados primitivos basados en la conquista y la esclavitud, en los que el trabajo de los esclavos creo un excedente que mantuvo a la clase dominante.

Anteriormente, por cientos de miles de años, las sociedades humanas y proto-humanas eran lo que Murray Boochkin llama «orgánicas», es decir, basadas en formas cooperativas de actividad económica involucrando el apoyo mutuo, el libre acceso a los recursos de producción y el compartimiento de los frutos de la labor comunal de acuerdo con las necesidades de cada uno. Aunque tales sociedades probablemente tenían rangos basados en la edad, no había jerarquías en el sentido de relaciones de dominio-subordinación institucionalizadas, impuestas por sanciones coercitivas resultantes en la estratificación de clases y suponiendo la explotación económica de una clase por otra [ver Murray Bookchin, La Ecología De La Libertad]. Hay que notar, sin embargo, que los anarquistas no abogan por un retorno a la «edad de piedra». Simplemente notamos que puesto que el modo de organización jerárquico-autoritario es un desarrollo relativamente reciente en el curso de la evolución social humana, no hay razón para suponer que de alguna forma está «destinado» a ser permanente. No creemos que los seres humanos estén genéticamente «programados» para una conducta autoritaria, competitiva y agresiva, al no haber pruebas convincentes que apoyen esta premisa. Al contrario, tal conducta esta condicionada socialmente, o aprendida, y como tal, puede ser desaprendida [ver Ashley Montagu, La Naturaleza De La Agresión Humana]. No somos ni fatalistas ni deterministas genéticos, sino que creemos en el libre albedrío, que significa que la gente puede cambiar la manera de hacer las cosas, incluyendo la forma en que organizan la sociedad. No cabe duda que la sociedad necesita ser organizada mejor, puesto que en el presente la mayor parte de la riqueza — que es producida por la mayoría — y el poder están distribuidos entre una pequeña minoría elitista en la cumbre de la pirámide social, causando privaciones y sufrimientos a los demás, particularmente a los que están en lo más bajo. De esta manera, ya que esta élite controla los medios de coerción a través de su control del estado (ver Sección B.2.4), puede así someter a la mayoría e ignorar sus sufrimientos — un fenómeno que ocurre a menor escala en todas las jerarquías. No es de extrañar, pues, que la gente en las estructuras autoritarias y centralizadas lleguen a odiar a esas élites como una negación de su libertad. Alexander Berkman dice:

«la sociedad capitalista está tan mal organizada que todos sus miembros sufren: de la misma manera que cuando tienes un dolor en alguna parte, todo tu cuerpo duele y te enfermas…, ningún miembro de una organización o unión puede ser impunemente discriminado, suprimido o ignorado. Hacerlo así sería como ignorar un dolor de muelas: te sentirías enfermo del todo» [Alexander Berkman. ABC Del Comunismo Anárquico, p. 53]. Así,’esto es precisamente lo que ocurre en la sociedad capitalista, con el resultado de que está realmente «enferma del todo». Por estas razones, los anarquistas rechazan las formas autoritarias de organización y en su lugar apoyan asociaciones basadas en los acuerdos voluntarios. El acuerdo voluntario es importante porque, según Berkman, «sólo cuando cada uno es una unidad libre e independiente, cooperando con los demás de buena gana debido a sus intereses mutuos, podrá el mundo funcionar con éxito y llegar a ser poderoso» [Op. Cit., p. 53]. En la esfera «política» esto quiere decir democracia directa y confederación, que son la expresión y el medio ambiente de la libertad. La democracia directa (o participatoria) es esencial puesto que la libertad y la igualdad implican la necesidad de foros donde la gente pueda discutir y debatir entre iguales y que permitan el libre ejercicio de lo que Murray Bookchin llama «el papel creativo de la disensión». Las ideas anarquistas sobre la organización libertaria y la necesidad de democracia directa y confederación serán discutidas a fondo en las secciones A.2.9 y A.2.10. ¿Los anarquistas estan a favor de la libertad «absoluta»? No. Los anarquistas no creen que cada cual pueda hacer «lo que le de la gana», ya que ciertas acciones invariablemente traen consigo la negación de la libertad de otros. Por ejemplo, los anarquistas no apoyan la «libertad» de violar, explotar, u obligar a los demás. Tampoco toleramos la autoridad. Al contrario, puesto que la autoridad es un atentado contra la libertad, la igualdad y la solidaridad, (sin mencionar la dignidad humana), los anarquistas reconocen la necesidad de resistirla y derrocarla.

