Por: Tom Lane
Introducción
Aunque Chomsky haya escrito abundantemente sobre anarquismo durante las últimas tres décadas, frecuentemente se le exige que dé una visión más tangible y detallada sobre los cambios sociales.
En su análisis político nunca falta enojo e indignación hacia la forma en que funciona el mundo, pero muchos lectores se quedan sin saber lo que propone exactamente Chomsky para cambiarlo. Quizás al tratar su trabajo analítico con tanto respeto, presuponen que expondrá sus objetivos y estrategias con una claridad y precisión similares. Sin embargo, terminan decepcionados con sus enunciados generales sobre valores socialistas-libertarios. O posiblemente muchos buscan a un guía intelectual que les proporcione un «plan maestro» para ayudarles a conseguir un futuro radiante.
A pesar de todo, Chomsky se mantiene al margen de tales pronunciamientos. Advierte que es difícil predecir qué formas particulares tomaría una organización social más justa, o incluso saber con seguridad qué alternativas al sistema actual son las ideales. Afirma que sólo la experiencia puede revelar las respuestas correctas a estas cuestiones. Lo que nos debería guiar en nuestro camino es un conjunto general de principios que subyacerán independientemente de las formas específicas que tome nuestra sociedad en el futuro. Para Chomsky, estos principios surgen de la corriente histórica de pensamiento y acción conocida como anarquía.
Chomsky advierte que poco puede decirse sobre anarquismo a un nivel demasiado general. «No he intentado escribir nada sistemático sobre este tema, y no conozco nada de otros autores que crea que pueda ser recomendado,» me escribió como respuesta a unas preguntas que le hice sobre este asunto. Ha escrito sobre ello en diferentes publicaciones, en gran medida en su reciente libro Powers and Prospects, pero en términos generales no hay mucho que decir. «El interés radica en las aplicaciones,» piensa Chomsky, «pero estas son específicas al tiempo y al lugar. »
Chomsky explica: «En Latinoamérica hablé sobre muchos de estos temas, y lo más importante, aprendí mucho sobre ello de las personas que están verdaderamente haciendo cosas, buena parte de ellas con sabor anarquista. También tuve la oportunidad de reunirme con interesantes y activos grupos de anarquistas, desde Buenos Aires hasta Belem, en la boca del Amazonas (de estos últimos no sabía nada – es asombroso hasta donde se encuentran nuestros amigos). Me di cuenta de que las discusiones iban mucho más al grano de lo que frecuentemente observo que sucede aquí, y con justa razón, me parece.»
En esta entrevista, las respuestas de Chomsky son generales y tajantes. Aún así, como breve introducción a algunas de sus ideas sobre el anarquismo, puede animar al lector a seguir leyendo sobre el tema (una lista de textos aparece al final de las preguntas), y lo más importante, a desarrollar el concepto de anarquismo a través del proceso de trabajar por una sociedad más libre y democrática.
Tom Lane
Respuestas de Chomsky a ocho preguntas sobre el anarquismo
Comentario general a todas las preguntas:
Nadie es dueño del término «anarquismo». Es utilizado por un amplio número de corrientes de pensamiento y acción que varían profundamente entre si. Hay muchos anarquistas autodidactas que insisten, a menudo con gran pasión, en que su visión es la única correcta, y que otras ni merecen el término (y quizás este sea su error en uno u otro sentido). Una mirada a la literatura anarquista contemporánea, particularmente en Occidente y en los círculos intelectuales (puede que este término no guste), revelará rápidamente que gran parte de ella consiste en denunciar a otros por sus desviaciones, tal como es en la literatura Marxista-Leninista sectaria. El porcentaje de este tipo de contenidos en relación a trabajos constructivos es deprimentemente alto.
