Democracia abstracta o democracia materialista

Por: Malime
Fuente: (Kaosenlared – Rebelión)

Al leer el discurso «DEMOCRACIA, PARTICIPACIÓN, REVOLUCIÓN -TRES VÉRTICES DE UN TRIÁNGULO Intervención de Miguel Urbano Rodrigues en el II Seminario Internacional de Río de Janeiro», estando básicamente de acuerdo con él, sin embargo al llegar a los siguientes párrafos que reproducimos, surge la necesidad imprescindible de una matización ya que la generalidad interpretativa puede inducir a cierto subjetivismo y ambigüedad sobre el concepto de democracia tan arraigado en el reformismo y confundir incluso a los verdaderos revolucionarios.

«La clarificación es imprescindible, porque cuando hablamos de la lucha por la democracia en América Latina, corremos el riesgo de perdernos en un laberinto sin dejar claro desde un principio que:

La democracia está ausente en la casi totalidad del Hemisferio.

Instituciones formalmente democráticas funcionan en la práctica, en casi todos los países al Sur de Río Bravo como instrumento de concretización de las estrategias y los intereses del imperialismo y de las burguesías locales.

El control de los medios de comunicación por las fuerzas del capital impide, con rarísimas excepciones, a las grandes mayorías tomar conciencia de la caricatura de democracia que sirve de apoyatura a sistemas de poder que excluyen en la práctica la participación del pueblo en las decisiones de las que depende su presente y su futuro».

Desde una concepción marxista cuando empleamos la palabra democracia es necesario adjetivarla, no se la puede colgar del cielo, sino ligar la base material de cada forma de democracia. Democracia burguesa o democracia proletaria. En su discurso, punto 1. nos dice que: «la democracia está ausente» para seguidamente en punto 2. decir que: «Instituciones formalmente democráticas funcionan en la práctica, en casi todos los países al Sur de Río Bravo…», intentando armonizar esa contradicción por el papel de «El control de los medios de comunicación…», olvidando al mismo tiempo que ese problema, no es exclusivo de Latinoamérica, sino que ese problema lo sufren tanto los trabajadores de Europa como de Norteamérica.

No se puede plantear la lucha en Latinoamérica por la democracia abstracta, cuando de hecho lo que se pretende, (sin atreverse a decirlo) es destacar el problema cultural al que llama luchar por la democracia, en un pretendido acercamiento a la experiencia europea, que es el problema que en el fondo de su discurso se refleja, las diferencias de ese mundo con el mundo desarrollado. Porque la experiencia española rebatiría ese pretendido etapismo democrático, aquí hemos tenido una transición desde una dictadura militar y policial represora, a una democracia formal gracias a la traición o falta de formación de los dirigentes que nos dijeron primero la democracia y luego el socialismo. Y con la colaboración pasiva de una militancia heroica, pero poco formada ideológicamente que permitió aquella transición sin ruptura. Cuando existía un potente movimiento socio-político popular que amenazaba no solo a la dictadura, sino al propio sistema capitalista.

Para no inducir a confusión debemos considerar que lo que es democracia para la clase social en el poder, de hecho es dictadura económica para la clase explotada. En Latinoamérica y en Europa los explotados sufrimos la dictadura burguesa, con independencia de que el formalismo sea más aparente democrático en Europa que en Latinoamérica, o se combine más el uso represivo descarado que también se usa más «inteligentemente» en Europa y en nuestro país denunciado incluso por Amnistía Internacional.

«Reflexionando sobre la alternativa, llegué a la conclusión de que la exigencia para todos, diaria, tendrá que ser «la reinvención de la democracia».

Creo que todos estamos de acuerdo con Saramago cuando nos recuerda que «si no llegamos a una democracia plena (…) el poder tiende a concentrarse más en lo político, subordinado a lo económico y lo financiero, y será autoritario, y mientras tanto, si no se cambia esa relación de poder la situación se agravará».

La democracia plena es una abstracción sobre todo cuando se antepone de esa forma para pretenderla ejercer en el actual mundo en que vivimos y que tanta confusión genera. La plena democracia nunca se logrará, tal vez en el comunismo podamos hablar de plena democracia por el grado de desarrollo del ser humano, que siendo un ser individual, su mentalidad llegue a desarrollarse social y solidaria hasta ese extremo, donde la separación entre dirigentes y dirigidos prácticamente casi desaparezca.

Es una lástima que intelectuales de la talla de Saramago y Chomsky caigan en esa separación del poder. El poder político es la manifestación teórica y práctica con la que se consigue perpetuar el poder económico. El llamado Estado de Derecho es el mecanismo de poder que sirve a la oligarquía imperialista, que explota a los trabajadores de su país y a los de otros países, gracias a la colaboración y subordinación de los gobiernos de esos países. El poder económico de la oligarquía permite dominar a esos países de forma «pacífica» o descaradamente de forma militar como vemos cada vez lo hacen con más descaro los países que mayor poder económico y militar tienen.

Las contradicciones que genera el desarrollo capitalista da lugar al autoritarismo y a la confrontación entre los propios imperialistas, dieron lugar a la I y a la II Guerras Mundiales y veremos la III en el intento de controlar las energías fósiles que se están agotando, y que su desaparición se calcula supondrá la muerte de más de 2000 millones de personas. Si el autoritarismo nazi fue el generador de la II Guerra Mundial, el autoritarismo del nuevo fascismo yanqui es el que refleja en espiral el desarrollo de las contradicciones inter-imperialistas-capitalistas.

«La evolución y el desenlace de la experiencia socializante de la Unidad Popular, en Chile, nos desvelan que el gobierno de Allende nunca controló el Estado en su totalidad -el poder legislativo y el judicial le hostilizaron permanentemente-, y mucho menos controló el poder económico».

El Estado es un todo que sirve a la clase social en el poder. Es difícil, como sucedió en España, Chile y ahora en Venezuela que a través de sistemas de formalismo democrático puedan constituirse gobiernos populares que se planteen transformaciones sociales y económicas a favor de la mayoría social explotada. Lenin desarrolló la teoría del Estado y señaló sus principales características: la burocracia y el ejercito permanente. Cuando los gobiernos máximos manejadores de la burocracia, fallan, el principal eslabón, el más caracterizado para asegurar la defensa de sus intereses y ejercer la represión aunque sea descarada y brutal, asume el papel que la burocracia gobernativa no supo defender. En España y Chile no existía un pueblo organizado alternativamente desde abajo, como se consiguió en febrero de 1948 en Checoslovaquia para repeler el intento de golpe de estado. Produciéndose una transición poco conocida de un país altamente desarrollado. En Venezuela a través de las misiones se está ayudando a que el pueblo asuma el protagonismo que le corresponde. Es de confiar que ese desarrollo participativo y organizativo alternativo culmine y se ejerza en todos los centros de producción nacionalizados y privados, ya que de no producirse podemos estar seguros que el socialismo como sucedió en la URSS, finalmente no triunfará.
 

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