El ejercicio de la autoridad no es libertad. Nadie tiene «derecho» a mandar a los demás. Como señala Malatesta, el anarquismo apoya «la libertad para todos… con el único límite de la igual libertad de los demás; que no significa … que reconozcamos, ni deseemos respetar, la «libertad» para explotar, oprimir, mandar, lo cual es opresión y ciertamente no es libertad.» [Errico Malatesta, Vida E Ideas, p. 53]. En la sociedad capitalista, la resistencia a todas las formas de autoridad jerárquica es la marca de la persona libre — ya bien en lo privado (el patrón) o en lo publico (el Estado). Como dijo Henry David Thoreau en su ensayo Civil Disobedience (1847):

«La desobediencia es la verdadera base de la libertad. Los obedientes son por fuerza esclavos.» A.2.10 ¿Qué significará y qué se obtendrá con la abolición de la jerarquía? La creación de una nueva sociedad basada en las organizaciones libertarias tendrá un incalculable efecto en la vida diaria. El potenciamiento de millones de personas transformará la sociedad en maneras que hoy día sólo podemos imaginar. Sin embargo, hay muchos que consideran estas formas de organización imprácticas y condenadas al fracaso. Contra los que dicen que tales organizaciones no autoritarias, confederales solamente causarán confusión y desunión, los anarquistas mantienen que la forma de organización estadista, centralizada y jerárquica produce indiferencia en vez de compromiso, dureza de corazón en lugar de solidaridad, uniformidad en vez de unidad, y élites privilegiadas en lugar de igualdad. Más importante, tales organizaciones destruyen la iniciativa individual y aplastan la acción independiente y el pensamiento crítico. (Para más sobre la jerarquía, ver la Sección B.1 «Por qué los anarquistas están en contra de la autoridad y la jerarquía» y secciones afines). Que la organización libertaria es capaz de funcionar y se basa en (y fomenta) la libertad se demostró en el movimiento anarquista español. Fenner Brockway, secretario del Independent Labour Party británico, visitando Barcelona durante la revolución de 1936, notó que «la gran solidaridad que existía entre los anarquistas se debía que cada individuo dependía de sus propias fuerzas y no del liderazgo … Las organizaciones deben, para tener éxito, ser combinadas con gente de pensamiento libre; no una masa, sino individuos libres» [citado por Rudolf Rocker, Anarcosindicalismo, p. 58] Como ya se ha indicado abundantemente, las estructuras centralizadas limitan la libertad. Como Proudhon notó: «el sistema centralista es muy bueno con respecto al tamaño, la simplicidad y la construcción: le falta sólo una cosa — el individuo deja de pertenecerse a sí mismo en tal sistema, no puede apreciar su propio valor, su vida, y nadie se da cuenta de él» [citado en Paths in Utopía, Martin Buber, p.33]. Los efectos de la jerarquía pueden verse por todo alrededor. No funciona. La jerarquía y la autoridad existen por todas partes, en el trabajo, en la casa, en la calle. Como dice Bob Black, «Si pasas la mayor parte de tu vida recibiendo órdenes o besando culos, si te acostumbras a la jerarquía, te convertirás en pasivo-agresivo, sado-masoquista, servil y estúpido, y llevarás ese peso a todos los aspectos del resto de tu vida.» [The Libertarian as Conservative]. Esto significa que el fin de la jerarquía traerá consigo una transformación masiva en la vida cotidiana. Implicará la creación de organizaciones centradas en el individuo dentro de las cuales todos podrán ejercitar sus habilidades al máximo.

