POR: Hernán Montecinos.
Fuente: www.espaciocultural.cl (12.08.07)
PREMIO MUNICIPAL DE LITERATURA DE VALPARAÍSO No pocas veces los resultados de los concursos literarios han generado críticas y disconformidades, e incluso más de alguna enconada controversia. Ello resulta comprensible atendiendo las particularidades y parámetros en que estos se dan. Mal que mal, amén de ser recompensados los galardonados con una no despreciable suma de dinero, más importancia adquiere para aquellos que lo obtienen, el enriquecimiento de sus respectivos currículums literarios y quedar posesionados de un status intelectual y prestigio social de privilegio, cuyos alcances van más allá del propio mundo literario.
Sobre el particular no hay que ser ingenuo para no saber que, históricamente, siempre ha habido una estrecha relación entre literatura y política, y por lo mismo, algunos concursos literarios no han podido quedar libres de esta impronta, sucediéndose bochornosas situaciones que han dejado mal parada a la literatura misma. Estos bochornos se han sucedido más de una vez, tanto en los concursos literarios considerados menores como en los considerados mayores. Así, por ejemplo, el concurso literario más famoso, el Premio Nóbel de Literatura, en más de alguna ocasión, ha sido criticado por obedecer más a consideraciones políticas que a méritos literarios. También, más de alguna vez, los nóbeles han suscitado inexcusables omisiones, como lo fueron por ejemplo, el no haber otorgado nunca el premio ni a Jorge Luis Borges ni tampoco a Julio Cortázar. Por lo que se sabe, todo parece indicar que Borges siempre fue vetado por sus desafortunadas opiniones políticas, en cambio, para el caso de Cortázar no ha habido una explicación razonable.
Por cierto, esto no siempre ha sucedido así, ya que en la mayoría de los casos los nóbeles han sido otorgados a los escritores más meritorios, como por ejemplo, a Pablo Neruda, Gabriel García Márquez y Octavio Paz, por citar los más conocidos En los Premios Nacionales ha sucedido otro tanto. Basta recordar el sonado caso del poeta Raúl Zurita, muy criticado en su tiempo por haber recibido el galardón, según acusaron sus detractores, más por méritos políticos en ese entonces, que por méritos literarios. Más recientemente una lluvia de denuncias han recaído sobre distintas personalidades literarias que han participado como jurados en distintos concursos literarios. Así, por ejemplo, tanto el anterior presidente de la SECH, y ahora también el actual, han sido objeto de críticas y denuncias por actuaciones, a lo menos, no muy transparentes, en esa cosa que tiene que ver con jurados, premios y concursos. A su vez, los jurados del Premio Municipal de Literatura, otorgado por la ilustre Municipalidad de Santiago, hace rato que han venido siendo objeto de fuertes críticas por hacer del amiguismo una de las razones para hacer efectivo los galardones. De otra parte, los escritores Jorge Montealegre, Naím Nómez y Teresa Calderón, entre tantos otros, no han estado libres de esta impronta. Más aún, el mismo Consejo del Libro, el Fondart, así como también, la propia ministra de Cultura, y toda la institucionalidad cultural que ella representa, han estado expuestos a una permanente crítica y denuncia por parte de los escritores y otros referentes culturales.
Ahora bien, cualquiera sea el juicio, en pro o en contra que amerite cada una de las críticas, lo cierto es que en lo general, algo no muy transparente está pasando en el otorgamiento de los premios en los concursos literarios, en donde la sombra del amiguismo parece estar penando muy fuertemente. Y llegamos al caso del Premio Municipal de Literatura de Valparaíso, año 2007. Si bien las últimas versiones de este concurso, mostraron las aguas quietas en el gremio literario, esta tranquilidad se rompió abruptamente en la reciente nueva versión. En efecto, si el gremio literario no mostró ninguna duda en aprobar y aplaudir a los galardonados en las últimas versiones, como lo fueron los casos de Cristián Vila Riquelme y Patricio Manns, por nombrar los que recuerdo, en cambio el galardón otorgado por el Consejo Municipal porteño, en el presente año, al poeta Arturo Morales ha suscitado una airada reacción y fuerte crítica en gran parte del gremio literario de la región, algunas de ellas con connotación pública. Y no es que Arturo Morales no haya tenido méritos para obtenerlo, mirarlo de esa forma sería una visión demasiada estrecha, pues el hecho de las críticas y denuncias deben de ser mirados dentro de un específico y muy particular contexto, los que en su conjunto han sido percibidos por los escritores como una muy fuerte agresión a las consideraciones estrictamente literarias.
