Dadá y el surrealismo

Por: Hernan Montecinos
Fuente: rtevista Alternativa, N° 2

No deja de tener razón Luis Meana cuando señala que “con Nietzsche la filosofía pasa a ser atómica porque supone la desintegración interna de la idea”. De acuerdo a este juicio- y contra lo que la mayoría pueda creer- la primera explosión desintegradora no se habría dado en la física del siglo XX, sino en la filosofía del siglo XIX con Nietzsche. Más aún, también anterior a la desintegración física de la bomba atómica, a comienzos del siglo XX, hubo otra bomba, la que provocó el movimiento Dadá, al liberar todas las formas en los modos de expresión tradicionales. No por casualidad en su momento dirá Marx Ernst: “Nosotros los dadaístas hicimos explotar esa bomba. Los fragmentos se esparcieron por todo el mundo…”

A no dudarlo, el siglo XX fue pródigo en movimientos de creación artística. Un nuevo tiempo, una nueva realidad en donde el arte estigmatiza, critica, o ironiza el mundo en que vivimos. Apelando a la fantasía y fijando nuevos puntos de partida, surgen varias propuestas en un ambiente de creatividad y libertad.

Es en este escenario que el año 1916, en la ciudad de Zurich, en el cabaret Voltaire, un grupo de artistas inventa la palabra “Dadá” para describir las actividades de un nuevo movimiento. Un movimiento que para muchos no fija los comienzos de un nuevo arte, sino el del mal gusto. A favor de la Naturaleza y en contra del arte, sus miembros pueden proclamar libremente sus propios principios. Pretendiendo reemplazar las tonterías lógicas por las ilógicamente sensatas, no resulta extraño que para Dadá, las filosofías tengan menos valor que un viejo cepillo de dientes.

Ahora bien, para abreviar el cuento y comprender el significado de Dadá no queda más recurso que remitirnos a lo que han dicho sobre este movimiento sus teóricos fundacionalistas:

André Breton, un joven estudiante de medicina, que conduce experimentos de análisis de sueños en los pacientes que sufren neurosis de guerra, queda sumamente impresionado por el caso de un soldado que insiste en que la guerra es un simulacro, que los cadáveres son sólo maniquíes, las heridas son sólo maquillaje y que los muertos se sacan de los hospitales durante la noche y se los distribuye por todo el campo de batalla. De ahí, asociar, primero, el dadaísmo, y luego, el surrealismo, con el inconsciente pasa a ser el obvio paso de Breton.

Tristan Tzara, poeta francés de origen rumano, es autor de siete Manifiestos Dadá. Habla por él, ya que su interés no es convencer porque no se arroga el derecho de arrastrar a los demás hacia su propio río. La dialéctica, un mecanismo entretenido que nos guía de una manera banal hasta las opiniones que teníamos al principio. Cree descubrir la fórmula de la poesía. Para hacerla debe tomarse un diario y elegir un artículo tan largo como la poesía que se quiere hacer. Enseguida se recorta cada palabra del artículo y se coloca en una bolsa. Debe sacudirse la bolsa para pasar a retirar cada uno de los pedazos y copiarlos en el orden en que van saliendo. Se obtiene así un escritor original y dotado de una sensibilidad que va más allá de la comprensión de lo vulgar.

Hans Harp, en un esfuerzo por escapar del monstruoso egoísmo del artista, proclama la ley de la oportunidad. La arrogancia se esconde detrás de la perfección y grandes luchas se suscitan cuando la pureza y la tradición no se pueden conseguir. La ley de la oportunidad, que abarca todas las demás leyes, es tan impenetrable como la profundidad de la que surge toda la vida, sólo puede comprenderse a través de una completa rendición a lo inconsciente. Cualquiera que se someta a esta ley logra la vida.

Kurt Schwitters recorta un aviso y crea la palabra “Merz”, que utiliza para describir sus pinturas y poesía. Merz significa libertad para todas las trabas que se oponían a la causa de la creación artística. Merz es tan tolerante como puede hacia sus materiales. No ve la razón para que boletos viejos, trozos de madera, alambres, neumáticos, botones, basuras de los áticos, no deban usarse para pinturas.

Francis Picabia, viaja por todo el mundo produciendo copias de su revista “391”. Picabia es más demócrata que nadie: existen 391 presidentes del movimiento dadaísta y cualquiera que quiera puede serlo. Cada página de la revista debe explotar ya sea a través de la seriedad, la profundidad, la náusea o las tonterías aniquiladoras a la manera que está impresa. Proclama que el arte debe ser antiestético en extremo, inútil e imposible de justificar.