Solamente la autodeterminación y el acuerdo libre en cada nivel de la sociedad podrá desarrollar la responsabilidad, la iniciativa, la inteligencia y la solidaridad de los individuos y la sociedad completa. Únicamente una organización anarquista permite acceder a y utilizar el vasto talento que existe dentro de la humanidad, enriqueciendo a la sociedad a través del mismo proceso que enriquece y desarrolla al individuo. Solamente involucrando a todos en el proceso de idear, planear, coordinar e implementar las decisiones que los afectan podrá florecer la libertad y podrá desarrollarse y ser protegida la individualidad. La anarquía desatará la creatividad y el talento de las masas populares esclavizadas por la jerarquía. La anarquía beneficiará incluso a aquellos que dicen beneficiarse por el capitalismo y sus relaciones autoritarias. Los anarquistas «mantienen que ambos, los que mandan y los que son mandados son estropeados por la autoridad; ambos, explotadores y explotados son estropeados por la explotación» [Piotr Kropotkin).

¿Por qué están los anarquistas a favor de la democracia directa?

Para los anarquistas, el voto democrático directo sobre decisiones políticas dentro de las asociaciones libres es el contrapunto político del acuerdo libre. La razón es que «muchas formas de dominación pueden ser emprendidas de ‘una manera …libre, no-coercitiva .. y es ingenuo .. pensar que la mera oposición al control político en sí nos llevará al final de la opresión» [John P. Clark, Max Stirner’s Egoism, p.93]. Una vez que una persona se asocia a una comunidad o a un puesto de trabajo, él o ella se convierte en una «ciudadano/a» (a falta de mejor palabra) de esa asociación. La asociación se organiza alrededor de una asamblea de todos sus miembros ( en el caso de grandes centros de trabajo y de pueblos, esta puede ser un sub-grupo funcional tal como una oficina específica o un barrio). En esta asamblea, en acuerdo con otras, se define el contenido de sus obligaciones políticas. Actuando dentro de la asociación, la gente debe ejercer juicios críticos y elegir, es decir, gestionar sus actividades. Lo cual quiere decir que la obligación política no se le debe a una entidad aparte por encima del grupo o sociedad, tal como el estado o la empresa, sino a los «con-ciudadanos». Aunque el pueblo en asamblea legisla colectivamente las reglas que gobiernan su asociación, y están sujetos a ellas como individuos, también son superiores a ellas en el sentido de que esas reglas siempre pueden ser modificadas o abrogadas. Colectivamente, los «ciudadanos» asociados constituyen la autoridad política, pero como esta autoridad está basada en relaciones horizontales entre ellos mismos más bien que en relaciones verticales entre ellos y la élite, la «autoridad» es no-jerárquica Claro que podría alegarse que si estás en minoría, eres gobernado por otros. Ahora bien, el concepto de democracia directa tal como la hemos descrito no está necesariamente ligado al concepto de gobierno de la mayoría. Si algunos se encuentran en minoría en una votación particular, esa persona tiene entonces que elegir si consiente o se niega a reconocer la decisión como obligatoria. Negarle a la minoría la oportunidad de ejercer su juicio y su elección es infringir en su autonomía e imponerle una obligación que no ha aceptado libremente. La imposición a la fuerza de la voluntad mayoritaria va en contra del ideal de la obligación auto-asumida, y por eso va en contra de la democracia directa y la libre asociación. Por lo tanto, lejos de ser una negación de la libertad, la democracia directa dentro del contexto de la libre asociación y la obligación auto-asumida es la única manera de alimentar la libertad. No hace falta decir que, una minoría, si permanece dentro de la asociación, puede apelar su caso y tratar de convencer a la mayoría de su error.