Para el caso bien vale explicar que el galardón lo otorga el Concejo Municipal, pero como es comprensible, no todos sus miembros necesariamente son literatos o saben de literatura, por lo que, sabiamente, el procedimiento respectivo establece la confección de un “Informe Técnico” a cargo de prestigiados escritores regionales, para que orienten e ilustren a los señores concejales al momento de decidir su voto. Si bien es cierto, el Informe de los expertos no es vinculante, pues los concejales tienen la facultad de votar por quien se les plazca, toda lógica indica lo decidor que se vuelve el citado informe para la decisión última que tomará el Concejo Municipal para otorgar el Premio. Pues bien, es el caso que el Informe Técnico de esta versión estuvo a cargo de los prestigiados hombres de letras y académicos de la región, el filósofo y poeta Cristián Vila Riquelme, la académica Darcie Doll, y el crítico literario Álvaro Bisama. El informe final redactado y puesto a consideración del honorable Consejo Municipal, fue unánime y no pudo ser más explícito a favor del poeta y narrador Eduardo Correa Olmos. Cristián Vila, uno de los miembros del jurado muy claramente señala en una carta pública lo siguiente: “Nuestro informe fue claro, y demostraba unanimidad en considerar que el único postulante que cumplía con los requisitos de trayectoria y excelencia para adjudicarse el premio era el narrador y poeta Eduardo Correa Olmos (cito textual): Por su trayectoria y premios obtenidos, que muestran un sólido oficio tanto como poeta y narrador, Eduardo Correa muestra en su obra un total respeto por el lenguaje y, por eso mismo, continua recreación y revelación de la realidad”. A su vez, el otro miembro de los expertos, Alvaro Bisama, en nota también publica, señala lo siguiente: “Hicimos el trabajo seriamente; evaluamos obras y antecedentes, obras y vidas y no hubo demasiada discusión respecto a quien debería ser premiado: Eduardo Correa Olmos era quien tenía más mérito para recibir el galardón. No era demasiado complejo. Correa había recibido premios importantes (el del Consejo del Libro y el Paula) y en los últimos treinta años publicó dos o tres obras canónicas (con “Bar Paradise” y “El incendio de Valparaíso” entre ellas), amén de una trayectoria no menor como académico y ensayista sobre arte.
El acta con dicha evaluación era más que clara y evitaba cualquier ambigüedad; Correa le ganaba por paliza al resto de los concursantes.” Y más aún, en forma también explicita, el informe técnico, respecto del poeta Arturo Morales, señala lo siguiente: “A pesar de que tiene un trabajo amplio desarrollado en la cultura y la poesía, su trabajo no ha alcanzado la madurez para competir por un galardón que necesariamente reconoce la complejidad de un proyecto escritural mayor. En sus textos no es posible ver un desarrollo de la poesía más allá de lo meramente formal, aunque se presenta en ella una obra promisoria que, sin duda, entregará más y mejores resultados en los años venideros”.
