¡Se oye rebuznar!

Por: josepgmaynou
Fuenye: www josepmaynou..blgspot.es (17/03/09)

Creo sinceramente que las ciencias económicas deberían ser apartadas de las Universidades y de los centros de estudio de todo el mundo y pasar a engrosar las filas de las cada día más numerosas llamadas ciencias ocultas, ciencias-ficción, ciencias de los fenómenos extraños o religiosos. Oyendo a nuestros ilustres economistas, analistas sociales o gobernantes no es para menos. Que la crisis pueda ser superada en un año, en dos, en una década o no se sabe cuando, es solo un juego de adivinanzas. O no saben nada, o solo saben insuflar “confianza” u “optimismo” o “espera paciente”… a base de millones y millones de dólares del dinero público (actual y futuro) para oxigenar a su maltrecho amo y señor: el capitalismo financiero. A tenor de las inyecciones de capital público en los bancos de los EEUU, Islandia, Reino Unido, Holanda, Dinamarca, Bélgica, Corea del Sur, Bahrain, Alemania, Suiza, Francia… podríamos ya hablar del Estado bancario, es decir del Estado enteramente puesto al servicio del capital financiero.
Para no saber, ni saben la cuantía de los activos tóxicos que navegan de aquí para allá. Como el alma de los espíritus invisibles parece ser cifras incalculables. Por no saber, no saben tampoco que hacer con ellos. Algunos creen que la cifra de activos tóxicos puede alcanzar la cifra de 60 trillones de dólares.

Pero, de entre todos los rebuznos que se oyen, el ganador es el de “cambiar el modelo productivo”. Sus voceros más significativos son los estamentos progresistas que preconizan el capitalismo de rostro humano, los círculos de la izquierda apoltronada en los parlamentos (o en los gobiernos) y las mafias sindicales.
Su planteamiento es tan sencillo como simple. Por una mala gestión, el capitalismo financiero, ávido de usura, se ha dedicado a la especulación en base a una ingeniería financiera cada vez más alejada de la actividad productiva real y más propia de la actividad de un casino insostenible. Es preciso, ante la crisis, que el capitalismo financiero invierta de nuevo en la actividad productiva, en la creación de riqueza y de empleo.
Definen este “nuevo modelo productivo” como un modelo basado en la investigación, el I+D+i, el desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías y del conocimiento científico. Es decir, proponen poner los medios productivos más modernos al servicio de una actividad económica eficaz y competitiva.

Lo siento mucho, pero mucho me temo que uds. no tienen ni idea de lo que está ocurriendo.

Marx ya escribió sobradamente sobre este nuevo modelo basado en los medios de producción modernos. Y anticipó como éste alcanzaría sus límites. Los “medios de producción” es un término puramente técnico, no político. Representa la suma de conocimientos alcanzados por la Humanidad en un periodo histórico determinado (conocimientos técnicos, métodos de trabajo, nuevos materiales, nuevas herramientas, nuevas fuentes de energía, etc.) con los cuales les seres humanos afrontan su lucha por la supervivencia y la consecución de sus necesidades más inmediatas. Estos medios determinan la manera de producir. Solo la aplicación de nuevos conocimientos pone en crisis las antiguas manera de producir. En éste ámbito (el de la Ciencia), Einstein decía que cualquier intento de hacer prevaler la autoridad humana (política, ideológica o religiosa) sería el hazmerreír de los dioses. Y es evidente que la sociedad humana nunca ha dejado de aplicar en su actividad ningún nuevo conocimiento alcanzado. Tarde o temprano lo que podemos hacer, lo hacemos. Y lo hacemos cada vez más eficazmente, con menor esfuerzo, empleando menos tiempo y con un menor coste energético.

Pero no es el modelo productivo el que determina un modo de producción sino las relaciones sociales con las que éste se desarrolla. La apropiación privada de los medios de producción y el asalariamiento (como la forma de explotación de la fuerza de trabajo) son los que lo determinan.
Teniendo en cuenta que la apropiación privada de los medios de producción ha sido común en todos los sistemas sociales anteriores, el asalariamiento es el solo y único parámetro que define realmente el modo de producción capitalista. La crisis del Capital es pues inseparable de la crisis del trabajo asalariado.