Los lazos entre las asociaciones siguen el mismo modelo que las asociaciones. En lugar de individuos unidos en una asociación, tenemos asociaciones unidas en confederaciones. Los enlaces entre asociaciones dentro de una confederación son de la misma naturaleza horizontal y voluntaria que en las asociaciones, con los mismos derechos de «voz y salida» de sus miembros. ¿Los anarquistas son individualistas o colectivistas? La respuesta corta es: ninguna de las dos. Se puede ver por el hecho que los eruditos liberales acusan a los anarquistas como Bakunin de ser «colectivistas» mientras que los marxistas atacan a Bakunin y a los anarquistas en general por ser «individualistas». No es de sorprender, ya que los anarquistas rechazan ambas ideologías como tonterías. Les guste o no, los individualistas y los colectivistas no anarquistas son las dos caras de la moneda capitalista. Esto se demuestra considerando el capitalismo moderno, en el que las tendencias «individualistas» y «colectivistas» continuamente se influyen mutuamente, a menudo con el péndulo de la estructura política y económica oscilando de un extremo al otro. El colectivismo y el individualismo capitalista son aspectos parciales de la existencia humana, y al igual que todas las manifestaciones de desequilibrio, están profundamente tarados. Para los anarquistas, la idea de que los individuos deberían sacrificarse por «el grupo» o «el bien común» no tiene sentido. Los grupos están formados por individuos, y si la gente piensa solamente en el bienestar del grupo, ese grupo será un cascarón sin vida. Solamente la dinámica del intercambio humano dentro de un grupo es lo que le da vida. Los «grupos» no pueden pensar, solo los individuos piensan. Irónicamente, este hecho lleva a los «colectivistas» autoritarios a la clase de «individualismo» más peculiar, el «culto de la personalidad» y la adoración del líder. Es de esperar, ya que tal colectivismo amontona a los individuos en grupos abstractos, les niega su individualidad y termina en la necesidad de que alguien con suficiente individualidad haga las decisiones; problema que se «resuelve» con la idea del líder. El Stalinismo y el Nazismo son excelentes ejemplos de este fenómeno.

Estas consideraciones no significan que el «individualismo» encuentre apoyo entre los anarquistas. Como señaló Emma Goldman, «el individualismo robusto … no es más que un solapado atentado a reprimir y a derrotar al individuo y a su individualidad … [ello] ha resultado invariablemente en la más burda de las distinciones de clase …[y] ha supuesto todo el individualismo para los amos, mientras que el pueblo es regimentado en una casta de esclavos al servicio de un puñado de superhombres egoístas» [Habla Emma La Roja, p. 89]. Mientras que los grupos no pueden pensar, los individuos no pueden vivir ni discurrir por sí solos. Sin embargo, debido a su desequilibrada perspectiva, los «individualistas» acaban apoyando algunas de las instituciones más «colectivistas» que existen: las empresas capitalistas, y además, siempre hallan la necesidad de un estado a pesar de sus frecuentes acusaciones en contra de él. Estas contradicciones nacen de la dependencia del individualismo capitalista de contratos individuales en una sociedad desigual, es decir, individualismo abstracto. En contraste, los anarquistas acentúan el individualismo social. El anarquismo «insiste que el centro de gravedad de la sociedad es el individuo, que tiene que pensar por sí mismo, actuar libremente, y vivir plenamente … Si quiere desarrollarse libre y plenamente, tiene que ser relevado de la interferencia y opresión de otros… [E]sto no tiene nada en común con …el individualismo robusto. Tal individualismo depredador es realmente débil, no robusto. Al menor peligro a su seguridad, corre a refugiarse en el estado y aúlla por su protección… Su individualismo robusto es simplemente una de tantas pretensiones que hace la clase dominante para cubrir el mercadeo sin riendas y la extorsión política» [Emma Goldman, Ibid., p.397].

El anarquismo rechaza el individualismo abstracto del capitalismo, con sus ideas «absolutas» de libertad del individuo constreñido por otros. Esta teoría ignora el contexto social en el cual la libertad existe y crece. Una sociedad basada en «contratos individuales» generalmente resulta en la desigualdad de poder entre los individuos contratantes y conlleva así la necesidad de una autoridad basada en leyes por encima de ellos y en la coerción organizada para forzar el cumplimiento de los contratos entre ellos. Se ve claramente esta consecuencia en el capitalismo y, más notable aún, en la teoría «contrato social» de cómo se desarrolló el estado. En esta teoría se asume que los individuos son «libres» cuando están aislados unos de otros, como dicen que estaban originalmente en un «estado natural». Una vez agrupados en sociedad, se supone que crearon un «contrato» y un estado para administrarlo. Sin embargo, además de ser una fantasía sin ninguna base en la realidad (los seres humanos siempre han sido animales sociales) esta «teoría» no es más que una justificación de los extensos poderes del estado sobre la sociedad; lo que a su vez justifica el sistema capitalista, que requiere un estado fuerte. También copia los resultados de las relaciones económicas capitalistas sobre las que se construye esta teoría. Dentro del capitalismo, los individuos se contratan «libremente», pero en la práctica el patrón manda sobre el trabajador en tanto que dure el contrato. En la práctica, el individualismo y el colectivismo llevan a la negación de la libertad individual y la autonomía y la dinámica de grupos. Además, uno supone lo otro, el colectivismo nos lleva a una forma particular de individualismo y el individualismo nos lleva a una forma particular de colectivismo.