Personalmente no tengo confianza en mis propias opiniones sobre «la forma correcta», ni tampoco estoy impresionado con los pronunciamientos tan seguros de otras personas, incluyendo buenos amigos. Siento que es demasiado poco lo comprendido como para poder afirmar algo con mucha seguridad. Podemos tratar de formular nuestras visiones de futuro a largo plazo, nuestras metas, nuestros ideales; y podemos (y debiéramos) dedicarnos a trabajar en asuntos que tengan algún significado para la humanidad. Pero el agujero entre ambas opciones muchas veces es enorme, y raramente veo alguna forma de unirlos que no sea a un nivel general o muy vago. Estas cualidades mías (quizás defectos, quizás no) aparecerán en las (muy breves) respuestas que daré a tus preguntas.
1. ¿Cuáles son las raíces del pensamiento anarquista y qué movimientos lo han desarrollado y potenciado históricamente?
Las corrientes de pensamiento anarquista que me interesan (existen varias) tienen sus raíces, me parece, en la Ilustración y el liberalismo clásico, e incluso se remontan en interesantes ocasiones a la revolución científica del siglo XVII, incluyendo aspectos que frecuentemente son considerados reaccionarios, como el Racionalismo Cartesiano. Existe literatura sobre el tema (por ejemplo del historiador de ideas Harry Bracken; yo también he escrito sobre ello), que no intentaré recapitular aquí, sólo decir que tiendo a estar de acuerdo con el importante escritor y activista anarcosindicalista Rudolph Rocker en que las ideas liberales clásicas fueron hundidas en los albores del capitalismo industrial, para nunca más recuperarse (me refiero al Rocker de los años 30, décadas después pensaba de otra manera). En mi opinión, las ideas han sido continuamente reinventadas porque reflejan necesidades y percepciones humanas reales. La Guerra Civil Española es quizás el caso más importante, aunque debiéramos recordar que la revolución anarquista que se extendió por gran parte de España en el año 1936, tomando varias formas, no se generó espontáneamente sino que fue forjada durante varias décadas de educación, organización, luchas, derrotas, y a veces, victorias. Fue muy significativa. Suficiente para despertar la ira de cada sistema de poder importante: estalinismo, fascismo, liberalismo occidental, la mayoría de las corrientes intelectuales y sus instituciones doctrinales-todas combinadas para condenar y destruir la revolución anarquista, tal como sucedió; una señal de su importancia, en mi opinión..
2. Los críticos se quejan de que el anarquismo es «utópico, sin forma.» Ud. responde que cada etapa de la historia tiene sus propias formas de autoridad y opresión que deben ser desafiadas, y por lo tanto ninguna doctrina fija es aplicable. En su opinión, ¿qué determinada forma de anarquismo es apropiada en esta época?
Tiendo a estar de acuerdo en que el anarquismo es utópico y sin forma, aunque difícilmente más que las fútiles doctrinas del neoliberalismo, Marxismo-Leninismo y otras ideologías que han atraído a los poderosos y a sus sirvientes intelectuales a través de los años por razones que son muy fáciles de explicar. La razón de que exista una desestructuración general y un vacío intelectual (muchas veces disimulado tras grandes palabras, y se debe nuevamente al interés de los intelectuales) es que no entendemos mucho acerca de sistemas complejos, tales como sociedades humanas, y sólo podemos intuir, con una validez limitada, las maneras en que debieran ser reformadas y construidas.
El anarquismo, desde mi punto de vista, es una expresión de la idea de que la carga de la prueba siempre recae sobre aquellos que defienden que la autoridad y la dominación son necesarias. Tienen que demostrar con contundentes argumentos que esta afirmación es la correcta. Si no lo logran, las instituciones que defienden deben ser consideradas ilegítimas. Cómo uno debe reaccionar a una autoridad ilegítima depende de las circunstancias y las condiciones: no existen fórmulas.
En el período actual, los temas surgen en todos los ámbitos tal y como normalmente sucede: desde en las relaciones personales en la familia y en otros ámbitos hasta en el orden político/económico internacional, y las ideas anarquistas – desafiando a la autoridad e insistiendo en que ésta se auto-justifique – son apropiadas en todos los niveles.