Bueno, pese a la contundencia y lo explícito del Informe, el Concejo Municipal pareció no leerlo, o no entenderlo, puesto que decidió a contrapelo de las recomendaciones de dicho informe, al otorgar finalmente el Premio al poeta Arturo Morales. Una vergüenza, un bochorno, y un no menor escándalo, no tanto más en la persona del galardonado, sino un baldón y un descrédito para el prestigio del Consejo Municipal que hace ratos que no le ha estado achuntando ni a una. Y si afirmo esto es porque han sido estos mismos concejales los que hicieron la vista gorda cuando el anterior alcalde, Hernán Pinto, despilfarraba el dinero municipal a manos llenas a favor de sus operadores políticos, y para hacer pagos de prebendas para aquellos que allegaban aguas a su molino político. Toda la ciudadanía fuimos testigos el de cómo, una vez descubierto el tremendo déficit municipal (miles de millones de pesos), los señores concejales, en forma tardía, vinieron a poner el grito en el cielo una vez quedado al descubierto tamaño hoyo. Lágrimas de cocodrilo, del momento que no reaccionaron en su debido momento dejando de ejercer, por omisión, sus facultades fiscalizadoras para que tamaño escándalo no ocurriera.
En otro orden, hace más de 20 años que me encuentro avecindado en Valparaíso, y el problema de la basura sigue igual en quebradas, escaleras, calles y avenidas, e incluso, algunos me aseguran que está peor aún que antes. Para que decir el cuidado que tenemos que tener para andar en las calles del puerto; siempre con la cabeza gacha y la vista muy pegada en la acera. Así nos aseguramos evitar un resbalón a causa de las suciedades de los perros, esparcidas profusamente en calles y escaleras de Valparaíso.
De otra parte… Sres. Concejales, ¿Hasta cuando siguen autorizando levantar verdaderas empalizadas en el borde costero de Valparaíso?.., verdaderos corta vistas que impiden disfrutar de la contemplación del mayor valor intangible que existe en el puerto, que no es otro que su inapreciable y maravillosos mar. Y, también, ¿por qué los ascensores, que hasta hace poco funcionaban hasta las 23,30 de la noche, dejaron de funcionar después de las 22,00 horas?…Y más aún, como corolario, poco después ¿dejaron de funcionar los días domingos en las mañanas hasta las 13,30 de la tarde? Por cierto que toda promoción turística se pierde en la nada frente a estos y otros problemas que dejan al descubierto la mala gestión e ineficiencia municipal para resolver los problemas que verdaderamente importan a los ciudadanos.
Ahora bien, si el Consejo Municipal ha sido tan mal administrador para resolver los problemas esenciales de la ciudad y sus ciudadanos, bien podría explicarse entonces la ignorancia, o poca prolijidad que tuvieron los Sres. Concejales para haber decidido otorgar el Premio Municipal tan a contrapelo del Informe Técnico de los expertos literarios.
Como última referencia, quiero dejar estampada mi protesta por el hecho que la sesión que otorga el Premio Municipal de Literatura se haga bajo el rótulo de “sesión secreta”…¿Por qué secreta una decisión que debe tomarse de cara a los ciudadanos?. Hoy día se condena y criminaliza a los jóvenes encapuchados, tildándolos de terroristas. Pero, ¿acaso las sesiones secretas no es igual a ponerse una capucha para que el público no sepa quien voto de tal o cual modo sobre materias que a todos nos interesan?¿Para qué nombrar entonces una comisión de respetables si sus informes fundados van a ser pasados por el aro por los señores concejales, muchos de ellos ignorantes en temas literarios?. Estas y otras tantas preguntas son las que flotan en el ambiente literario de Valparaíso.
Por lo demás, eso de las sesiones secretas suena a ridículo, porque bien sabemos que, en Chile, todas las reuniones de cuerpos colegiados que se hacen bajo el expediente de secretos, no es más que un eufemismo para decir que todos los demás inmediatamente lo sepan. Y este premio no ha sido la excepción, porque ya todo el gremio literario y la propia ciudadanía, saben quienes votaron por tal o cual. Nobleza obliga entonces, tenemos que rescatar los votos de los concejales Marisol Paniagua, Alberto Neumann y la del Sr. Alcalde don Aldo Cornejo, quienes votaron en correspondencia con el Informe de los expertos.
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