El colectivismo, con su supresión implícita del individuo, últimamente empobrece a la comunidad, ya que los grupos sólo reciben su vida de los individuos que los forman. El individualismo, con su supresión explícita de la comunidad (i.e. la gente con quien uno vive) últimamente empobrece al individuo ya que los individuos no existen aparte de la sociedad sino que solo pueden existir dentro de ella. Además el individualismo acaba por negarle a los «pocos elegidos» las intuiciones y las habilidades de los individuos que forman el resto de la sociedad, y de esta manera es una fuente de auto-negación. Esta es la falla (y la contradicción) mayor del individualismo, «la imposibilidad del individuo llegar a alcanzar un pleno desarrollo en condiciones de opresión de las masas por las «bellas aristocracias». Su desarrollo permanecería desequilibrado» [Piotr Kropotkin, Revolutionary Pamphlets, p.293]. La verdadera libertad y comunidad existen en alguna otra parte.

¿Y acerca de la naturaleza humana?

Los anarquistas, lejos de ignorar la «naturaleza humana», tienen la única teoría política que piensa y reflexiona profundamente sobre este concepto. A menudo, «la naturaleza humana» es lanzada como si fuese la última línea defensiva en argumentos contra el anarquismo, pensando que no admite contestación. Sin embargo, no es así. En primer lugar, la naturaleza humana es algo muy complicado. Si por naturaleza humana se quiere decir «lo que hacen los humanos» es obvio que la naturaleza humana es contradictoria: amor, odio, compasión y crueldad, paz y violencia, etc. han sido expresiones de la gente y todas son producto de la «naturaleza humana». Por supuesto que lo que se considera naturaleza humana cambia a medida que cambian las circunstancias sociales. Por ejemplo, la esclavitud fue considerada parte de la «naturaleza humana» y «normal» durante miles de años, y la guerra solo se convirtió en parte de la naturaleza humana con el desarrollo de los estados. Por lo tanto, el medio ambiente juega un papel importante en la definición de lo que constituye la «naturaleza humana». Esto no quiere decir que los seres humanos sean infinitamente plásticos, cada individuo una tabula rasa (una pagina en blanco) al nacer, esperando ser moldeado por «la sociedad» (lo cual en la práctica significa por los que la rigen). No queremos entrar en un debate sobre cuales características humanas son o no son «innatas». Lo único que diremos es que los seres humanos tienen una habilidad innata para pensar y aprender, lo cual creemos evidente; y que los humanos son criaturas sociales, que necesitan la compañía de los demás para sentirse completos y para prosperar. Estos dos rasgos, creemos, sugieren la viabilidad de la sociedad anarquista. La habilidad innata para pensar por uno mismo automáticamente hace ilegítimas todas las formas de jerarquía, y nuestra necesidad de relaciones sociales supone que podemos organizarnos sin el estado. El profundo descontento y alienación que afligen a la sociedad moderna revela que la centralización y el autoritarianismo del sistema capitalista y del estado niega alguna necesidad innata dentro de nosotros.