Marcel Duchamp, el más hermético y radical de todos los artistas anti-arte. Este pintor reacciona violentamente contra la pintura como fuente de placer proponiéndose colocar la pintura al servicio de la mente. Para ello utiliza el dibujo mecánico, en tanto éste se encuentra fuera de todas las convicciones pictóricas y ajenas al gusto. Hay que hacer un arte que vaya contra la tiranía del gusto, porque el gusto es un hábito, una repetición ya aceptada; bueno o malo sigue siendo gusto.

Por su parte, los miembros del Club Dadá en Alemania desarrollaron la técnica del montaje fotográfico y su campo tiene tantas posibilidades como los cambios que existen en el medio ambiente. El fotometraje crea, a partir de elementos totalmente dispares, una nueva unidad que revela una imagen conceptualmente nueva del caos de una época de guerra y revolución. El fotometraje será utilizado, poco más tarde, al modo de una crítica contra Hitler y el nazismo alemán.

Raoul Hausman, siempre en Alemania, desarrolla sus poemas fonéticos. Cuando el lenguaje se petrifica en las academias destrozado por el periodismo, su verdadero espíritu se refugia entre los niños y los poetas locos. Los poemas fonéticos de 1918, son una serie ininteligible de sonidos que se asemejan a los primeros sonidos que emite un niño cuando empieza a descubrir las primeras palabras.

Marx Ernst, a su vez, acaba de descubrir los principios del collage, demostrando un obsesivo interés por las páginas de un catálogo ilustrado que tenía a mano. Experimenta una sucesión alucinante de imágenes dobles y triples, y lo que habían sido simples páginas banales de publicidad se convirtieron en dramas que revelaron sus deseos más secretos.

En 1918, mientras Alemania se desintegra por el hambre, el caos militar y la caída del gobierno del Kaiser, Dadá llega desde Zurich a Berlín y en esta ciudad se expresa como movimiento preferentemente político y colectivo. En uno de sus Manifiestos el “Consejo revolucionario Dadaísta”, exige:

Primero; la unión revolucionaria internacional de todos los hombres y mujeres creativos e intelectuales sobre la base de un comunismo radical.

Segundo; la introducción de un desempleo progresivo a través de una mecanización total de cada campo de actividad.

Tercero; la expropiación inmediata de la propiedad y el alimento comunitario para todos. La construcción de ciudades iluminadas y de jardines que pertenecerán a toda la sociedad y preparar al hombre en un estado de libertad.

Además; exige: comidas diarias a cargo del Estado para todos los hombres creativos e intelectuales en Postdam Platz. La adhesión obligatoria de todos los clérigos y maestros de los artículos de fe dadaísta. La lucha más brutal en contra de todas las tendencias burguesas ocultas del expresionismo. La introducción del poema simultaneísta como una oración estatal comunista.

El año 1920 Dadá llega a su punto culminante en Berlín con la 1ª exposición Internacional Dadá. Desde el cielo raso cuelga la esfinge de un oficial alemán con cabeza de cerdo y una placa alrededor de su cuello con la leyenda “Colgado por la revolución”. La respuesta a la pregunta si el trabajo del movimiento Dadá puede o no ser llamado arte- dicen los dadaístas alemanes- depende si el futuro pertenece o no a la clase trabajadora.

Mientras tanto en París, Duchamp le pinta un bigote a la Mona Lisa y Breton edita la revista “Literatura” que se convierte en el portavoz de Dadá en París. Tzara y Breton siguen escribiendo manifiestos y Picabia diseñando revistas. Se organizan excursiones y representaciones provocativas. Se jactan de un extraordinario éxito porque en una de las representaciones la gente no se limitó a tirarles huevos y monedas, sino que también trozos de carne.

Sin embargo, poco a poco, Dadá comenzó a ser aburrido encerrándose a sí mismo. Los mismos dadaístas empiezan a estar en contra de Dadá. No resulta extraño que el año 1922 se encuentren dedicados a publicar revistas para insultarse unos a otros. Tzara, Breton y Picabia pelean violentamente. Dadá termina por destruirse escribiéndole Tzara una oración funeraria: “Dadá sigue marchando, destruyendo más y más. De todos estos sentimientos de disgustos no obtiene ninguna conclusión ni beneficio. Ya no sigue luchando porque sabe que no sirve a ningún propósito. Y aquí llegamos al gran secreto; Dadá es un estado de la mente por eso se va transformando de acuerdo a todos los eventos y naciones que encuentra. Dadá se aplica a todo y, aún así, no es nada. Dadá es el punto donde se encuentran los sí y los no y todos sus oponentes. Dadá es inútil como todo lo demás en la vida. Dadá no tiene pretensiones así como la vida no debería tenerla”.