La cuadratura del círculo que ustedes proponen, es decir, el desarrollo de este nuevo modelo productivo basado fundamentalmente en la aplicación de los enormes logros de la tercera revolución industrial es inaplicable bajo las leyes de la sociedad de la mercancía y del dinero. Cuanto más la sociedad constructora sea capaz de aplicar los nuevos conocimientos más el Capital cavará su tumba. El trabajo asalariado (como compañero antagonista, pero complementario al Capital) corresponde a un periodo histórico que se acabó. Se acabaron los torneros, los fresadores, los segadores, los hilanderos, los telefonistas… porque acabó el torno mecánico, la fresadora, la siega, la máquina de hilar, la telefonía con hilos… Se acabó el Capital porque se acabó el trabajo asalariado.

Ningún llanto de las plañideras podrá evitarlo. Las viejas máquinas y herramientas de las primeras revoluciones industriales han emprendido su camino hacia los campos de chatarra o los museos de la Ciencia. Los profesionales y especialistas que las hicieron funcionar desaparecieron con ellas. La fuerza de trabajo que las accionó está en el desempleo. La tercera revolución industrial, la informática, la nanometría, la biotecnología, la bioquímica, la genética, la robótica… las relegó al baúl de los recuerdos.

«…Por un lado (el Capital) despierta a la vida todos los poderes de la Ciencia y de la Naturaleza, así como de la cooperación y del intercambio sociales, para hacer que la creación de riqueza sea relativamente independiente del tiempo de trabajo empleado en ella. Por el otro se propone medir con el tiempo de trabajo esas gigantescas fuerzas sociales creadas de esta suerte y reducirlas a los limites requeridos para que el valor ya creado se conserve como valor.»

Cuando Marx escribió estas líneas ignoraba hasta que punto el Capital podía desarrollar las fuerzas productivas, ignoraba los límites de la revolución industrial, la producción en cadena, la robotización y la automatización de la producción. Ignoraba hasta que punto podía reducirse el tiempo de trabajo necesario para producir cualquier mercancía. Pero sabía perfectamente que con el enorme desarrollo de las fuerzas productivas el Capital alcanzaría sus propios límites.

«…La universalidad a la que tiende sin cesar el Capital, encuentra trabas en su propia naturaleza, las que en cierta etapa del desarrollo del capital harán que se le reconozca a él como la barrera mayor para esa tendencia, y por consiguiente, propenderán a la abolición del Capital por medio de sí mismo» (Karl Marx, borradores 1857-1858)

Una nueva forma de propiedad y nueva forma de trabajo germinan implacablemente ante este nuevo salto cualitativo de la sociedad constructora. La propiedad privada sobre la que se sustenta todo el edificio de la sociedad capitalista, es incompatible con el carácter social del conocimiento científico erigido como la fuerza productiva más relevante y necesaria del progreso humano. Una nueva forma de trabajo ha entrado en la escena de la historia humana y ni el salario es su precio ni el capital su impulsor. Una sociedad libre de las trabas de la propiedad privada es el único marco donde este nuevo trabajo creador puede desarrollarse. Esta es la base de la crisis de la crisis del modo de producción capitalista y a la vez el reto ineludible.

Congratulémonos. Mientras ellos rebuznan se alumbra sin duda un futuro de esperanza, de cooperación, de abundancia, de tiempo libre, de trabajo creador…
La Humanidad no desperdiciará la ocasión. La Historia es muy tozuda.

Es la hora de que el rigor científico y no los dogmas político-religiosos, presida la lucha por la vida y por el bienestar de la especie humana. Es hora de recuperar nuestra soberanía sobre nuestro Patrimonio Común y que un nuevo modelo civilizatorio reemplace al de la sociedad de la mercancía y del dinero.

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