De hecho, como se dijo anteriormente, durante la mayor parte de su existencia, la raza humana vivió en comunidades anárquicas, con poca o ninguna jerarquía. Que la sociedad moderna califique a esas gentes de «salvajes» o «primitivos» es pura arrogancia. ?Quién puede decir que el anarquismo va en contra de la naturaleza humana? Los anarquistas han acumulado suficientes pruebas que sugieren que no es así. Con respecto a la acusación de que los anarquistas piden demasiado de la «naturaleza humana», son a menudo los no anarquistas los que hacen las mayores demandas a ella. Puesto que «mientras nuestros oponentes parecen admitir que hay una especie de sal de la tierra: los gobernantes, los patronos, los líderes, que, afortunadamente, impiden que esos malos hombres: los gobernados, los explotados, los dirigidos, se hagan mucho peores de lo que son…, hay una diferencia, una muy importante. Nosotros reconocemos las imperfecciones de la naturaleza humana, pero no exceptuamos a los que mandan. Ellos los exceptúan, aunque a veces inconscientemente.» [Piotr Kropotkin, Act for Yourself p. 83] Si la naturaleza humana es tan mala, entonces dar a algunos el poder sobre otros y esperar que esto nos lleve a la libertad y a la justicia es una utopía inútil. Hoy sin embargo, con el auge de la «sociobióloga» algunos afirman (con muy pocas pruebas reales) que el capitalismo es un producto de nuestra «naturaleza», la cual es determinada por los genes. Estas declaraciones han sido tomadas al asalto por las autoridades. Considerando la escasez de pruebas, su apoyo a esta «nueva» doctrina tiene que ser necesariamente el resultado de su utilidad para aquellos en el poder: i.e. el hecho de que es útil tener una base «objetiva» y «científica» que justifique ese poder. Al igual que el Darwinismo social que la precedió, la sociobióloga procede primero proyectando sobre la naturaleza las ideas dominantes de la sociedad actual (a menudo inconscientemente, así los científicos consideran erróneamente las ideas en cuestión como «normales» y «naturales»). Después las teorías sobre la naturaleza así producidas se transfieren retroactivamente a la sociedad y a la historia, usándolas para «probar» que los principios del capitalismo (la jerarquía, la autoridad, la competencia, etc.) son leyes eternas, que son después usadas para justificar el status quo!. Asombrosamente, hay mucha gente, supuestamente inteligente, que se toma estas engañifas en serio.

Esta clase de apología es por supuesto natural, ya que toda clase dominante ha reivindicado que su derecho a gobernar está basado en la «naturaleza humana» y por lo tanto apoya doctrinas que definen la naturaleza humana de manera que parezcan justificar el poder de la élite, ya bien sea la sociobióloga, el derecho divino, el pecado original, etc. Obviamente, tales doctrinas han sido siempre falsas… hasta hoy, por supuesto, cuando es evidente que nuestra sociedad actual está verdaderamente moldeada a la «naturaleza humana» lo cual ha sido probado científicamente por nuestro actual sacerdocio científico! La arrogancia de esta afirmación es de verdad sorprendente. La historia no se ha detenido. De aquí a mil años, la sociedad será completamente diferente a lo que es ahora y diferente a lo que nadie se imagina. Ningún gobierno existente hoy día existirá entonces, y el sistema económico actual tampoco existirá. Lo único que puede seguir igual es que la gente aún dirá que su nueva sociedad es el «verdadero sistema» que se amolda completamente a la naturaleza humana, aunque los sistemas pasados no lo hicieran. Claro, no pasa por las mentes de los que apoyan el capitalismo que gentes de diferentes culturas sacarán conclusiones diferentes de los mismos hechos, conclusiones que pueden ser más válidas. Ni se les ocurre a los apologistas del capitalismo que las teorías de los científicos «objetivos» puedan estar enmarcadas en el contexto de la sociedad dominante en que viven. Sin embargo, no sorprende a los anarquistas que los científicos trabajando en la Rusia zarista desarrollaran una teoría de la evolución basada en la cooperación de las especies, muy diferente a la de sus colegas de la Inglaterra capitalista, que desarrollaron una teoría basada en la lucha competitiva dentro y entre las especies. Que la segunda teoría reflejase las teorías políticas y económicas dominantes en la sociedad Británica (notablemente el individualismo competitivo) es pura coincidencia, por supuesto. El Apoyo Mutuo de Kropotkin fue escrito en respuesta a los evidentes errores que el Darwinismo Social ingles proyectaba sobre la naturaleza y la vida humana.

¿Los anarquistas apoyan el terrorismo?