3. ¿Sobre qué tipo de concepción de la naturaleza humana se basa el anarquismo? ¿Tendrían las personas menos incentivos para trabajar en una sociedad igualitaria? ¿Una ausencia de gobierno permitiría a los poderosos dominar a los débiles? ¿La toma democrática de decisiones resultaría en un excesivo conflicto, indecisiones y en una «ley de la calle»?
La manera en que yo entiendo el término «anarquismo», está basada en la esperanza (nuestra ignorancia no nos permite ir mas allá) de que los fundamentos de la naturaleza humana incluyen sentimientos de solidaridad, apoyo mutuo, simpatía, preocupación por los demás, etc.
¿Trabajarían menos las personas en una sociedad igualitaria? Sí, en tanto que son empujadas a trabajar por la necesidad de supervivencia; o para recibir recompensas materiales, un tipo de patología, creo, como la que lleva a una persona a sentir placer al torturar a otros. Aquéllos que encuentran razonable la clásica doctrina liberal de que el estímulo para dedicarse al trabajo creativo está en el núcleo de la naturaleza humana – algo que vemos constantemente, pienso, desde en los niños hasta en los ancianos cuando las circunstancias lo permiten – sospecharán mucho de esas doctrinas que son altamente serviciales al poder y a la autoridad, pero que carecen de otros méritos.
La falta de gobierno, ¿permitiría a los poderosos dominar a los débiles? No lo sabemos. Si fuera así, formas de organización social tendrían que ser construidas -existen muchas posibilidades – para vencer este crimen.
¿Cuáles serían las consecuencias de una toma de decisiones democrática? Las respuestas son desconocidas. Tendríamos que aprender probando. Probemos y averigüemos.
4. El anarquismo es a veces llamado socialismo libertario – ¿En qué difiere de otras ideologías que son frecuentemente asociadas al socialismo, como el Leninismo?
La doctrina Leninista sostiene que un partido de vanguardia debe asumir el poder estatal y conducir a la población al desarrollo económico, y por algún milagro que no es explicado, a la libertad y la justicia. Es una ideología que naturalmente es muy atractiva para la inteligentsia radical, a quien le proporciona una justificación para su rol de administradores del estado. No veo razón – ni lógica o ni histórica – para tomarla en serio. El socialismo libertario (incluyendo una corriente sustancial del Marxismo) la rechazó con desprecio y con justa razón.
5. Muchos «anarco-capitalistas» sostienen que el anarquismo significa libertad de hacer lo que quieras con tu propiedad y de comprometerte mediante libre contrato con los demás. ¿Es en alguna forma compatible el capitalismo con el anarquismo desde su punto de vista?
El anarco-capitalismo en mi opinión es un sistema doctrinal que si se llegara a implementar conduciría a formas de tiranía y opresión que pocas veces encontramos en la historia de la humanidad. No existe la más mínima posibilidad de que sus (desde mi punto de vista horrendas) ideas pudieran ser implementadas, porque cualquier sociedad que cometiera este colosal error sería rápidamente destruida. La idea de «libre contrato» entre el potentado y su hambriento súbdito es un chiste macabro, que quizá valga la pena debatir en algún seminario académico que explore las consecuencias de estas (en mi opinión absurdas) ideas, pero en ninguna otra parte.
Debo agregar, sin embargo, que estoy sustancialmente de acuerdo con personas que se consideran anarco-capitalistas en un gran número de temas; y durante algunos años sólo pude escribir en sus publicaciones. También admiro su compromiso con la racionalidad — algo poco común – aunque creo que no ven las consecuencias de las doctrinas que abrazan, ni sus profundos fallos morales.
6. ¿Cómo se aplican los principios anarquistas a la educación? ¿Son positivas las notas, los requerimientos y los exámenes? ¿Qué tipo de ambiente es el ideal para llegar al libre pensamiento y al desarrollo intelectual?