De los restos de Dadá Breton comienza a organizar un uso más sistemático de la energía que Dadá liberó. Su sistema es buscar un acceso a lo inconsciente. En su opinión, aparentemente, fue por pura casualidad que parte de nuestro mundo mental, con el cual pretendíamos no estar involucrados, ha sido traído a la luz. Se encuentra sumamente agradecido de Sigmund Freíd. La imaginación está a punto de reafirmarse a sí misma, de reclamar sus derechos. Breton se convierte en la figura central de un grupo de escritores y artistas que buscan un nuevo equilibrio entre el pensamiento consciente e inconsciente. En 1924 da a conocer el 1º Manifiesto Surrealista señalando que el surrealismo es puro automatismo psíquico mediante el cual se intenta expresar, ya sea verbalmente o por escrito, la función verdadera del pensamiento. El surrealismo es el pensamiento dictado en la ausencia de todo control ejercido por la razón y, por tal, fuera de toda preocupación moral o estética. Hay muchas razones para creer que existe cierto punto en la mente en que la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo, etc., dejan de ser percibidos en términos de contradicción. Sin embargo, el mundo surrealista parece estar atrapado entre el mundo burgués y el comportamiento irracional. Por eso Breton concluye que hay una sola solución y en 1927 solicita su ingreso al Partido Comunista de Francia. Pero, el P.C francés no estaba satisfecho con Breton porque, a su juicio, éste no había tenido éxito en justificar su actividad surrealista. Breton se defiende diciendo que el arte no puede, sin descalificarse a sí mismo, estar de acuerdo en someterse a órdenes externas o humildemente llenar las filas para un fin pragmático previo. Sólo se transformará la condición del hombre si tiene en cuenta sus necesidades subjetivas tanto como las materiales. Si se ignora esto, entonces, el comunismo creará nuevas formas de alienación. Ante la exigencia comunista de un arte proletario que describa la vida proletaria y sus aspiraciones, Breton dice que eso es un imposible en la medida que un artista burgués no puede ser otra cosa que un inepto al tratar de traducir la aspiración de los trabajadores. En este punto ya Trotzky había argumentado que en el periodo prerrevolucionario no tiene sentido contrastar la cultura burguesa con la proletaria. Breton es honesto, reconoce que el solicitar unirse a las filas comunistas lo hace para disociarse totalmente de la clase de la cual proviene. No es una provocación más como lo temen los comunistas porque se encuentra demasiado consciente de la manera que la sociedad burguesa amenaza a sus rebeldes. Sólo se puede evitar la asimilación escribiendo en forma hermética. Si se exige que la mente y la imaginación deben de abdicar hasta que llegue la revolución, los surrealistas están convencidos que si bien sus obras no ayudan a precipitar inmediatamente la revolución, la tarea de interpretar la condición humana es indispensable para construir un mundo pos revolucionario. Cada error en la interpretación del hombre implica un error en la comprensión del universo y se convierte en un obstáculo para su transformación.

En 1928 salvador Dalí llega a París a la edad de 24 años. Desarrolla su método “paranoico crítico”. La paranoia hace uso del mundo externo para imponer sus ilusiones obsesivas en particularidad perturbadora. El mundo externo sirve como una ilustración puesta al servicio de la realidad de la mente. Dalí cree que se acercaba el momento en que el proceso del pensamiento paranoico activo posibilitaría sistematizar la confusión y contribuiría al descrédito total del mundo de la realidad. Sin embargo, más tarde en París los surrealistas piden explicaciones a Dalí por su enfermiza obsesión por Hitler. Dalí recuerda ese episodio como la especie de un juicio a que fue sometido hasta avanzada hora de la noche. Le ruega a Breton que entendiera que su obsesión por Hitler era estrictamente paranoico y esencialmente apolítico. Le explica que no podía ser nazi porque si Hitler conquistaba Europa tendría la oportunidad de eliminar a todos los personajes histéricos como él, de la misma manera como lo había hecho en Alemania al llamarlos degenerados. Hitler le interesaba sólo como un objeto de su delirio y porque le parecía objeto de un valor catastrófico e incomparable. Al fin, los surrealistas se logran convencer de su inocencia pero exigiéndole la firma de un documento en el que declaraba que no era un enemigo de la clase proletaria.