No, por dos razones. El terrorismo significa el objetivo de o el no preocuparse por el asesinato de personas inocentes. Para que exista la anarquía, ésta debe ser creada por personas corrientes. Uno no puede ganar al pueblo a las ideas de uno a base de masacres. En segundo lugar, el anarquismo es auto-liberación. Las relaciones sociales no se pueden explotar con bombas. La libertad no puede crearse a través de las acciones de una élite minoritaria destruyendo gobernantes en nombre de la mayoría. Mientras la gente tenga necesidad de gobernantes, la jerarquía existirá (ver Sección A.2.16). Como recalcábamos antes, la libertad no puede ser concedida, solo tomada. Además, los anarquistas no están en contra de individuos sino en contra de las instituciones y las relaciones sociales causantes de que ciertos individuos tengan poder sobre otros y abusen (i.e. usen) ese poder. Por lo tanto la revolución anarquista se basa en destruir estructuras, no personas. Como dijo Bakunin: «no queremos la muerte de los hombres sino la abolición de posiciones y cosas» [The Lullers]. ?Entonces por qué el anarquismo es asociado con la violencia? Esto es en parte debido a que el estado y los medios de comunicación insisten en llamar anarquistas a terroristas que no son anarquistas. Por ejemplo la banda alemana de Bader-Meinhoff fue a menudo llamada «anarquista» a pesar de haberse proclamado Marxista-Leninista. Las calumnias, por desgracia, hacen su trabajo. Pero la principal razón por esta asociación del anarquismo con el terrorismo fue el período de «propaganda por la acción» en el movimiento anarquista. Esta etapa, del 1880 al 1890 aproximadamente, se caracterizó por los asesinatos de miembros de las clases dominantes (realeza, políticos etc) a mano de un pequeño número de anarquistas que actuaban individualmente. Lo hicieron por dos razones: primero, para vengar los más de 20,000 muertos en la brutal represión de la Comuna de París por el gobierno francés, donde muchos anarquistas murieron (la propaganda por la acción comenzó y fue muy frecuente en Francia); y segundo, como un medio para incitar al pueblo a rebelarse mostrándole que los opresores podían ser derrotados.

Hay que aclarar que la mayoría de los anarquistas no apoyaron esta táctica, que en todo caso fue un fracaso, ya que le dio al estado el pretexto para endurecer la represión de los anarquistas y los movimientos obreros así como le dio la oportunidad a los medios informativos de asociar el anarquismo con la violencia sin sentido, enajenando del movimiento a gran parte de la población. También, la suposición detrás de la propaganda por la acción, i.e. que el pueblo estaba listo para rebelarse, era falsa. De hecho, la gente es producto del sistema en que viven; de ahí que aceptaban casi todos los mitos utilizados para mantener el sistema en pie. Con el fracaso de la propaganda por la acción, los anarquistas regresaron a lo que la mayoría del movimiento había practicado de todos modos: incitar la lucha de clases y el proceso de auto-liberación. Este retorno a las raíces del anarquismo puede verse en el auge de las uniones anarcosindicalistas a partir de 1890 (ver Sección A.5.3). A pesar de que la mayoría de los anarquistas no estaban de acuerdo con la propaganda por la acción, pocos la considerarían como terrorismo o descartarían el asesinato en todas las circunstancias. Bombardear una aldea porque pudiese albergar enemigos es terrorismo, mientras que quitarle la vida a un dictador asesino es defensa en el mejor de los casos y venganza en el peor. Como los anarquistas han dicho por largo tiempo, si por terrorismo se quiere decir «matar gente inocente» entonces el estado es el mayor terrorista de todos. Si el pueblo, al cometer «actos de terror» es realmente anarquista, hará lo posible por evitar hacer daño a inocentes y nunca usará la línea estatista de que «el daño colateral» es lamentable pero inevitable. Así pues, resumimos. Los anarquistas han hecho uso del terrorismo. También ello ha sido usado por muchos otros grupos y partidos políticos, sociales y religiosos. Por ejemplo, los cristianos, los marxistas, los hindúes, los nacionalistas los republicanos, los mahometanos, los sikhs, los fascistas, los judíos y los patriotas todos han cometido actos de terrorismo. Muy pocos de estos movimientos o ideologías han sido calificados de «terroristas por naturaleza», lo cual demuestra cómo el anarquismo amenaza al status quo. No hay nada mejor para desacreditar y marginar una idea que gente maliciosa o mal informada pinten a sus practicantes y creyentes como «bombarderos locos» sin opinión ni ideal alguno, nada más que con una insana propensidad a la destrucción.

