Polvora negra

Por: Rodrigo de los Reyes Recabarren
Fuente: www.g80.cl (30.05.09)

¿Quién sabe que pensamientos fueron los últimos del anarquista Mauricio Morales Duarte?, que pereció bajo el cielo gris de mayo cuando detonó la bomba fabricada con pólvora negra, que transportaba en sus espaldas, como si cargara todas las fuerzas de la historia, volándolo en mil pedazos. ¿Quién sabe que motivaciones tuvo este joven de veintisiete años de edad, profesor de historia, para fabricar una bomba? Su muerte no es extraña en el movimiento anarquista, que no se las ha llevado pelada en los últimos siglos en Chile. Y en el mundo. Es cosa de recordar el prolongado martirio de Sacco y Vanzetti.

El movimiento anarquista ha sido parte de las primeras luchas sociales en nuestro país. Los otrora partidos obreros, partido de los trabajadores, ya sea comunista y socialista, mucho deben a los anarquistas y a los anarco-sindicalistas al ir creando la necesaria conciencia de clase en el seno del movimiento popular chileno. Cuando Recabarren desarrolla su infatigable labor por organizar al proletariado chileno, ya habían brotes de organizaciones anarquistas creadas por inmigrantes europeos que llegaron a la Argentina y luego cruzaron la cordillera trayendo las ideas de Bakunin, Malatesta y del mismo Piero Gori, que visitó nuestro país. Por alguna razón que la sociología no ha explicado, las ideas anarquistas florecieron con fuerza en nuestra Patria. Humildes o ilustrados hombres y mujeres abrazaron estas ideas: Armando Triviño, Juan Demarchi, Domingo Gómez, Carmen Herrera creando periódicos, repartiendo panfletos, fundando Organizaciones, Talleres, participando en las gestas más gloriosas del movimiento sindical chileno.

Pero cuando el movimiento obrero toma cuerpo y se funde con la rigidez de la disciplina partidaria, los anarquistas, libertarios por esencia, buscaron el camino inorgánico, solitario y difícil. Sin embargo algunos habían cumplido su misión, como Juan Demarchi, un zapatero que jugaba ajedrez con un estudiante de nombre Salvador Allende, y entre cada movimiento le iba explicando los fundamentos de la justicia social. Además de prestarle libros. El propio Salvador Allende lo recordaría años más tarde como una gran influencia intelectual, en su proceso de formación como “luchador social”.

Más allá de las banderas negras y las convicciones más férreas de los anarquistas de que “Nosotros creemos que toda la gente debe ser tan libre como sea posible para determinar sus propios destinos y actividades, sólo con los límites requeridos para el respeto de los derechos iguales de los otros. Una libertad social que permita el total desarrollo individual. No a la autoridad, al militarismo, las clases y jerarquías. Hermandad y unión entre los pueblos, la humanidad es una sola. Nuestra patria es la tierra.” los anarquistas han estado rodeado de un halo mortuorio, un romanticismo enlutado. La historia recuerda que cuando un grupo de jóvenes anarquistas intentó acabar con la vida del zar Alejandro III, entre ellos se encontraba Alexander Ulianov, el hermano mayor de Lenin. Ese intento costó la horca al joven y brillante Alexander. Lenin, que aún no era Lenin, quedó tan impresionado por la muerte de su hermano adorado, pero tuvo la clara visión para exclamar -cuentan los biógrafos- “Ese no es el camino. Nosotros no iremos por esta vía. No es la buena». Y trabajó incansablemente para construir la vanguardia de los trabajadores más poderosa que recuerde la historia.

La condena a Morales Duarte sin propuestas no sirve. El repudio sin alternativas es vacío. Sólo podemos repetir como Lenin: “Ese no es el camino” Mauricio Morales Duarte marchó a reunirse con la historia trágica de sus ideas. Su cuerpo repartido en mil fragmentos son preguntas que, como esquirlas, se clavan en nuestra conciencia. Creo que una democracia que condena a parte significativa de sus hijos a la marginalidad y los excluye de los beneficios, se come a sus hijos en la desesperanza y la automarginación. ¿Cuántos jóvenes se inscriben para votar?¿Cuántos jóvenes le encuentran sentido a los actos electorales?¿Por qué los partidos están entre las instituciones más desprestigiadas? Cuando se avala este modelo explotador, cuando vivimos en una democracia parental, cuando los dos bloques que gobiernan no ofrecen alternativas, cuando el Estado se convierte, como en la pintura de Goya, en Saturno que devora a sus hijos, emergen los Mauricio Morales Duarte, jóvenes anarquistas que enarbolan sus banderas fabricadas en pólvora negra.

Rodrigo De Los Reyes Recabarren
rodrigodlr@patagoniachile.cl

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