Después de su afiliación al P.C francés Breton viaja a México. Se encuentra con Trotzky y juntos escriben un Manifiesto y hacen planes para la formación de una federación de artistas revolucionarios. En dicho Manifiesto se señala que en el arte el hombre expresa la necesidad de armonía y una existencia completa que la sociedad de clase le niega constantemente. Es por esto que siempre existe una protesta implícita consciente o inconsciente, activa o pasiva, optimista o pesimista contra la realidad en cualquier creación artística auténtica. El arte puede ser el aliado más grande de la revolución, sólo mientras se mantenga verdadero para sí mismo. Asesinado Trotzsky la federación dura muy poco. Muchos surrealista huyen de la invasión alemana y se refugian en Nueva York. Cuando en 1946 Breton regresa a su país se encuentra con un París que le es hostil porque los escritores comprometidos en su lucha contra el nazismo consideran el surrealismo con desprecio.

Jean Paul Sastre escribió que la originalidad del surrealismo yace en su intento de apropiarse de todo: la metafísica, la aristocracia, el parasitismo, su alianza con grupos revolucionarios, etc. El hecho es que cuando llegó el momento de actuar ninguno de ellos estaba preparado para hacerlo.

Tristán Tzara, convertido ahora en militante comunista y veterano de la resistencia pregunta…¿ Dónde está el surrealismo en la actualidad y cómo puede justificarse a sí mismo históricamente cuando sabemos que durante la ocupación estuvo ausente de esta guerra? La mera voz del surrealismo capaz de aparecer libremente durante la guerra con una revista lujosa publicada en Nueva Cork ocupándose de juegos surrealistas inofensivos antes que de la Europa invadida por los nazis, no dicen ni representan nada… La historia pasó por alto el surrealismo, termina sentenciando Tzara.

Breton se encuentra disconforme en la forma en que el surrealismo se altera cada vez más para explicar cualquier obra que aparezca rara o extraña. Salvador Dalí es despedido del movimiento surrealista por Breton porque su compromiso fue arruinado por su técnica ultra retrógrada y desacreditado por una indiferencia única hacia el propósito de publicitarse a sí mismo. Ha mostrado signos de pánico y sólo ha sido capaz de salvar sus apariencias a través de un esquema de vulgarización deliberado. De ahí en adelante Dalí permanece independiente y dirá: “No soy un hombre surrealista, soy el surrealismo”.

Marx Ernst, cuando el año 1954 es galardonado con el premio de pintura de la Bienal de Venecia y lo acepta, es expulsado del grupo surrealista. Más tarde en una entrevista de la BBC, el año 1961, dirá sobre el surrealismo: “La escena significa, generalmente, mirarnos a nosotros y al mundo exterior. Uno puede mucho, uno cierra los ojos y puede ver su mundo interior, y yo creo que lo mejor que se puede hacer es tener un ojo cerrado y mirar hacia el interior y con el otro mantenerlo fijo en la realidad, en lo que pasa alrededor. Si uno puede obtener el resumen de estos dos puntos importantes, logrará lo que se puede considerar una síntesis de la vida subjetiva y objetiva. El mundo interior y el exterior trabajan juntos para crear pinturas revolucionarias”. Pero ya Breton, después de la guerra, disuelve la relación con casi todos sus amigos del comienzo. Muestra poco interés por la política o la psicología y su último intento por reconciliar el sueño con la realidad yace en la magia del arte. Muere el año 1966.

El arte está muerto, hemos matado el arte afirmaron los dadaístas en su tiempo. Fue su grito de guerra. Sin embargo, fue el propio dadaísmo el que terminó por morir por ese afán de intentar lo imposible. Y ello en cuanto el arte jamás podrá morir porque el hombre desde que apareció en la faz de la tierra siempre ha sido un creador y, por tal, el hombre siempre ha vivido con la necesidad de expresarse a través del arte, desde las pinturas más rudimentarias pintadas en las cavernas hasta las pinturas más avanzadas de nuestro siglo cuyo exponente viviente más alto acaba de fallecer en Italia (Roberto Mata). Si en definitiva el arte ha penetrado en nuestras vidas, mientras haya vida y hombres existirá el arte. No ha sido por casualidad, entonces, que el dadaísmo, como movimiento, resultara más efímero de lo que podría haberse pensado en su nacimiento. A pesar que en su tiempo logró hacer tambalear los cimientos de los modos tradicionales de expresión, lo que logró finalmente fue sólo ser un intento, una irrupción e, incluso, una provocación las más de las veces absurda y grotesca, terminando por convertirse en el simple juego del aburrimiento de unos cuantos burgueses. Del surrealismo, en cambio, no puede decirse lo mismo, logrando ganar este movimiento una posición y reconocimiento en la esfera del arte. Testimonio de ello lo encontramos hoy en las distintas galerías de arte del mundo, donde aún siguen exponiéndose pinturas surrealistas de pintores de la generación fundadora tanto así como de las más nuevas.

BASE DE DATOS:

Documento audiovisual: “Europa después de la tormenta: Dadá y surrealismo”

TV. Cable Infinito

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