Que los devuelvan a Cuba

Por: Jaime Richart
Fuente: http://www.kaosenlared.net (21.07.10)

Leo que los ex presos cubanos llegados de Cuba se declaran enga­ña­dos por el Ejecutivo español porque “no ha cumplido los com­promi­sos adquiridos antes de que partieran de Cuba”.

Fuentes del Ministe­rio de Exteriores rehusaron hacer declaraciones al res­pecto y se limita­ron a afirmar que está en marcha la tramitación del régimen de pro­tección para los ex presos y sus familias. Hasta aquí la noticia.

Lo que tendría que hacer el Ejecutivo es devolverlos a Cuba. Claro que la culpa es del gobierno, pues… ¡a quién se le ocu­rre traer a se­mejante chusma! Sólo a un gobierno que ya no es so­cialista y ya no sabe qué hacer ni cómo gestionar su ideología! Un gobierno que se dice de izquier­das y no quiere ser de derechas, pero que en política exterior desde luego –en lo de­más vamos a dejarlo- es tan de dere­chas como el PP y encima quiere pasar por humanista con gestos tan necios como éste que da entrada a unos militantes facinerosos contra el socialismo cubano.

Y es que éste, el español, es un gobierno de verdades a medias, un gobierno que está abiertamente co­ntra Chávez pese a haber sido ele­gido en las urnas, y contra Cuba, porque renegó hace mucho del ori­ginario socialismo de su fun­dador, Pablo Iglesias. Y ahora las pregun­tas son: ¿qué pretende el gobierno al acoger a estos presos que Cuba se quita de encima? y otra, ¿qué espera­ban de este país esos cuba­nos encarcelados por atentar contra el régimen político de su país?

La acción política adoptada por el gobierno español es tan ridícula y es­túpida como contraproducente para la propia causa pesoísta. Es­paña no recibe por las buenas a disidentes cubanos, como hace Miami. Pero no sé qué es peor, si hacer eso o acoger a disidentes libe­ra­dos para luego tener sobre sus cabezas la preocupación de te­nerlos contentos. Y eso, cuando hay millones de ciudadanos en este país que, por múltiples y justifica­dísimos motivos, viven extremada­mente descontentos entre otras cosas por la misma y supuesta falta de libertad que voceaban allí es­tos que acaban de llegar. No han hecho más que llegar, y ya están denunciando un supuesto incumpli­miento del gobierno. ¿Es que imagina­ban que este país es un reguero de libertades que inun­dan las calles de sus pueblos y ciu­dades? Pues aquí tienen en España una muestra de lo que es una democracia ca­pitalista.

Dice Shakespeare que no basta con levantar al caído: hay que mantenerlo en pie después. Y mantener en pie a estos revoltosos va a ser peliagudo. Lo más probable es que se conviertan en una mosca cojo­nera del gobierno, tras haberlo sido del otro, y que vayan pa­seando por los platós de televisión y radio su miserable, derechosa y repugnante con­dición hasta que se vayan de aquí. Pues los medios serán los que les den carrete. Los medios españoles defien­den la democracia, sí, pero sólo para despa­rramar por ella basura y sacar de ella después notables rendi­mientos. Así son las democra­cias del capital…

En suma, esta necia jugarreta se la ha hecho a sí mismo el Ejecu­tivo español. Así es como remata con ello la fundada impresión de mu­chos ciudadanos, de que el PSOE no es más que una versión hipó­crita de los conservadores. Porque la derecha oficial no lo es. Es una guarida de pandilleros. Y a estos los igno­ra­mos pues si les hiciéramos caso no tardaríamos en liarnos a tiros… En última instancia lo único que distin­guiría a pe­soísmo y pe­peísmo es que el pesoísmo no es fran­quista.

De todas formas, prepárese el gobierno para los quebraderos de cabeza que le van a dar estos cubanos: en cuanto los ex presos va­yan descu­briendo que en España hay tanta libertad o tanta falta de li­ber­tad como en Cuba, y en cuanto se enteren de que también aquí, en las cárceles, hay un montón de disi­dentes por serlo aunque este régimen no los llame así. Aquí se les encierra por alteración del or­den público, por desacato, por injurias a la Corona o por ser se­paratis­tas. Aquí se enmascara la razón de la cárcel para estos últimos en un in­vento llamado apología del terro­rismo.

En suma, lo mejor que podría hacer el gobierno es bien devolverlos a Cuba por insoportables y desagradecidos, bien catapultarlos a Miami o bien encerrarlos de nuevo aquí por inadaptados. A ver si se enteran de una vez de lo que vale un peine en materia de libertades políticas en cualquier país…

Jaime Richart en Kaos en la Red

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