Mi sentimiento, en parte basado en mi experiencia personal, es que una educación decente debe intentar proporcionar un hilo a través del cual la persona viaje a su manera. La buena enseñanza es más una cuestión de proveer agua a una planta y permitirle crecer mediante sus propias capacidades que llenar un recipiente con mucha agua (pensamientos poco originales, debo agregar, parafraseados de la Ilustración y el liberalismo clásico). Estos principios son universales, en mi opinión, generalmente válidos. Cómo se aplican en circunstancias particulares debe ser evaluado caso por caso, con toda humildad, y reconociendo lo poco que realmente entendemos.
7. Describa si puede, cómo una sociedad anarquista ideal funcionaría día a día. ¿Qué tipo de instituciones económicas y políticas existirían, y cómo funcionarían? ¿Tendríamos dinero? ¿Compraríamos en tiendas? ¿Seríamos propietarios de nuestros hogares? ¿Tendríamos leyes? ¿Cómo evitaríamos el crimen?
No sueño ni en intentarlo. Estas son cuestiones sobre las que debemos aprender, a través de la lucha y la experimentación.
8. ¿Qué perspectivas hay de que el anarquismo se haga realidad en nuestra sociedad? ¿Qué pasos deberíamos seguir?
Las perspectivas de libertad y justicia no tienen límites. Los pasos que debemos seguir dependen de lo que intentemos lograr. No hay y no pueden haber respuestas generales. Las preguntas están mal formuladas. Me acuerdo de un bonito eslogan del movimiento de los trabajadores rurales de Brasil (de donde acabo de regresar): dicen que deben expandir el piso de la jaula hasta el dia en que puedan romper los barrotes. A veces, incluso se requiere defender la jaula contra depredadores externos a veces peores: por ejemplo, defender hoy en día el poder estatal ilegítimo contra una tiranía depredadora de los Estados Unidos; algo que debería ser obvio para cualquier persona comprometida con la justicia y la libertad – cualquiera que piense que los niños deben tener algo que comer, por ejemplo– pero parece difícil de entender para muchas personas que se consideran libertarias y anarquistas. Este es uno de los impulsos irracionales y auto-destructivos de personas decentes que se consideran de izquierda, en mi opinión, apartándose en la práctica de las vidas y las aspiraciones legítimas de las personas que sufren.
Así es como lo veo. Me gustaría discutir más sobre el tema y escuchar argumentos en contra, pero sólo en un contexto que nos permita ir mas allá del gritar eslóganes – lo que, temo, excluye una gran parte de lo que se hace pasar por debate en la izquierda, y es una lástima.
En otra carta, Chomsky ofreció esta ampliación de su pensamiento respecto a una sociedad futura:
Acerca de una sociedad futura…, puede que me esté repitiendo, pero es algo que me ha preocupado desde que era un niño. Recuerdo haber leído por el año 1940 el interesante libro de Diego Abad de Santillán Después de la Revolución, donde critica a sus camaradas anarquistas y dibuja con detalle como una España anarcosindicalista funcionaría (estas son memorias de hace más de 50 años, así que no la tomes muy literalmente). Mi sentimiento en aquel entonces era que parecía acertada, pero ¿comprendemos lo suficiente como para responder con tanto detalle a preguntas sobre la sociedad? Naturalmente, a lo largo de los años he aprendido más, pero sólo ha aumentado mi escepticismo sobre si comprendemos suficientemente. En años recientes he discutido bastante sobre ésto con Mike Albert, quien me ha estado alentando para que escriba con detalle como pienso que una sociedad debería funcionar, o por lo menos que responda a su concepto de «democracia participativa». Me he echado atrás en ambos casos por las mismas razones. Me parece que las respuestas a tales preguntas deben ser descubiertas a través de la experimentación. Tomemos los mercados (hasta el punto que pudieran funcionar en cualquier sociedad viable -son limitados si el registro histórico sirve de guía, para no hablar de la lógica). Entiendo bien dónde están sus fallos, pero no es suficiente para demostrar que un sistema que elimine las operaciones de mercado sea preferible; es simplemente lógica, y no creo que sepamos la respuesta. Lo mismo sucede con todo lo demás.
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