Mi primera experiencia de combate

Por: Manuel Marulana Vélez (Tirofojo)
Fuente: “Resistencia” (Revista de la Comisión Internacional de las FARC-EP. OCtubre del 2006)

Ocurrió hace más de 50 años, por lo lados de Río Blanco, Tolima. Haciendo gala de su buen humor, Manuel Marulanda Vélez, contó así a los estudiantes de la Escuela Isaías Pardo, su singular primera experiencia de combate en la selva colombiana

Las primeras experiencias de combate no fueron muy sencillas, pero les voy a contar algo para que ustedes se den cuenta de una de las tantas hazañas que hicimos para combatir al enemigo. Cuando el Movimiento se comenzó a fundar la primera cosa era que no habían armas ni comandantes; no había quien mandara, no había quién diera orientaciones, no se tenía experiencia de ninguna clase; no se sabía cómo era un combate. Todo lo que intentábamos hacer era producto de la improvisación, porque lo importante era no dejarnos matar; sólo buscábamos
defender la vida, porque tampoco sabíamos por qué nos estaban matando. Se decía solamente que por ser “liberales 9 abrileños”.

El Gobierno conservador instalado en el poder, disponía de la Policía y el Ejército para agredirnos a nosotros los liberales desarmados, inclusive, hasta los machetes y cuchillos los decomisaban con tiempo, para que los conservadores unidos a la Policía nos encontraran desarmados. Después de este breve comentario, voy a contarles la primera experiencia: Ella fue por los lados de Río Blanco
(Tolima). Nos comunicaron que venía la Policía a matar un poco de gente liberal de la vereda; nos agrupamos como unos ciento y pico, con machetes y peinillas de 20 pulgadas, otros con escopetas, y unos muy pocos con revólveres marca Lechuza. En ese momento nos resultó un ideólogo, muy respetado en la región, y nos dijo: «!hombre, yo creo que nosotros podemos hacer lo que hicieron los indios, que enfrentaron a los españoles con flechas. Ahora nosotros salgámosle a la Policía con lanzas, porque vienen es a matarnos. Y les salimos al callejón, que tiene más de 200 metros de largo y unos dos de alto y cuando se metan, los atacamos cerrándoles el callejón, unos en la entrada y otros en la salida, y ahí los acabamos».

Convenido todo, comenzó cada uno a hacer un tremendo chuzo largo y empatarlo en un palo, para hacer el primer combate; venían unos 10 ó 12 policías, creo no eran más, se metieron al callejón, y tome: el primer escopetazo en ambas partes del callejón, y nosotros por los lados con los chuzos. Bueno, y comienza la policía a disparar y a avanzar sobre nosotros, nos asustamos y arrancamos a correr por unos cafetales muy cerrados, unos por un lado y otros por otro; en medio de tamaña confusión resultaron heridos unos 5 compañeros, porque al correr por el cafetal, los que venían detrás, les metieron los chuzos por el rabo.

Esta fue la primera experiencia de combate, ¿cómo les parece? Hoy día un comandante personalmente le entrega a un combatiente nuevo o viejo, una carabina M-1, o M-2, y éste le dice: «yo he venido aquí es a portar un fusil de 20 tiros y no a portar una carabina, esta arma no vale un comino». Como si él fuera un ingeniero experto en armamento, ¿qué tal? Este es un total desconocimiento de la historia de cómo comenzó la lucha armada en este país; como si las carabinas no fueran el arma mas preferida y portátil de la contraguerrilla. Las carabinas M-1, M-2, San Cristóbal, Perillas punto 30, fusil M-1 y otras, las recogió el Comando de combate General del Ejército, no por malas sino para bloquearnos por las municiones, ahora lo está haciendo con las otras armas; esto es lo que no saben quienes muestran desprecio por las armas antes mencionadas.

Les voy a contar dos experiencias más. Habíamos unos 50 ó 60 hombres liberales en un punto llamado La Gallera, también de Río Blanco; unas 5 horas más adelante vivían los conservadores, tenían revolvercitos Lechuza, escopetas de varios calibres, pistolitas y carabinas 22. Les hicimos la inteligencia y resulta que todos los días a las 5 de la mañana salían para un pozo a lavarse la cara y a cepillarse, hasta que un día, a las 5 de la mañana, los asaltamos a puro machete y les tomamos las armas porque al salir al baño las dejaban en la casa; entonces ahí, ya nos hicimos al primer armamento y por el éxito, hicimos fiesta. Vean ustedes cómo comenzamos a conseguir las armas para la confrontación partidista.

Esta es la otra: Una vez 120 hombres, todos armados de escopetas malas y buenas, hacíamos una travesía para llegar a Las Hermosas, (Tolima), y nos dimos cuenta que llegaban 10 soldados a una hacienda, acompañando a un hacendado. Les montamos la emboscada y a pocas horas llegaron; peleamos 4 horas con ellos, hasta que los vencimos. Ese día nos hicimos a los primeros fusiles. Vean Ustedes como ha comenzado este proceso para ir consiguiendo las armas.

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