Claro que la gran mayoría de los cristianos y demás se han opuesto al terrorismo como algo moralmente repugnante y contraproducente. Lo mismo han hecho la gran mayoría de los anarquistas en todo tiempo y lugar. No obstante, parece que en nuestro caso es necesario proclamar nuestra oposición al terrorismo una y otra vez. Para terminar, solo una pequeña minoría de terroristas han sido anarquistas, y solo una pequeña minoría de anarquistas han sido terroristas. El movimiento anarquista en su totalidad siempre ha reconocido que las relaciones sociales no pueden ser asesinadas o bombardeadas hasta desaparecer. ¿Qué clase de sociedad quieren los anarquistas? Los anarquistas desean una sociedad descentralizada, basada en la libre asociación. Consideramos esta forma de sociedad la mejor para llevar al máximo los valores que hemos delineado anteriormente — la libertad, la igualdad, la solidaridad. Sólo por medio de una descentralización racional del poder, estructuralmente y territorialmente, puede fomentarse la libertad individual. La delegación de poderes en manos de una minoría es una negación de la libertad y la dignidad individual. Antes que quitar la gestión de sus propios asuntos de las manos del pueblo, los anarquistas favorecen organizaciones que minimizan la autoridad, manteniendo el poder en la base, en manos de aquellos afectados por las decisiones alcanzadas.

La libre asociación es la piedra angular de la sociedad anarquista. Los individuos deben de ser libres para unirse según ellos crean conveniente, ya que esta es la base de la libertad y la dignidad humana. Sin embargo, tales convenios libres deben de basarse en la descentralización del poder; de otro modo ello será una farsa (como en el capitalismo), ya que sólo la igualdad otorga el contexto social necesario para el desarrollo y crecimiento de la libertad. Por lo tanto los anarquistas apoyan los colectivos directamente democráticos, basados en «una persona un voto» (ver la Sección A.2.11 ?Por qué los anarquistas apoyan la democracia directa? que analiza la racionalidad de la democracia directa como el complemento político del acuerdo libre). En otras palabras, los colectivos serían regidos por asambleas en masa de todos sus miembros, con los asuntos puramente administrativos gestionados por comités elegidos para el caso. Estos comités comunales estarían formados por delegados temporales revocables que ejecutarían sus labores bajo la vigilancia de la asamblea que los eligió. Si los delegados actúan en contra de su mandato o tratan de extender su influencia o labor mas allá de lo decidido por la asamblea (i.e. si empiezan a tomar decisiones políticas), podrán ser instantáneamente revocados y sus decisiones abolidas. De este modo, la organización permanece en manos de la unión de individuos que la formó. Estos colectivos egalitarios, formados por acuerdos libres, a su vez se asocian libremente en confederaciones. Tal confederación libre iría de abajo arriba, las decisiones fluyendo desde las asambleas elementales hacia arriba. Las confederaciones serian gestionadas de manera similar a los colectivos. Regularmente habrían conferencias locales regionales, «nacionales» e internacionales en las que todos los asuntos importantes y los problemas que afectan a los colectivos serían discutidos. Además, los principios fundamentales y las ideas de la sociedad serían debatidas y las decisiones políticas serían hechas, puestas en vigor, revisadas y coordinadas. Se formarían comités de acción, si se necesitasen, para coordinar y administrar las decisiones de las asambleas y sus congresos, bajo estricto control desde abajo según hemos discutido antes.

Más importante aún, las asambleas comunales básicas pueden anular cualquier decisión alcanzada por las confederaciones y salirse de una confederación. Además, pueden convocar conferencias confederales para discutir nuevos asuntos y para informar a los comités de acción acerca de nuevos deseos y para instruirlos sobre que hacer con respecto a nuevos requerimientos e ideas. Organizados de esta manera, la jerarquía es abolida, ya que el pueblo en la base de la organización está en control, no sus delegados. Solamente esta forma de organización puede reemplazar al gobierno (la iniciativa y el potenciamiento de unos pocos) con la anarquía (la iniciativa y el potenciamiento de todos). Esta forma de organización existiría en todas las actividades que requieren trabajo de grupo y la coordinación de mucha gente. Sería, como dijo Bakunin, el medio «para integrar individuos dentro de estructuras que ellos podrían comprender y controlar». Las iniciativas individuales serían gestionadas por el propio individuo.
 

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